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* Jonh Bailey y Lucía Dammert consideran que eso solo se logrará con la aplicación de estrategias y políticas adecuadas

 

SANTIAGO HERRERA  /

 

Acapulco, 8 de septiembre de 2017. Los catedráticos John Bailey y Lucía Dammert, coincidieron durante el Foro Internacional de Seguridad Ciudadana ¿Es posible vencer la criminalidad?, realizado en el salón El Faro, en que los altos índices de violencia y criminalidad que se registran en el país, pueden aminorarse a largo plazo, aunque recalcan, que solamente será con la aplicación de estrategias y políticas adecuadas.

Bailey indicó que “si vencer significa reducir violencia y controlar algunas de las prácticas de los criminales, sí es posible vencer, es posible bajar el nivel de violencia y es posible manejar cierta de las practicas más nocivas de esos grupos, si vencer significa eliminar la criminalidad, esa otra cosa”, y añadió que “sí es posible remediar, controlar, hasta cierto punto, ciertos síntomas del crimen común y del crimen organizado”.

Agregó que dentro de las medidas a implementar, está que los tres niveles de gobierno, municipal, estatal y federal, hagan un pacto o coalición para hacer frente a la criminalidad; “si no hay ese tipo de pacto, entonces cada nivel tiene que buscar su nicho y sembrar anticuerpos, porque esos anticuerpos a través del tiempo pueden ayudar en aminorar o controla la criminalidad, entonces es un sendero muy largo y los resultados van a estar a mediano y largo plazo pero hay que empezar”, dijo.

Por su parte, Lucía Dammert, dijo que es posible enfrentar el problema y que para ello se requiere que no se mire al costado, ejemplificó diciendo que de nada sirve que se realicen programas de turismo para aminorar la violencia porque “¿quién va a venir a un lugar que es conocido por ser violento?, o que diga no, yo voy a salir adelante solo con temas económicos porque la seguridad ya es parte de lo que es el desarrollo sustentable de una localidad”.

“Es posible enfrentarla, sí, se requiere de reconocer el problema cien por ciento, de entender cuáles son las calidades y los elementos del problema también, requiere que todos nosotros sepamos cual es nuestro rol en el problema sin duda”, dijo.

Puntualizó que en el caso específico del crimen organizado, las estrategias deben ser a mediano y largo plazo; “tienen también que ver con una valoración de lo que es una política no corrupta, una política mejor que busque alianzas, que busque mecanismos de largo plazo y que sobre todo aumente los niveles de transparencia”.

John Beiley también indicó que una de las posibles estrategias a implementar, sería el mando único, porque “en un cuerpo policial puedes reclutar, entrenar y se puede subdividir en especialidades con respecto al control del crimen organizado, por ejemplo si hay mando único pueden ellos conformar un grupo antisecuestro, pueden formar un grupo anti lavado de dinero, pueden formar un grupo sobre trata”.

En ese sentido, añadió que entre las ventajas del mando único es que se puede crear una sola organización en la que se podrían controlar varios elementos y a su vez crear subunidades y especialidades.

Por su parte, Lucía Dammert, señaló que lo importante de un mando único o mixto, es que exista una policía que haga las cosas bien; “si eso implica mando único, discutámoslo después, pero hoy día ¿quién hace investigación criminal?, ¿hoy día quien responde a la señora que le robaron el auto?, ¿qué significa que a uno le maten un pariente? y la respuesta sea, no, tal vez estaba metido en algo raro, todas esas preguntas van hacía lo común si no se profesionaliza el servicio policial”.

“Lo que uno encuentra en México, es que desde hace muchos años uno hace como que trabaja y el otro hace como que le pagan, y eso es una súper mala receta”, indicó.

Añadió que los índices de pobreza no tienen relación con la delincuencia, no así con la desigualdad, pues explicó que “cuando muy poca gente tiene mucho y hay mucha gente que tiene poco y el valor del éxito es la plata, ahí si hay problemas serios de desarrollo de violencia, crimen y conflicto, lo que si hay que hacer son medidas”.

Sobre el tema de las policías comunitarias, la también ex asesora de Ministerio Interior en Chile, dijo que es un término erróneo, debido a que “la policía es un rol del estado y a mí no me parece que los ciudadanos tengamos que tener tareas policiales, porque nosotros no tenemos la capacidad afectiva de definir cuál es el grado del uso de la fuerza que usamos, y si nos interesa que estamos protegiendo los intereses de todos o son intereses individuales, entonces ahí hay que tener bastante cuidado”.

Reconoció que algunas de esas policías comunitarias han sido efectivas, pero indicó que en algunos casos también “los ciudadanos armados terminan yéndose

para el lado oscuro de la fuerza, y por ende yo creo que ahí si hay que tener cuidado”.

Ambos catedráticos reconocieron que el sistema carcelario actual, solamente castiga y no rehabilita y que en muchas ocasiones forma parte del problema.

Por su parte, el también autor del libro Crimen e Impunidad, indica que uno de los factores de que las estrategias y programas enfocados a combatir la violencia no funcionen, es que son fugaces, ya que indica, con el cambio de los gobiernos, cada tres o seis años, se pierden la continuidad de ellos, negando resultados a largo plazo.

 

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