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RAUL SUAREZ MARTINEZ   /

 

Chilpancingo, 19 de julio de 2020.

No, en Ayotzinapa nunca han necesitado quién les diga qué es lo que tienen que hacer.

Sin embargo, así como en aquel fatídico 12 de diciembre, cuando la información que fluyó decía que el plan original no era bloquear la autopista a la altura del Parador del Marqués y, obviamente nadie pensaba en un desenlace tal y como ocurrió así, se puede definir el inexplicable actuar de los estudiantes este viernes pasado en el Congreso del estado.

Por cierto, hasta donde se puede estar enterado, no había padres o familiares de los desaparecidos en el evento, acaso van por pistas separadas, tal vez el movimiento social está tan dividido como la mayoría de los partidos políticos.

En la historia del movimiento social siempre ha habido infiltrados y, no estamos hablando de alguna oreja en la base que tal vez alcance a escuchar algo importante, no. El espionaje siempre ha estado al más alto nivel, se dice que el mismo movimiento armado estaba infiltrado, en cierta ocasión, José Francisco Ruiz Massieu e Israel Soberanis en reunión con el Comité Estatal del PRI llegaron a decir que tenían en el mismo Comité ejecutivo estatal del PRD quien les informara de las discusiones y acuerdos de ese nivel. El Movimiento 500 años de Resistencia Indígena, tuvo en su mesa dos agentes de gobernación; un joven que llegaba primero que todos y se iba al último, y otro presunto dirigente de comerciantes del centro que, hasta el filtro de San Cristóbal de las Casas, fue detenido para evitar entrara a la sede de la CND en la selva Lacandona. El movimiento magisterial otro tanto. Bueno, hasta, cuando menos uno de los gremios periodísticos fue dirigido por alguien que empezó como agente de Gobernación y de tanto andar de oreja y recogiendo información, terminó como “periodista” y su dirigente.

Por eso, no sería raro que el movimiento estudiantil tuviera entre sus filas y peor, entre sus dirigentes, alguien que jugara un doble juego y que, conociendo la naturaleza rebelde de Ayotzinapa, aproveche estas condiciones para implementar este tipo de acciones que, en este contexto, no tienen razón de ser.

Porque si nos remitimos a los últimos acontecimientos, el Gobierno federal ha mantenido una permanente comunicación con los padres de los desaparecidos, Encinas encabeza ese enlace; el mismo presidente Andrés Manuel López Obrador se ha reunido recientemente con los padres. La investigación que ha realizado la fiscalía nos indica que algo se ha estado haciendo, se desmintió la “verdad histórica”, Tomas Zerón está siendo perseguido e investigado por este caso, lo mismo que gran parte de los que tuvieron que ver con las mentiras oficiales del gobierno de Enrique Peña Nieto.

Se entiende que la noticia de que se han identificado los restos humanos encontrados como parte de uno de los muchachos no guste, duela, no sean del gusto de muchos, entendemos que, y lo deseamos, todos estuvieran vivos, pero en todo caso los resultados de la investigación de las actuales autoridades, están dando más luz que las mentiras de Peña y compañía.

Desconcierta, no se justifica, no con el trato y resultados de este gobierno. La lucha social es respetable, pero debe de tener sustento para que el resto de la sociedad la apoye o, cuando menos, la comprenda.

O peor aún, estamos ante la ya clásica táctica maoísta de los años 70; sí, de aquellos que después se convirtieron en PT. Cuentan los que saben que, ante lo avanzado de las negociaciones ante autoridades gubernamentales en la demanda de los famosos Comités de Defensa Popular de aquel entonces, los dirigentes políticos del movimiento urbano, agregaban o exigían más resultados para sus “agremiados”. En el fondo, el miedo era que, resuelta la demanda social, la participación activa de sus seguidores tuviera un bajón considerable y, eso no era rentable política ni económicamente para quienes dirigían y daban línea al movimiento.

Espero que eso no esté pasando… otra vez.

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