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* “La verdad que conozco es otra”, dice el ex jefe de prensa de quien fuera procurador durante el doble asesinato a manos de policías en la autopista del Sol

* Ofrece que escribirá su versión y que acudirá a la Fiscalía para dar a conocer lo que sabe

* “He recibido amenazas” por esto, dijo, y responsabilizó al ex alcalde de lo que le pase

* “Solo veo odio, ponzoña que te asfixia”, le responde López Rosas a su ex colaborador

* Los argumentos que arguye, dijo, ya fueron analizados y descartados

ROBERTO RAMÍREZ BRAVO    /

 

Acapulco, 12 de julio de 2018. Desde temprano, el ex procurador Alberto López Rosas y quien fuera su jefe de prensa en la Procuraduría, Roberto Camps Cortés, se enfrascaron en una discusión en torno al asesinato de dos normalistas en la autopista del Sol a manos de policías (federales, según una versión, y ministeriales, según la otra), el 12 de diciembre de 2011.

Un día antes, el miércoles, López Rosas anunció en Chilpancingo que propondría a los diputados del próximo Congreso local desechar el juicio político en su contra por ese caso, promovido por la Comisión Nacional de Derechos Humanos, ya que en cinco años no ha tenido ningún avance, y crear una Comisión de la Verdad para que de una vez por todas determine quién asesinó a los jóvenes normalistas Jorge Alexis Herrera Pino y Gabriel Echeverría de Jesús. López Rosas ha sostenido que la autoría de los crímenes fue de policías federales y no de los ministeriales que estaban bajo su mando, pero que a los primeros los protegieron desde el gobierno federal de Felipe Calderón Hinojosa.

El intercambio entre Camps Cortés y él ocurrió en un chat de periodistas y funcionarios. Camps, quien también fue director de Comunicación Social durante el gobierno de López Rosas en la alcaldía de Acapulco, abrió fuego con un comentario, a las 8:26 de la mañana: “No sé a qué le tira López Rosas con la comisión de la verdad por el caso de los normalistas asesinados en la autopista. Sólo basta recordar que al detenerlos, sus elementos ministeriales les sembraron armas. O es un hipócrita, o sufre de amnesia, o de plano ya se le safó un tornillo”.

“Su petición al Congreso local para que se sobresea su juicio político, tiene como destinataria a la mayoría de Morena de la próxima legislatura. Vamos a ver de qué material están hechos los legisladores”, prosiguió Camps, quien en los últimos años se ha desempeñado como jefe de prensa o asesor de políticos perredistas, en particular de la ex candidata a gobernadora y ex candidata al Senado, Beatriz Mojica Morga.

-Roberto Camps. El odio cegó tu razón. Dios te bendiga, le respondió López Rosas en el mismo chat.

-Al revés, tengo los ojos bien abiertos. No pierdo la memoria ni mis principios –reviró Camps.

En el ínterin, y sin que viniera a cuento, el ex director de Gobernación durante el gobierno de López Rosas en la alcaldía porteña, Joel Castillo Gómez, empezó a intervenir para defender a su ex jefe.

-Caray mi amigo? –le recriminó a Camps-. Alberto busca la justicia y la verdad…una verda que fue manchada por el gobierno represor de García Lluna. los judiciales en esa acción actuaron por su propia cuenta y nunca hubo la orden de Alberto culpar a ningún estudiante. TAL PARECE QUE TU ESTAS A FAVOR DE TODOS LOS CRIMENES QUE COMETIO FELIPE CALDERÓN.

-La verdad que conozco es distinta. Esa es una «verdad» fabricada por Alberto –le respondió su ex compañero de trabajo en la alcaldía.

-Solo veo odio. Ponzoña que te asfixia –insistió López Rosas a su ex colaborador.

-Sólo veo lo que eres –reviró Camps-: Repetir mil veces una mentira no te dará la razón.

-Sin duda influencie en Los Tribunales de La Suprema Corte. Que influyente soy. No te envenenes tanto.

-¿No les sembraron armas? ¿No recuerdas que eso te reclamé ese día en tu oficina cuando eras procurador?

-Fue el no primera versión. Ningún manifestante fue consignado por posesión de armas, o si? Dame el nombre.

-Escribiré mi versión, ya te lo dije. Aportaré todo lo que tengo. Ten paciencia. Sigue tu día, yo vuelvo al trabajo –dijo Camps, tratando de cerrar ya la discusión.

-No le tengas miedo a la Policia Federal, no seas cobarde, encárgate también de ellos –lo retuvo López Rosas.

-Sigue desviando el tema, te conviene –insistió Camps.

Volvió Joel Castillo a meter su cuchara, otra vez para defender a su ex jefe:

-Roberto –dijo- la muerte de esos jóvenes fue directa por la policía federal. Tú verdad esta envenenada, torcida por el odio y la mentira. Alberto es un hombre íntegro, los judiciales nunca dispararon, solo amagaron.

-¿Sí viste la foto donde la bala del arma de un ministerial ya está en la recámara de salida? –reviró Camps-. No te juzgo Joel, eres ignorante de los hechos. Si los ministeriales salieron libres es porque no se presentó el caso como autoría indeterminada de la agresión. No porque no hayan disparado. Y López Rosas se dedica a desviar el tema, esa es la verdad.

Entonces López Rosas volvió a intervenir:

“El ignorante eres tu Roberto. Es contra la Ley saber los hechos y ocultarlos, declara ante La Fiscalia o serás un cómplice irresponsable. Te convoco a que lo hagas. ¿Me permites pedir la cita para que comparezcas?”

-Adelate, puedes citarme, no tengo inconveniente –reviró el ex director de Comunicación Social.

-El lunes –adelantó López Rosas- gestionaré la cita ante la Fiscalía para que comparezcas Roberto, tendrás tiempo para que reúnas y lleves los elementos que dices tener. Te felicito por tu actitud responsable, al aportar datos que hasta en momento no se tienen.

-Tengo los datos que se ventilaron en eso días, para tu intriga Alberto, eres insidioso como nadie –dijo Camps, y anunció que se retiraba para irse a trabajar.

-Si son esos datos, entonces ya fueron analizados, y concluyentes, de la inocencia de los que integramos en ese tiempo La Procuraduría. Pero no importa, apórtalos –retó el ex procurador.

-Lo haré, los compartiré aquí, cuenta con ello, y que juzguen quién miente –insistió Camps, ahora sí ya retirándose.

Pero antes mostró una fotografía de un normalista. “Lo recuerdas? Caminaba frente a tus policías. Recibió un balazo”.

-Está investigado y juzgado, no fueron policías ministeriales, por eso están libres. Tu haz el señalamiento directo de que policía es quien disparó, lo debes saber –insistió López Rosas.

Luego Camps mostró otra fotografía, de un policía ministerial donde se ve la bala alojada en la recámara. “Lo recuerdas? Tú decías que no iban armados. Eres un farsante. Y te recuerdo que por discutir estos temas ya fui amenazado de muerte, por tanto te responsabilizo desde ahorita si algo me ocurre”.

-Absurdo Roberto –señaló López Rosas-, esa fotografía circuló en todo el mundo, no disparó, solo apuntó, más que investigado. Mientes al decir eso. El primer grupo que salió no iba armado; el segundo si, al oír los dispares y el ver el humo de la gasolinera, así lo declaré siempre y lo comprobé. Ves, estás perdido. Tu ponzoña le gana a tus sentidos.

-Tú sabes lo que te reclamé ese día –respondió Camps, quien ya se había vuelto a despedir-. fuiste cambiando tu versión. Al final me cerraste la puerta. Siempre intenté evitar que hicieras el ridículo.  Por eso te corrieron, por defender lo indefendible. Ahí te perdí el respeto.

-Estas desquiciado Roberto, ridículo el tuyo, he actuado con profesionalismo en el caso. No me corrieron es otra ofensa que buscas provocarme, salí dignamente, tu llegaste conmigo y te quedaste, tu si te humillaste. Fuiste desleal y cobarde, es tu naturaleza, ahora te conozco.

-Tu lenguaje te describe. Tú no me diste el cargo, me lo dio el gobernador. Me quedé y me enteré de todo y eso te irrita.

-Mi razón me da calidad moral. Cuando duermas, cuida no ahogarte con tu veneno.

-Eres falso. Sí Alberto, sí el niño es bueno y puro

-También el Gobernador te dio el cargo en Comunicación Social de la alcaldía. La ingratitud te caracteriza.

-Recuerdas que fui tu jefe de prensa en la campaña? Y  nunca hablo de ese periodo. Y tú sabes las cosas que te dije en esa época.

-Nada me irrita, tenías cerca al Procurador, que llegó después, estuviste a su servicio, porque no le informadte lo que dices haber sabido? No seas ridiculo.

-…cuando ya se labraba tu desprestigio.

-Lo hubieras declarado. No oculto nada, habla lo que quieras, ya te conocen. Entonces Roberto en un acto de contrición, pide disculpas y perdón a tus lectores, si, eres un embustero, admítelo con humildad.

-Sí Alberto, yo soy el villano, no te preocupes, tú eres bueno y puro.

-No me preocupo. Ten la seguridad.

-Serénate entonces. Que tengas buen día.

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