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ROBERTO RAMÍREZ BRAVO    /

 

Acapulco, 01 de julio de 2021.

En su gira de agradecimiento por la zona Norte, la gobernadora electa Evelyn Salgado Pineda se encontró con una petición sui generis: los habitantes de Huitzuco le pidieron que se cambie el nombre a ese municipio para que deje de ser “de los Figueroa”.

En ese mismo lugar, el senador Félix Salgado Macedonio hizo una referencia singular -que ya había hecho en otros momentos, pero que en Huitzuco tomó una dimensión especial- a los “gobernadores machistas, gobernadores de mano dura, matones, hampones, asesinos, rateros y cuatreros los cabrones”.

Hace unos días, el 28 de junio, se cumplieron 26 años de la matanza de 17 campesinos en el vado de Aguas Blancas durante el gobierno de Rubén Figueroa Alcocer, y el mes que viene, en agosto, se conmemora el Día Internacional del Detenido Desaparecido, que trae a la memoria al ex gobernador Rubén Figueroa Figueroa, durante cuyo mandato fueron desaparecidos alrededor de 600 campesinos, según las estimaciones de los familiares, o unos 200, según el recuento oficial de la Comisión Nacional de Derechos Humanos.

En Guerrero el apellido Figueroa ha quedado ligado históricamente a represión y al cacicazgo de una familia que dio al menos tres gobernadores, todos de raigambre priista, que no obstante ahora parece haber caído en desgracia. Su último representante, Rubén Figueroa Smutny, inició su carrera política en el PRI pero desde hace seis años se separó de este partido e incluso apoyó a un candidato, Evodio Velázquez, postulado a la alcaldía de Acapulco por el Partido de la Revolución Democrática, que en esos años todavía representaba a la izquierda en el país.

Al último ex gobernador, Figueroa Alcocer, los priistas lo hicieron a un lado después de su salida del gobierno de Guerrero precisamente tras la matanza de Aguas Blancas, y ahora lo utilizan como una figura decorativa, o con un reconocimiento a su carácter histórico, pero sin facultades para decidir. Muchos figueroístas tomaron camino en otros grupos del PRI o se fueron a otros partidos, y la corriente política que encabezaba se desvaneció, al grado de que incluso Figueroa Smutny, como se ha dicho, abandonó el tricolor.

Pero, ¿es una realidad que ese poder se acabó? Dijo Félix Salgado en Huitzuco: “El pueblo hace posible lo imposible, parecía un sueño, ¿quién iba a imaginar que en Huitzuco se acabaría el cacicazgo?”

En cierto sentido, se ve real el fin de ese cacicazgo, porque por primera vez el PRI perdió frente una candidatura postulada por la oposición. En este caso ganó Morena la presidencia del municipio “de los Figueroa”.

Corresponderá, desde luego, al Congreso que fue electo el 6 de junio determinar el cambio en el nombre para quitarle ese apellido al municipio.

Pero, el fin del clan, todavía está por verse. Como en las series de misterio, aparece en escena, dejándose ver poco, pero asomándose por ahí, un personaje que podría ser significativo en los próximos capítulos. Se trata de Rubén Figueroa Velasco, el cuarto en la estirpe con el mismo nombre. Es hijo de Figueroa Smutny, nieto de Figueroa Alcocer y bisnieto de Figueroa Figueroa.

Se diría, por el simple paso de los tiempos, que generacionalmente ya está muy desligado de los hechos en los que pudieran haber incurrido su bisabuelo y su abuelo al momento de gobernar. Según su cuenta de Facebook, comenzó en 2015 a estudiar Economía y Ciencia Política en el ITAM, lo que significa que ya debe de haberse titulado. Quienes lo conocen dicen que se prepara para seguir los pasos de sus ancestros, quizá con otra visión, o quizá con la misma, solo retocada, eso no se puede saber en este momento.

Es posible que para cuando Figueroa Velasco irrumpa en la escena política, el municipio que lo vio nacer ya no lleve su apellido; también es posible que su abuelo haya tenido que hacer frente por fin a las imputaciones por la matanza de Aguas Blancas, caso en el que ha habido total impunidad a pesar de que la SCJN determinó en su investigación la responsabilidad del gobierno estatal de ese tiempo, el cual se habría comportado -según los ministros- como una pandilla en busca de defender sus intereses particulares, lo que devino en la tragedia.

La llegada de la Cuarta Transformación a Guerrero hace esperar que se terminen los tiempos de los caciques -o se sienten las bases para su extinción-, y no haya más ni un municipio, ni un bulevar, que se llame “de los Figueroa”, “de los Ruiz Massieu”, o “René Juárez Cisneros”, como si hubieran sido héroes de la patria y no, como lo fueron, gobernantes que en su momento agraviaron a los guerrerenses.

RESERVA PROTEGIDA

LA CONSULTA para enjuiciar a los ex presidentes de la República (Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto), necesita contar con 38 millones de participantes, más de los que obtuvo el actual presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, en una votación considerada histórica… AUNQUE LA organizará el INE, no parece haber mucho interés de este organismo por garantizar este nivel de participación, más bien son militantes de Morena quienes andan llamando a la gente a votar el 1 de agosto con un sí o un no… El reto no es sencillo, pero, dicen sus promotores, tampoco imposible.

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