Compartir

ROBERTO RAMÍREZ BRAVO   /

 

Acapulco, 29 de marzo de 2020.

Si la marcha del hastag #QueSigaAMLO realizada en Chilpancingo, generó ya unos focos de alerta, la de Acapulco, que se realizó el mismo día, pero por la tarde, también prendió los suyos, aunque por otros motivos.

En el puerto la figura central fue la alcaldesa Abelina López Rodríguez, pero a diferencia de Chilpancingo, donde se vio el crecimiento de Félix Salgado, en Acapulco lo que se vio fue otro autogol de la segunda presidenta municipal de Morena.

Lo primero que empezó a correr en corrillos políticos fue el dato de que la alcaldesa organizó su marcha justamente para demeritar la que se había anunciado en la capital. En ese sentido destacó la orden de que nadie de su equipo asistiera a Chilpancingo, aunque por los horarios -una en la mañana y la otra en la tarde- podría haber quienes estuvieran en las dos ciudades.

Lo otro, fue la sensación generalizada de que la alcaldesa intentó dar un golpe político y mediático a la figura tanto de Félix Salgado Macedonio como de la gobernadora Evelyn Salgado Pineda. Esta presunción está basada en tres puntos: uno, que escogió el mismo día, como si no hubiera posibilidades de hacerlo en otro momento; dos, que este día fue precisamente el que Félix Salgado habría de culminar una larga gira que hizo en solitario, sin el apoyo de su partido ni de otros actores políticos, más que de sus seguidores; y tres, que al pegarle al papá, le pega a la hija.

Este tema ha preocupado no solo a figuras centrales del equipo abelinista, sino también a empresarios y a grupos ciudadanos organizados, que no entienden la causa de una confrontación de este tipo, cuando justamente se atribuye a Félix Salgado haber impulsado la postulación de Abelina López a la alcaldía, y que ella no habría podido ganar sin el apoyo que le dio el felixismo en la campaña.

Pero apenas ganó la elección, todavía en su carácter de alcaldesa electa, Abelina López hizo pública una alianza con el ex delegado federal Pablo Amílcar Sandoval y con el ex alcalde Luis Walton Aburto mientras, también en público, se negaba a asistir a las reuniones que la entonces gobernadora electa, Evelyn Salgado, convocaba con alcaldes y alcaldesas que habían ganado la elección. No obstante, de la parte contraria solo recibía atenciones: Evelyn Salgado la acompañó en su toma de protesta, por ejemplo, y personalmente le vino a destrabar el plantón eterno que estaba en La Diana por parte de aspirantes rechazados de la Uagro.

En el fondo, hay razones para tratar de entender este dislate, y no reducirlo solo a una cuestión de soberbia. Políticamente, la alcaldesa está trabajando para el equipo de Marcelo Ebrard con miras a la candidatura presidencial, lo que explica su alianza con Walton, representante en el estado del secretario de Relaciones Exteriores. La alianza con Pablo Amílcar, dicen algunos cercanos a ella, solo obedece a un interés personal por marcar distancia con el felilxismo, y a una asesoría de los ex alcaldes Zeferino Torreblanca Galindo y Evodio Velázquez Aguirre, pero en el contexto nacional no hay relación porque Sandoval apoya la candidatura de Claudia Sheinbaum.

El problema es que quienes están viendo esta actitud frente a los Salgado, consideran que es como pelearse con Sansón a las patadas. Muestras hay muchas de lo que resulta cuando el municipio pelea con el estado.

Lo otro, es que en menos de un año al frente del municipio, la alcaldesa ha abierto varios frentes al mismo tiempo: mantiene una confrontación contra su antecesora Adela Román Ocampo, a quien un día sí y otro también, acusa de presuntos desfalcos millonarios pero luego no tiene forma de probarlos; tiene un pleito al interior del Cabildo con los regidores, que buscan la forma de desactivarla porque prácticamente los ha sometido con la amenaza de quitarles los recursos para gestión; y no se diga el pleito abierto que mantiene con periodistas y medios de comunicación.

La marcha del domingo en el zócalo también buscaba un reposicionamiento de la figura de la presidenta municipal, luego de que en los seis meses que lleva al frente del municipio no ha podido resolver los problemas de abasto de agua potable, ni de vertimiento de aguas contaminadas a la bahía, que fueron promesas de campaña; ni ha logrado revertir la alerta sanitaria por el mal manejo de la basura, a pesar de la campaña que ha lanzado para convertir los puntos negros en áreas verdes; mientras, la violencia sigue en ascenso en el puerto y, sobre todo, en áreas turísticas.

En el fondo, la marcha del #QueSigaAMLO, en Acapulco, ha generado más preocupación que visos de esperanza.

Compartir:

Dejar una respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here