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RAÚL SUÁREZ MARTÍNEZ    /

 

Chilpancingo, 28 de agosto de 2021.

Reza un dicho mexicano que andando entre mulas nada más las patadas se oyen, o algo así.

En estos últimos días hemos sido testigos de la filtración o publicación de un audio con la voz del senador Manuel Añorve Baños, priista, quien sin pelos en la lengua prácticamente está reconociendo que en las pasadas elecciones a gobernador, entre algunas otras posiciones electorales que se jugaron en el estado de Guerrero, prácticamente se vengó de lo que ocurrió hace 10 años cuando compitió por el PRI, claro está, en contra de la candidatura del priista reconvertido a perredista y posteriormente priista de nueva cuenta Ángel Aguirre Rivero quién, utilizando las siglas del PRD llegó a ser gobernador del estado de Guerrero por segunda vez. Recordemos que en primera instancia fue interino supliendo a Rubén Figueroa Alcocer, ambos, por cierto, sin poder terminar el período para el cual fueron electos.

En aquel entonces Mario Moreno Arcos, hoy candidato perdedor del PRI a gobernador, siguiendo las instrucciones de Aguirre Rivero llamó a su gente a votar por su maestro y dirigente; incluso, su hermano Ricardo en ese entonces diputado local de la fracción priista, junto con otros diputados, renunciaron a las siglas tricolores y se afiliaron a la fracción del PRD. La traición fue evidente: en ese entonces el PRI perdió la elección, Añorve se quedó rumiando su coraje pero paciente como es, aguardó la oportunidad, misma que se presentó en 2021 para cobrar venganza al estilo priista.

Ninguno los dos puede llamarse hoy traicionado en el estricto sentido de la palabra, es la manera de cómo en el PRI se llevan, algo pesado; es la manera más suave de cómo en el PRI se cobran los agravios. Lo bueno es que no recorrieron a los estilos de Carlos Salinas de Gortari como en los casos de Colosio y Ruiz Massieu, ese hubiera sido un extremo.

Se viene en este periodo de derrota, sin duda alguna, un cruento enfrentamiento en el interior priista para ver por un lado quién se queda con los despojos y las ruinas del partido y quién tendría que salir por piernas buscando una nueva alternativa. Lo que es claro es que difícilmente, sin recursos, sin poder, sin autoridad moral y política y sobre todo sin confianza en ellos mismos, puedan seguir estos dos grupos u otros bajo las siglas del mismo partido. Mario y el mismo Añorve van a cobrarse las facturas pendientes, pero también van a cobrarle al hasta hoy todavía gobernador del estado Héctor Astudillo Flores las facturas que ellos consideren pudieran estar sin cobrar por el mal trabajo sobre todo en la campaña que Astudillo Flores realizó.

En anteriores ocasiones hemos dicho que la situación en la que se encuentran tanto el PRI como el PRD, de una debilidad extrema, si tomamos en cuenta apenas 6 o 10 años antes y hacemos la comparación, ambos partidos están en el preámbulo de acordar fusionarse para constituir una nueva organización política que intente darles fortaleza, una fortaleza que hoy han perdido.

Sin embargo, en el proceso los priistas tienen que recuperar también la confianza en el PRD porque han sugerido y algunos priistas han dicho, que en el PRD también se gestaron tradiciones hacia el candidato priista, y no están tan perdido los priistas, aunque hay que reconocer que por parte de la cúpula perredista hubo toda la lealtad del mundo hacia Mario Moreno porque obviamente buscaban una tablita de salvación para poder seguir viviendo del erario público, y la decisión de la base perredista de votar por la candidata de Morena o de no votar por el PRI no se puede llamar traición, se tendría que llamar congruencia, cuando menos de la base porque ellos sí saben quiénes son los adversarios políticos de toda la vida.

Se viene, pues, una situación tensa y de preocupación para priistas y perredistas, pero que puede servir para recomponer el juego político en Guerrero.

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