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ROBERTO RAMÍREZ BRAVO    /

 

Todavía el jueves por la mañana, Julio César Ramírez Coronel, hasta ese momento secretario de Finanzas del municipio de Acapulco, no sabía que su destino ya estaba escrito.

Por la noche de ese mismo día ya había sido obligado a renunciar al cargo. No hubo aviso. A sus amigos, el ahora ex funcionario municipal, que se convierte en el segundo secretario de despacho del gobierno de Adela Román Ocampo, les expresó su extrañeza. Todavía no lo podía comprender.

Su llegada y su salida fueron intempestivas y, para muchos, una sorpresa.

Ramírez Coronel todavía trabajaba en la secretaría de Cultura del gobierno de Héctor Astudillo Flores, cuando su nombre fue presentado formalmente a los regidores acapulqueños.

Hubo especulación respecto a cuál era la causa por la que se le nombraba a él en el principal cargo financiero del municipio, nada menos que a cargo de uno de los ejes de los problemas del municipio –el financiero, el otro es el de seguridad-. Sin embargo nadie pensó –o al menos nadie dijo- que podría ser una propuesta del gobernador, pues a pesar de que se encontraba laborando en el gobierno del estado, su nivel en ese gobierno era más bien menor.

En realidad, su ascenso al cargo venía de sus vínculos de cercanía con la alcaldesa, iniciados durante el gobierno que encabezó Zeferino Torreblanca en Acapulco, donde ella era síndica procuradora, y él era un auxiliar en la Secretaría de Finanzas.

Pero además, Ramírez Coronel tiene una trayectoria poco conocida pero constante en materia partidista, primero en el PRD y luego en Morena. Eso lo llevó a ser representante de Adela Román ante el órgano electoral en la pasada elección, y a hacer un buen papel, según afirman quienes lo vieron trabajar de cerca.

Se ha de entender, por la naturaleza del encargo que se le asignó, que tenía todas las confianzas de la alcadesa, al grado de dejar en sus manos el dinero del municipio.

Pero la noche del jueves todo cambió. De acuerdo con algunas fuentes, Román Ocampo se reunió con Ramírez Coronel y le hizo tres reclamos específicos: uno, que había contratado de manera subrepticia una empresa consultora de reciente creación, operada por un personaje –del que solo pudo identificarse el apellido, Hernández- para hacer una labor de servicios financieros.

El segundo reclamo de la alcaldesa tendría que ver con los pagos que el ayuntamiento debe hacer y que no se estaban procesando, en particular el consumo de energía eléctrica; y el tercero era una serie de conflictos internos en la secretaría que lograron rebasar el ámbito privado de la dependencia y llegaron hasta oídos de la presidenta.

Todo eso, de acuerdo con algunas fuentes, habrían hecho un coctel explosivo que reventó la noche del jueves.

Pero las cosas caminaron tan de prisa, que casi de manera simultánea empezó a hacerse cargo de la dependencia, Soraya Benítez Radilla, una joven funcionaria que pertenece al círculo cercano del asesor general de la Presidencia, Ricardo Castillo Barrientos, y que se desempeñó durante el gobierno de Ángel Aguirre Rivero como directora General de Administración y Desarrollo de Personal de la Secretaría de Finanzas.

Ramírez Coronel es el segundo secretario de despacho en dejar la administración municipal, al cumplirse dos meses de haber iniciado. Le antecedió el de Planeación y Desarrollo Económico, José Edmundo García López, quien dejó el cargo luego de verse involucrado en un accidente de tránsito.

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