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ROBERTO RAMÍREZ BRAVO   /

 

Acapulco, 07 de julio de 2020.

La posibilidad de que la candidatura al gobierno del estado en Morena se defina género femenino, no es descabellada.

Ya ocurrió así en Acapulco en 2018: cuando había una fila de hasta siete aspirantes varones, de un día para otro el Consejo Estatal definió que el género sería mujer, y todos los que estaban apuntados tuvieron que ceder su espacio. En el caso de la gubernatura, esta posibilidad estribaría en el hecho de que el primer candidato de Morena en 2015 a este cargo, fue varón, y hoy correspondería a una mujer. También, este escenario es alentado por quienes creen que no hay otra opción para frenar al puntero en el género masculino, el senador con licencia Félix Salgado Macedonio.

Como sea, la posibilidad de que sea una candidata y no un candidato es real. En ese escenario, la pregunta sería: ¿quiénes están en posibilidades de competir por dicha candidatura?

Hasta el momento, parece que solamente hay tres figuras dentro de Morena con el perfil para hacerlo: la alcaldesa de Acapulco, Adela Román Ocampo, la secretaria de la Función Pública del gobierno de la República, Irma Eréndira Sandoval Ballesteros, y la senadora Nestora Salgado García.

De esta tríada, habría que descartar de inmediato por cuestiones legales, a Irma Eréndira Sandoval. El punto es que la secretaria no es nacida en Guerrero ni tiene los cinco años de residencia que requiere la Constitución local. Irma Eréndira es hija del guerrerense Pablo Sandoval Ramírez y nieta del recordado luchador social Pablo Sandoval Cruz, y su caso se parecería al de Porfirio Muñoz Ledo, que, habiendo sido nacido en la Ciudad de México, compitió por Guanajuato porque era descendiente de guanajuatense y apeló a una figura legal en ese estado que se conoce como derecho de sangre, lo que le permitió ser candidato sin haber nacido ni vivir en la entidad, por el solo hecho de tener ascendientes nacidos ahí. En Guerrero no existe esta figura. La Constitución solo exige haber nacido o residir en el estado. Por otro lado, habría que tener en consideración un dato no menor: que la secretaria es una de las personas de mayor confianza para el presidente Andrés Manuel López Obrador y su posición es clave dentro del gabinete. No parece lógico que el tabasqueño tenga entre sus planes inmediatos deshacerse de una figura leal, para mandarla a competir a Guerrero. Aun si torciendo la ley se le permitiera competir, faltaría no solo que ella conozca el estado, sino que en el estado la conozcan. Y lo otro es, también, que ella quiera, porque hasta ahora no se le ha visto un interés por hacer presencia en el estado.

En el caso de Nestora Salgado la situación es diferente. Originaria de Olinalá, vivió muchos años en Estados Unidos, país del que obtuvo la nacionalidad, y luego regresó para hacerse cargo de la Policía Comunitaria de su municipio, en los tiempos de mayor auge de la violencia en el país y el estado. Aunque su figura trascendió al plano nacional e internacional, y se incrementó tras su detención por el gobierno de Ángel Aguirre, lo cierto es que en lo territorial solo estuvo ligada a Olinalá y sus alrededores. Inclusive ya como senadora, es poca la actividad pública que desarrolla en relación con Guerrero; pocas veces se le ha visto en Acapulco y mucho menos aun en otras regiones. Aunque la senaduría la coloca en la antesala natural de la gubernatura, lo cierto es que no parece, hasta este momento, tener posibilidades reales de entrar a una competencia electoral del nivel que se requiere.

Vistos así los escenarios, parece que la cancha queda libre para Adela Román. Eso explicaría la embestida que en redes sociales y en algunos medios tradicionales, locales o de la Ciudad de México, se ha desatado contra ella. Al contrario de quienes impulsan que sea candidatura para mujer, por no dejar llegar a Félix Salgado, hay quienes desearían que sea para hombre, por no dejarla llegar a ella.

La única competencia que se atisba en el horizonte, curiosamente, no viene de Morena. El dirigente nacional y dueño del Partido del Trabajo, Alberto Anaya, dijo en una conferencia de prensa que estaba en pláticas con Beatriz Mojica Morga para que ella fuera su candidata. Como de consolación -porque lo dijo en un acto en que Sebastián de la Rosa y su grupo se le adherían- dijo que también mediría a De la Rosa, y hasta al dirigente estatal Victoriano Wences, pero lo real, es que la propuesta fue para ella. Y ella, según algunas fuentes, ya aceptó.

En el escenario de que el PT la postule como su candidata, dada la alianza con Morena, PES y PVEM, y si Morena definió antes a una mujer en la candidatura, lógicamente tendrían que medirse ambas en una encuesta, porque, además, Anaya llevaría su propuesta en Guerrero como moneda de cambio ante la alianza. Sería el único momento en que Adela Román tendría enfrente a una competencia real, porque hay que reconocer que Beatriz Mojica ha tenido una actuación política competitiva: pasó de la burocracia de la Sedesol estatal a ser nominada a la gubernatura interina cuando Ángel Aguirre dejó el gobierno en 2014 y de ahí a la candidatura al gobierno estatal en 2015, donde por muy poco no ganó, y luego fue dirigente nacional un tiempo del PRD.

Un solo punto flaco tiene su candidatura: que, al igual que Luis Walton, en la elección presidencial de 2018, Beatriz Mojica eligió bando, y se fue a apoyar al panista Ricardo Anaya, y luchó con todas sus fuerzas -acuerpada con el grupo de Los Chuchos- contra el actual presidente Andrés Manuel López Obrador, postulado por Morena.

En esas condiciones, pues, podría darse una interesante competencia al interior en el caso de que Morena decida ir con una mujer a la candidatura, ya que no habría, como en Acapulco en 2018, una sola figura sino, al menos, dos.

 

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