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RAUL SUAREZ MARTINEZ    /

Acapulco, 14 de febrero de 2021.

Mis cuatro lectores cautivos, heme aquí de nuevo, ensayé mil títulos para este intento de artículo, al final decidí decir solamente gracias.

Hace 20 días aproximadamente empecé con síntomas sospechosos, 10 días después, por falta de oxígeno acudí al Hospital general de Chilpancingo, después de las pruebas correspondientes que estuvieron precedidas de una excelente atención y bienvenida, detectado que, el mal bicho había entrado a mi cuerpo, por qué, dónde, quién, cuándo. En realidad, ya eran preguntas que no venían al caso, lo importante era en ese momento buscar atención profesional y, eso fue lo que encontré en el Hospital general, a quienes hoy todavía tienen la idea de que los que llegamos enfermos de Covid-19 a los hospitales somos abandonados a mal morir, que no quieren atendernos, que no nos proporcionan medicamentos, quiero decirles que todo eso es mentira, hay una excelente atención y seguimiento en el tratamiento que nos dan.

Me confirmaron lo que ya se sospechaba: el coronavirus trataba de perjudicar más mi organismo, pero, repito la atención médica fue excelente, oportuna en lo que cabe y lo digo así porque incluso creo que debí de haber ido dos o tres días antes. En ese momento no encontré un hospital saturado, si había muchos pacientes de Covid, pero había espacio para los que íbamos llegando, aunque conozco a varias enfermeras y doctores, químicas, no mencionaré a nadie porque los héroes generalmente no tienen nombre, son anónimos, pero salvan vidas.

A los pocos días fui llevado al Hospital militar, ese al cual el gobierno federal habilitó como hospital covid, mi traslado fue con todos los cuidados necesarios y me recibieron de una manera excelente. Agradezco al personal de este centro hospitalario las atenciones, magnifico trato el que recibí de parte de todo el personal, a todas horas y ante la mínima queja por la enfermedad siempre estaban las enfermeras y doctores al pendiente.

Las leyendas urbanas que se han inventado por causa de esta enfermedad les aseguro que en su mayoría son inventos de gente que no tiene que hacer, los que ya pasamos el trance como el caso de su servidor, les puedo asegurar que nuestro sistema medico está, con sus limitaciones cumpliendo al 200% de su capacidad y con una disposición a prueba de todo,

Cuando entramos en el hospital general nos dijo a bocajarro la trabajadora social, “¿ahora si creen que existe el virus?”, les respondimos que, nosotros sí creemos en su existencia, que intentamos cuidarnos lo más posible, nos pidió, cuando les toque vacunarse, háganlo, por favor. Y si, el personal médico está cansado, agotado física y mentalmente, los mismos materiales del hospital están relativamente agotados, debemos cuidarnos, cuidar a la familia, a los amigos, a todos.

Quiero aprovechar, aparte de agradecer de corazón al personal médico, a mis amigos y amigas que estuvieron y están pendientes de mi evolución, sus palabras de aliento, sus oraciones, sus bromas, su disposición plena y total a cooperar con lo que fuera para apoyar es algo que no tiene precio y que, como en el pasado reciente en la familia, no tengo con que pagar, solo un gracias de corazón.

Obviamente mencionar de manera muy particular a mi familia, quien no me abandonó, nunca me dejó por el contrario estuvieron y están al pie del cañón pendiente de que salgamos al 100% de este trance, gracias a mi esposa, mis hijos, a toda mi familia en Guerrero, en Veracruz, los mensajes escritos y dibujos de mis hermosos nietos, sobrinos y sobrinas fueron y son un motor importante para vivir.

Somos muchos los que el sistema medico nos ha salvado, es doloroso saber que hay quienes no lo logran, en mucho es responsabilidad personal, hay que cuidarnos, nosotros, esto es definitivo.

Aquí estamos, dando lata todavía

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