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GUADALUPE RODRÍGUEZ    /

 

Acapulco, 03 de octubre de 2021

Repite una mentira mil veces hasta que se convierta en verdad, decía Joseph Goebbels.

Muchas veces hemos escuchado esta frase. Para quienes estamos involucrados en la propaganda y el marketing es una gran verdad. Pero, la incongruencia de los actos con los hechos es inobjetable algunas veces. La mentira del discurso reluce ante la cruel realidad de los actos.

Una fuerte crítica de los adversarios de los gobiernos de la 4T es la falta de congruencia entre los dichos y los hechos. Gobernar con la 4T parece un inalcanzable sueño que se vuelve pesadilla para algunos gobernantes extraídos del partido en el poder, Morena.

¿Qué tienen en común esos gobernantes? Han demostrado una completa falta de coherencia en el decir y el hacer.

Pero, ¿qué es un gobierno 4T? Los más conocidos preceptos del partido en el gobierno son: no mentir, no robar y no traicionar al pueblo. Pero, ¿de qué pueblo hablamos?  El pueblo, no es hoy una mass media que puede ser hipnotizada por “la verdad” que anuncian los medios de comunicación. El pueblo (para referirnos a los gobernados) son un crisol de mentes que reacciona bajo distintos intereses y estímulos. Hoy referiremos a dos, distintos entre sí; uno es el pueblo ofendido, el de la lucha social, al que refiere constantemente Andrés Manuel López Obrador, ese con el que se tiene la deuda histórica. El segundo es el pueblo que no comulga con la 4T. El olvidado por la política social de AMLO, ese que no está incluido en ningún programa asistencial por ser aspiracionista. El segundo pueblo, es el de postura crítica y sagaz.

En campañas, por lo menos en los procesos electorales del 2018 y 2021, la propaganda de ser de la 4T resultó un halo protector necesario para los actores políticos, que, conocidos o no, morenistas o no, lograron ser ungidos como candidatos de Morena. Un discurso que endulza y convence al primer pueblo, donde la simpatía por el presidente y la 4T aún permanece firme y constante. No era necesario escudriñar los perfiles de los candidatos, los hubo hasta infractores de la ley y ganaron.

¿Pero gobernar? Gobernar bajo la marca de la 4T es diferente. Porque se gobierna para todos. Un gobernante de alto nivel, sea de Morena o no, por su investidura requiere un estricto dispositivo de seguridad y un sistema de protección. La razón es clara: la naturaleza del cargo.  Pasa de ser una persona cercana al pueblo, de caminar a ras de suelo, de ir casa por casa para convertirse en un gobernante un tanto intocable, a cierta distancia del pueblo. Y no es porque el pueblo no pueda llegar a él, sino porque deja de ser igual a él (al pueblo). Comienza la cruel realidad de los hechos. Cambiar el Jetta por una Suburban, desconcierta. Y ser escoltada por la Marina, aleja.

Abelina López Rodríguez, la que fuera la candidata del pueblo en Acapulco, cuenta ahora con un fuerte dispositivo de seguridad también. ¿Dónde quedó la camioneta que usaba y quiénes protegen hoy a la presidenta municipal? A pesar de que dijo -en campaña- que no tenía ni para comprar un coche.

Los hechos caen como plomo a los gobiernos morenistas ante el falso discurso de la austeridad. La dieta de los ediles de Acapulco ha sido fuertemente cuestionada por el máximo gobernante en el país. Referidos más de una vez en las mañaneras como los mejor pagados, esos ediles hoy son mayoría de Morena y han anunciado hace poco, que se bajarán sueldos en exhorto a la alcaldesa ALR y para dar ejemplo del precepto de ser austeros, cuidando el dinero del pueblo.

Sin embargo, nuevamente el discurso es insostenible ante la realidad. ¿Es posible ser gobernante en la austeridad? ¿Puede un edil quedarse sin dieta? ¿Cómo ser un representante popular en un municipio donde la gente pide apoyos de manera legítima ante tanta necesidad? Ser gobernante y no tener dinero en la bolsa, ¿es posible y justificable?

Abelina López Rodríguez se enfrenta ante el reto de sostener su discurso. ¿Bajará los salarios o dietas? Aún no lo ha aclarado a tres días de su gobierno. El resto del Cabildo de Acapulco no se ha pronunciado, aunque aún es pronto. Pero tampoco llegó en el 2018 y como referencia no ha llegado al Congreso Local.  Y si se aprueba por este cuerpo edilicio 2021-2024, habrá que ver si aplica a todos o solo a los que pertenecen a las siglas morenistas. ¿Será un acuerdo concensuado, orquestado o montado?

Lo que sí llego en la primera sesión extraordinaria de Cabildo, fue un préstamo de 200 millones para una compra que será adjudicación directa, sin licitar, de unidades móviles para resolver el problema de la recolección de la basura.  Un acuerdo que poco agrada a los ediles de todas las extracciones, aunque los morenistas en una muestra de buena voluntad hacia la alcaldesa decidieron apoyarla con su voto mayoritario.  Es a todas luces un desacierto para un gobierno morenista que se jacta de que cuidará el dinero de sus representados, no clarificar los vicios ocultos de tal adquisición.

Muchas cosas habrán de venir en Acapulco y en el estado, ambos gobiernos con grandes expectativas.  Por primera vez se alínean en los tres niveles de gobierno, las siglas de Morena. ¿Estará Abelina a la altura de las circunstancias o serán sus acciones las que nos hagan despertar del sueño? Para recordarnos que la realidad sigue siendo otra. Un sistema neoliberal voraz, que se ríe en su cara y que la obligará a caer en él una y otra vez.  El pragmatismo de la vida pública sigue ahí, al acecho, esperando y burlándose de la utopía de los preceptos morenistas. Lo que no debemos olvidar es que las grandes transformaciones de este país no se han hecho en tres años, ni se harán en seis.  Al tiempo.

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