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RAUL SUAREZ MARTINEZ    /

 

Chilpancingo, 06 de julio de 2020. 

Hace más de dos años publicamos en estas páginas que se preparaba para el 2021 una alianza impensable en otros tiempos, entre el partido amarillo, conocido también como el partido de la sangre y la violencia, mote endilgado a los perredistas por el partido de la corrupción y la represión, el PRI.

El 2018 le dijo al PRD que sus bases no aceptaban una alianza con partidos cotidianamente enemigo, dejando a los Chuchos y seguidores abrazados con el PAN y el candidato de la derecha que no representaba ni de lejos la formación de las bases perredistas. Sin embargo, los terribles resultados del 18 no sirvieron de nada para los dueños del PRD. Hoy, no solo buscan una alianza con el PAN, su necesidad de sobrevivir en el presupuesto los está llevando a buscar una alianza con el PRI, no importa pisotear la historia, ni la sangre que miles de perredistas, de abajo, sobre todo, derramaron para hacer realidad el concepto Democracia ya, patria para todos.

Si modifican su estatuto y pactan esa alianza, estaremos asistiendo al entierro del PRD a nivel nacional. Cuando menos en Guerrero tenemos noticias directas de que, muchos militantes están dispuestos a morirse en la raya, sabiendo que no tienen oportunidad de ganar la gubernatura y que serían pocos los espacios electorales que lograrían rescatar. Pero, si se materializa la alianza con el PRI, muchos de ellos saldrían con destino a Morena, PES o algún otro partido como medio para lograr triunfos que representen a la gente.

El PRID logrará matar mutuamente a estos partidos que, dicho sea de paso, no tendrían una personalidad que logre unir las aspiraciones de ambos para pelear por los espacios político electorales, ya podemos ver, a los perredistas de base llamar a votar por Añorve, quien sin duda suena como el más probable candidato del PRI y obviamente de esa coalición electoral. Si, por lo que suena ni los propios priistas lo quieren apoyar, menos las bases del PRD lo harían.

El PRD de plano no tiene propuesta de peso que pueda encabezar ese bodrio de alianza, por el contrario, seguramente varios de sus aspirantes dejarían al partido amarillo para apoyar al candidato más fuerte para la gubernatura.

Esta alianza para perder beneficia a los partidos de nueva creación que fortalecerían su presencia en el estado.

En Guerrero el PRD se entrampó en el Congreso del estado en su alianza perversa con el PRI y el MC, lo mismo en el Congreso federal, todo esto los está llevando a buscar una alianza de la sobrevivencia.

El PRID puede registrar la CDSP (Coalición de Damnificados Sobrevivientes) por pluris, garantizándole a la nomenclatura los espacios mínimos para que algunos tengan cómo vivir.

Estos partidos están en un verdadero dilema existencial: si van solos, tienen garantía de perder, más dignamente, pero perder al fin. Si van aliados tienen garantía de perder, con toda la vergüenza del mundo de salir abrazados en una foto que terminaría en el basurero de la historia y para terminarla de amolar no pueden recurrir a otro candidato ciudadano porque ya vieron que sus estructuras no arropan a ese tipo de candidaturas, recuerden a Anaya y Meade.

El 2018 no tiene la responsabilidad de esta situación, el PRI y sus más de 80 años de corrupción y represión, el PRD y los 20 años que permitieron que los Chuchos se volvieran satélites del poder y se vendieran al mejor postor. Eso los tiene a ambos colgando de un hilo para irse al fondo del precipicio.

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