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ROBERTO RAMÍREZ BRAVO   /

 

Salieron muy sonrientes en la fotografía oficial de su despedida hacia España, ajenos por completo, al parecer, del vendaval que suscitó en la opinión pública este viaje para asistir a la Feria Internacional de Turismo, aunque no todos los regidores forman parte de la comisión del ramo, y el propio presidente de la misma no fue comisionado para viajar.

El tema generó tanta polémica que actores de los más diversos se pronunciaron, la mayoría en el sentido de que se trataba de un gasto innecesario para el municipio y que no debió realizarse, precisamente por la situación de casi emergencia financiera en que entraron el país entero, el estado de Guerrero y desde luego los municipios, pero también directamente la economía familiar, a resultas del incremento a la gasolina.

El gobernador Héctor Astudillo, a querer o no, contribuyó, por mera comparación, a las críticas hacia los ediles, al anunciar que él no iría a España precisamente para reducir gastos y el presupuesto de la comitiva estatal se limitaría a 2.5 millones de pesos (dos menos de lo que se tenía contemplado antes), incluso, precisó que una cena para 300 personas que se tenía prevista, se reduciría a 200 asistentes y ya no sería cena, sino simplemente un coctel.

Así, pues, los regidores que tan sonrientes iban para España, se convirtieron en Acapulco en el blanco de todo tipo de críticas. Inclusive el PAN anunció que haría comparecer a su edil para que explicara las razones del viaje, y el PRD pidió a sus regidores no asistir al evento y que solo fueran tres personas especializadas, según dio a conocer su presidente en el municipio, Isaías Arellano Maldonado. María Antonieta Guzmán Visairo, de MC, fue la única que renunció al viaje tras la presión pública.

Entre las razones que se alzaron para criticar el viaje, aparte del gasto que representaba, está el hecho de que los regidores no son especialistas en negociaciones de turismo de alto nivel, como las que se realizan en la Fitur.

Sin embargo, conviene en este proceso analizar también otras circunstancias para al final hacer una calificación objetiva. Tal vez, después de todo, haya algo un poco sobredimensionado en este asunto.

En principio hay que partir del viaje en sí mismo. ¿Es necesario o no? La participación en la Fitur es un asunto viejo, en el que la mayoría de las administraciones municipales y estatales han estado presentes, y siempre se genera polémica porque viajes van y viajes vienen, pero la afluencia turística en Acapulco sigue siendo predominantemente de la Ciudad de México y sus alrededores.

En este caso se agudiza por el tema del gasolinazo, pero llama la atención que la crítica se centre en el Ayuntamiento de Acapulco y nadie mencione al gobierno estatal que también envió una comitiva.

Hay diferencias, podría argüirse: el gobierno estatal envió solo cinco personas, mientras el municipio mandó a ocho regidores y un síndico, y otros funcionarios de Turismo.

Sin embargo, de acuerdo con los datos que ambas instancias proporcionan, el gobierno del estado aportó 2.5 millones de pesos y el Ayuntamiento menos de 500 mil. Parte de la razón para esa diferencia de gasto, según las autoridades municipales, es que los regidores que fueron enviados, solo recibieron la mitad del costo de su viaje y ellos mismos pagarían la otra mitad.

En cierta forma, por ello es injusto ver solamente hacia el gasto que hará el municipio y ni parpadear ante el del gobierno del estado.

Sin embargo el fondo del debate debería ser la cuestión de cuáles serán los resultados que aportarán uno y otro. El solo acto de presencia de Acapulco en un evento del ámbito internacional parece ser un argumento para que se destine una partida. Es decir, aunque en teoría los españoles, o los europeos, o de cualquier otro continente o país no vayan a venir, conviene que Acapulco y Guerrero tengan presencia en un encuentro internacional.

La opción de ausentarse porque no está arreglada la casa, es decir, porque la violencia en Acapulco no ha parado, no es tampoco un argumento para que Acapulco esté ausente. Al contrario.

Para poner un mal ejemplo, es como cuando López Obrador encabeza un acto significativo en la Ciudad de México; o cuando el presidente Enrique Peña Nieto hace algo igual, o cuando algún partido tiene una celebración importante. Los que van, no ganarán algo concreto con su asistencia, no se traerán un cargo o una representación por asistir. Pero ahí, en esos momentos, se encuentran personas que necesitan encontrarse, se saludan, ahí se mueve mucho de la política en sus respectivos partidos.

El hecho de que una comitiva de Acapulco y otra de Guerrero vayan a España tiene su razón de ser. No van a traer a los turistas españoles, como esperan algunos; de eso no se trata.

Si van más de 10 por el municipio y gastan menos de 500 mil pesos; y cinco del gobierno del estado y gasta más de 2 millones, ¿dónde hay mayor gasto? Aún se puede explicar que Guerrero representa a varios destinos turísticos y ahí podría estar la diferencia del monto. Sin embargo, lo que es un hecho es que no ir sería un error. Lo sano aquí es que cada comitiva informe cómo gastaron el dinero destinado al viaje, qué puntos de contacto tuvieron, qué hicieron. Resultados, pues.

 

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