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VERÓNICA CASTREJÓN ROMÁN  /

 

Acapulco, 15 de octubre de 2018. El coordinador de postgrado de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Guerrero, Saúl López Silva, puso el dedo en la llaga: “Lo único que explica la ola de violencia que azota al gremio médico en Acapulco y a toda la sociedad, es que hay corrupción e ineficiencia, y en ese sentido, complicidad, complicidad voluntaria o involuntaria de las autoridades”.

El también Premio Estatal al Mérito en Ciencia y Tecnología 2014, fue entrevistado este domingo 14 de octubre, durante la manifestación en el zócalo, en donde cientos de médicos exigieron justicia para la oftalmóloga Reyna Valenzo Pérez, quien muriera a manos de hombres fuertemente armados que se dieron a la fuga el viernes pasado, luego de balear a su víctima mientras aguardaba por la luz verde en el semáforo de avenida Solidaridad.

Saúl López Silva detalló: “Se anuncian inversiones millonarias en infraestructura, equipamiento, armamento y camionetas, y no vemos resultados; ¿cómo es posible que no funcionen las cámaras de la ciudad, que no funcione la inteligencia policial?; ¿cómo es posible que la presencia de tantos cuerpos de seguridad no inhiba la criminalidad?

Ahora más que nunca, dijo, “es indispensable una movilización social porque por lo visto, los gobiernos de los tres niveles no tienen ni interés ni capacidad para enfrentar el problema de la inseguridad; hay una ola creciente de hechos delictivos y no se puede explicar que no haya ningún resultado, matan a diestra y siniestra y nunca se conoce, al menos, que se dé con los responsables”, recriminó.

Denunció que hay médicos o enfermeras que han sido amenazados en el interior mismo de los hospitales, mientras que otros han sido extorsionados vía sus teléfonos celulares o en sus consultorios; “y hay además, obviamente, violencia en el propio ejercicio médico; es decir, cuando el paciente acude y no recibe la respuesta que espera, amenaza directamente al personal de salud, enfermeras trabajadoras asociales personal de laboratorio, todos, le aseguro, tenemos historias que contar con esta dinámica de inseguridad. Y eso sistemáticamente es minimizado por el gobierno”.

En medio del repicar de las campanas de la catedral llamando a misa, y por entre las proclamas de los altavoces mediante los cuales los oradores que acudieron al mitin desahogaban su inconformidad e impotencia ante la impunidad con que son acosados por las bandas delincuenciales que operan en el puerto, el funcionario de la facultad de Medicina recalcó que hace falta una respuesta de la organización civil organizada, y manifestó su acuerdo porque sigan las manifestaciones en reclamo de justicia por el atentado –al que algunas oradoras calificaron de feminicidio– en el que perdiera la vida la doctora Reyna Valenzo Pérez.

“Este asesinato con un carácter tan artero, desproporcionado, con tanta saña; tan irracional, ha impactado de manera muy profunda en todos porque no pasó en un lugar alejado ni a una hora impropia, sino en un lugar donde miles de personas pasamos; de día, en el alto de un semáforo”, explicó Saúl López Silva, quien agregó:

“No sé exactamente qué pasó; pero no es posible que esto siga y que uno no pueda circular libremente y se arriesgue al detenerse en un semáforo porque esos segundos pueden resultar en nuestra propia muerte”.

Recalcó que la denuncia legal ante la Fiscalía es indispensable y señaló que todas las personas y todos los profesionales de la salud víctimas de hechos delictivos como extorsión, robo o amenazas deben hacerlo público y realizar la demanda penal correspondiente; “en ese sentido es válida la vía institucional; pero ahora más que nunca, reiteró, es indispensable una movilización social”.

Durante la manifestación en la que culminó la marcha que más de 500 médicos hicieran a las 8 y media de la mañana, partiendo del asta bandera hasta el zócalo de Acapulco, quedó de manifiesto el afecto y respeto ganados por la oftalmóloga sacrificada a manos de la delincuencia. Hace apenas un año, que después de 28 entregados a su práctica profesional se había jubilado del Seguro Social. En el momento de su muerte era trabajadora de la Dirección Municipal de Salud y del Centro Estatal de Oftalmología, en donde, de acuerdo con testimonios, se caracterizó siempre por su empatía y solidaridad.

Era eficiente y madre de un joven médico que estudia una maestría en el extranjero, para el cual solicitaron una beca del gobierno, pues ella multiplicaba sus esfuerzos para poder hacer realidad su meta profesional.

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