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ROBERTO RAMÍREZ BRAVO   /

 

Acapulco, 10 de enero de 2021.

La postulación de Mario Moreno Arcos como precandidato del PRI para la gubernatura de Guerrero es un avance importante en cuanto a la conformación de la candidatura de la alianza PRI-PRD para ese mismo cargo.

Al mismo tiempo, esa postulación trae aparejado otro tema no menos importante: la candidatura aliancista en el puerto de Acapulco, que como se sabe, representa un tercio del electorado total de la entidad.

De conformidad con varias fuentes consultadas, el pacto de la alianza, promovido por el ex gobernador Ángel Aguirre Rivero y concretado por el actual gobernador Héctor Astudillo, incluyó una reunión con este último, donde estuvieron las dirigencias de los dos partidos coaligados. Entre los acuerdos a que habrían llegado están que la candidatura de Chilpancingo sería para el PRD, que actualmente gobierna; los distritos locales y federales se definirían en acuerdos sobre la mesa, en los que aparentemente no han tenido problemas, a fin de que, en cada distrito federal o local, abandere el partido que esté mejor posicionado.

Un punto particular fue el caso de Acapulco, donde el acuerdo habría quedado amarrado a la candidatura al gobierno estatal. Es decir, si el candidato de la alianza a la gubernatura es para el PRI, el de Acapulco será para el PRD; y al revés.

En esa tesitura, si Mario Moreno es el candidato a gobernador, en Acapulco sería un perredista; y si el candidato a la gubernatura es Evodio Velázquez, en el puerto sería el que el PRI postule.

Ahora ya están definidos los dos que aspiran a la gubernatura tanto por el PRI como por el PRD. Pero a diferencia de Morena, donde supuestamente no iba a haber precampaña sino encuestas, y los aspirantes se dieron con todo, y siguen tirándole al ya definido candidato (aunque aún no registrado), en la alianza PRI-PRD es una comisión de notables la que se reunirá y tomando en cuenta varios elementos, definirá el candidato conjunto.

Aunque Evodio Velázquez está haciendo una precampaña que lo lleva de menos a más, y está demostrando su liderazgo dentro del PRD, es difícil que para él sea la candidatura. La razón más visible es que mientras el PRD en las dos últimas elecciones, la de 2015 de gobernador, y la de 2018 de alcaldías y diputaciones, ha visto descender su votación, el PRI en la última elección se colocó en segundo lugar después del ganador Morena, y en la anterior ganó el estado, el cual gobierna.

Otra razón es la animadversión que se generó entre el gobernador Héctor Astudillo y Evodio Velázquez y el hecho de que Ángel Aguirre apoya a Mario Moreno y no al perredista.

Este es el escenario que apunta hacia el PRD en Acapulco. Esa podría ser la causa por la cual Ricardo Taja, presuntamente el aspirante del PRI, no ha dicho esta boca es mía más que a través de unos anuncios espectaculares, casi solo testimoniales.

En cambio, quien ha avanzado notablemente es Víctor Aguirre Alcaide. No es el único que se ha registrado en el PRD, según algunas fuentes, pues también lo habría hecho Vicente Ávila, un personaje hasta hace poco desconocido, que se caracteriza por haber desplegado una publicidad desde hace dos años con su imagen, pero sin ninguna presencia en la comunidad, y porque ha andado repartiendo dinero en efectivo a través de préstamos, inclusive de hasta 200 mil pesos para la compra de vehículos para taxistas.

Aguirre Alcaide es un acapulqueño de Renacimiento, que ha vivió en su juventud en Tlapa, y estudió en Chilpancingo. Ha sido diputado federal, miembro del gabinete estatal con Ángel Aguirre, y del gabinete municipal con Evodio Velázquez en Acapulco, y encabeza una de las corrientes más fuertes dentro del PRD.

Si los escenarios se mueven como es previsible, sería el candidato de la alianza PRI-PRD en Acapulco. La pregunta es si podría ganar o no. En privado y en público, él cree que sí. Para ello sea apoya en algunas ideas: primero, confrontar su propuesta en proyectos para Acapulco que ya trae de antemano; al gigante de Morena lo piensa derrumbar con dos estrategias: una, ligar su candidatura a la izquierda (él siempre ha militado en esta franja política desde el PRD) y, otra, aprovechar el desencanto de morenistas. Para ello está buscando atraer a los que se fueron, explicarles que pueden apoyar a la 4T también desde el PRD como él lo hizo. Aguirre Alcaide se enorgullece de que a pesar de mantenerse en el sol Azteca, no votó ni promovió el voto por Ricardo Anaya en 2018 sino por López Obrador.

En Morena todavía no hay perfiles de quiénes puedan contender, lo único claro es que la mayor parte de los aspirantes provienen del grupo de Pablo Amílcar Sandoval Ballesteros, confrontado en este momento con la dirigencia nacional por no haber obtenido la candidatura al gobierno del estado.

El PRD y el PRI son los únicos partidos que tienen una estructura sólida. Morena, que se formó con perredistas, no asimiló la estructura que traían los recién llegados, incluso sus dirigentes en 2018 trataron de bloquearlos, y ahora es un gran movimiento, pero sin estructura electoral. A eso también le apuestan los aliancistas.

En el fondo, estos son detalles que se podrán observar con mayor precisión en cuanto avance el proceso electoral en marcha. Por lo pronto, en Acapulco, Víctor Aguirre ya se prepara para ser el candidato, incluso en el escenario -no contemplado hasta ahora- de que se intente postular por la coalición a Mario Moreno, y que Evodio no lo acepte y haya ruptura.

 

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