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ROBERTO RAMÍREZ BRAVO    /

 

Acapulco, 02 de mayo de 2022.

Durante la conferencia de prensa que los lunes ofrece la alcaldesa de Acapulco, Abelina López Rodríguez, el director de Capama, Arturo Latabán López, informó que existe la intención de la paramunicipal de enviar a usuarios con tres meses de adeudos, al buró de crédito.

El anuncio no pudo ser menos desafortunado. Ocurre en el mismo momento en que pobladores colapsan las calles para exigir que al menos una vez les llegue el agua potable a sus domicilios, y denuncian que el recibo sí llega puntual, aunque solo para contabilizar el aire que pasa por su medidor.

“Y sabemos -precisó Latabán en tono de amenaza- lo que representa estar en buró de crédito, que es precisamente que ya no serían sujeto a crédito por instituciones que otorgan el mismo”.

Se entiende que la medida es una estrategia para presionar a los usuarios y obtener el pago correspondiente, ya que las cifras de cartera vencida que el propio Latabán dio a conocer, son muy altas, y se entiende que es necesario el ingreso porque sin dinero simplemente no es mucho lo que se puede hacer, o no es nada.

Sin embargo, otra vez el gobierno de Abelina López se encuentra entrampado en un problema de comunicación. No es que las cosas no deban decirse, o que no deban hacerse, pero cómo se comunica, puede ser determinante para que los objetivos se cumplan.

Como se ha dicho, el contexto del anuncio no puede ser más desastroso: ni siquiera es que haya declaraciones de líderes resentidos que usen la falta de agua para hacer presión. Es que hay gente saliendo a la calle, harta de no tener agua en su domicilio, y de promesas de campaña que no se cumplieron. El correlato de esto, es que, a diferencia del líquido, el recibo sí llega puntual.

Si se revisan las cifras que dio Latabán, respecto a las colonias donde hay más morosos, se puede ver una clara relación entre la falta de servicio y la falta de pago. El funcionario dijo que son 25 colonias las que concentran la mayor morosidad, de las cuales mencionó solo algunas: Coloso, Progreso, Fovissste, Costa Azul y Praderas de Costa Azul, Colosio, Renacimiento Sector 2, San Agustín, Zapata, Cruces. Debió incluir ahí a la zona Poniente, donde con mucha frecuencia la gente sale a manifestarse para pedir el agua, y el área de la Cima-20 de Noviembre, que este lunes los colonos colapsaron la circulación con la misma demanda.

Pero la relación es clara: las colonias que no pagan, son las que no tienen el servicio. Según Latabán, con su pago se recaudarían cientos de millones de pesos, pues por colonia, deben entre 80 y 37 millones cada una. Desde que empezó esta administración, la estrategia ha sido, según informó el director, de presión hacia los usuarios, de tal suerte que en siete meses se han aplicado 27 mil cortes y suspensiones, una cifra que él mismo calificó como histórica.

Usó una frase para explicar esta estrategia: Dios da el agua, pero no la entuba. Por ello, dijo, Capama debe cobrar, pues presta un servicio que requiere gastos de mano de obra y electricidad. El problema es que los usuarios pueden oponer a esta explicación, otra: Capama entuba el agua, pero no la da. Por eso no la pagan.

Sin embargo, el gobierno municipal mostró este lunes un interés distinto, aunque encubierto: echar la culpa a administraciones anteriores, en particular a la que encabezó Adela Román Ocampo -con quien López Rodríguez parece tener una fijación personal-. Por ello, usó la falta de pagos para justificar sus propios incumplimientos, pero no la misma causa para entender incumplimientos anteriores.

En ese contexto, si bien Capama tiene el derecho de cobrar por un servicio, que es la entubación del líquido; también tiene la obligación de dar el servicio por el que está cobrando. La llegada de aire en lugar de agua no es nueva, ocurría desde los tiempos del viejo PRI. A Rogelio de la O, a Antonio Pizá Soberanis, a Juan Salgado Tenorio, en los 90, les tocó enfrentar grandes movilizaciones de colonias y pueblos que rechazaban pagar un recibo cuando las tuberías estaban siempre secas.

El fenómeno sigue vigente con demasiada crudeza. Si bien no es originario de esta administración, sí lo es el intento anunciado de mandar a buró a los usuarios que adeudan más de tres meses.

En su informe, Latabán no incluyó la mención de ningún hotel de la zona turística, aunque igual que el aire en las tuberías, ha sido recurrente la existencia de tomas clandestinas. ¿Cuánta agua se necesita para abastecer a un departamento con tres habitantes? ¿Cuánta se necesita para un hotel de 100 habitaciones, con alberca y áreas verdes? ¿Pagan realmente los hoteles lo que les corresponde? También mirando a los grandes usuarios, a los que por cierto nunca les falta el agua, haya una forma de incrementar los ingresos.

La medida anunciada en la conferencia de prensa no puede ser más dura. Lo sabe Latabán y lo dijo: significa que por no pagar el agua, los usuarios perderán la oportunidad de acceder a cualquier otro tipo de crédito. Una medida impopular, porque es injusta, y golpea a los más pobres. Mientras la Capama no cumpla con sus obligaciones, será muy difícil convencerlos de que deben seguir pagando el aire, o tendrán menos posibilidades de que les llegue un día el agua a sus domicilios.

Es extraña esta forma de comunicar de este gobierno que se dice de la 4T: un día, llama al pueblo sabio a apoyarlo contra la CFE por los abusos de la paraestatal, y al otro día amenaza este mismo pueblo sabio con quitarle la oportunidad de acceder a cualquier crédito por no pagar el aire que recibe (o el agua que no recibe).

Así no, pues.

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