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ROBERTO RAMÍREZ BRAVO    /

 

Acapulco, 28 de marzo de 2022.

La marcha realizada este domingo en Chilpancingo, para apoyar al presidente Andrés Manuel López Obrador por la consulta de revocación de mandato, promovida por la asociación civil Que Siga la Democracia, AC, que encabeza la morenista Gabriela Jiménez Godoy, prendió varios focos de alerta en distintos ámbitos de la política.

El más destacable está en torno a la figura de Félix Salgado Macedonio, senador con licencia que fue parte importante de la convocatoria -él pertenece a la misma asociación encabezada por Gabriela Jiménez-. No solo fue el personaje más visible a pesar de que se incorporó al final, no solo fue elogiado como el único senador del país que pidió licencia para irse a apoyar a López Obrador, sino fue coreado en el zócalo con una palabra fuerte en estos tiempos: “¡Pre-si-dente, pre-si-dente!”

Para desglosar los efectos, habría que repartirlos por los distintos ámbitos donde se prendieron las lucecitas.

En el nacional: el tema de la posible inclusión de Salgado Macedonio en la contienda presidencial de 2024. ¿Puede el guerrerense tener posibilidades reales de crecer tanto que se convierta en un peligro para los que ya están formados en esa puja? La marcha de Chilpancingo, al menos, mostró un músculo que, no por esperado, dejó de preocupar a algunos. Una encuesta que ha circulado recientemente le da al senador con licencia una posibilidad de 2.5 por ciento, la más baja de los participantes, pero igual a Mario Delgado y Yeidckol Polevnski, también incluidos en esa medición.

En ese escenario, el solo hecho de que participe, es un foco. La marcha mostró que hay un liderazgo fortalecido, también por eso los intentos de sus opositores por descalificarla, y que hay posibilidad de crecer. Si Salgado Macedonio puede llegar, digamos a unos 5 puntos en el año y medido que queda para las definiciones, no podría ser el candidato, pero sí inclinar la balanza. Y si hay alianza entre él y los otros dos que están en la misma posición, podrían, juntos, convertirse en factores determinantes en el juego sucesorio. La sucesión presidencial, en ese caso, pasa por Guerrero.

En lo local, hay varios escenarios. El más visible es el crecimiento de Salgado Macedonio y todo su equipo. La marcha de Chilpancingo tiene, en ese contexto, varias lecturas: una, es que el felixismo se muestra como la fuerza política más importante, incluso más que la estructura partidaria de Morena, y eso lo convierte, como bien se ha comentado en algunos círculos, en interlocutor ante el presidente de la República y el gobierno federal, pero también ante las fuerzas políticas guerrerenses, al interior de Morena.

Un temor en el ámbito local es que Félix Salgado simplemente se prepare para suceder en la gubernatura a la actual titular del Ejecutivo, Evelyn Salgado, dentro de seis años. Pero… ¿y mientras tanto? Otra posibilidad se ha abierto: que, a la mitad del actual gobierno, Félix Salgado mire hacia Acapulco, y otra vez busque ser alcalde. Eso quitaría de cuajo cualquier posibilidad a quienes desde ahora se apuntan para suceder a la alcaldesa Abelina López, incluyendo -aunque no sea necesario- la posible reelección de esta.

De entrada, son tres escenarios, en los tres órdenes de gobierno, en los que Félix Salgado va pisando fuerte. La presidencia de la República, el gobierno del estado dentro de seis años, y la alcaldía de Acapulco dentro de tres.

Pero, además del posicionamiento que significó la marcha de Chilpancingo, en esas esferas, Salgado Macedonio dio un golpe de mano fuera de Morena. Al PRI le arrancó de cuajo dos cuadros importantes: la dirigente estatal del Suspeg, Adela Hernández Angelito, y el ex rector de la Uagro, Javier Saldaña Almazán. No es que ellos fueran priistas, pero han participado activa y abiertamente en ese partido, y este domingo fueron piezas claves en la movilización pro AMLO de Chilpancingo, como resultado de una negociación con Félix Salgado. Por eso los priistas se rasgan las vestiduras para decir que fue una marcha con acarreados, porque, en todo caso, saben de lo que hablan con sus ahora ex aliados.

Pero no es que tanto Saldaña como Hernández Angelito se estén sumando a Morena -y aquí viene la parte de los morenistas que se desgarran las vestiduras por estas sumas- sino que lo hacen hacia la parte ciudadana y diríase personal de Félix Salgado. Es decir: el felixismo ahora está convirtiéndose en la opción más fuerte en Morena, y en la que está desgajando al PRI, justo en el momento en que el tricolor se apresta a renovar su dirigencia.

Todos estos escenarios, si bien venían perfilándose, tomaron un giro vertiginoso este domingo. Por eso en redes hay una especie de tormenta que surge tanto de Morena como desde el PRI.

Es natural que no solo la figura de Félix Salgado, sino también de la gobernadora Evelyn Salgado, van a estar sometidas a fuertes presiones de todas partes. Y es que, al final de cuentas, no solo es la lucha por una posición lo que empieza a perfilar, sino por todo: la presidencia de la República, la gubernatura y la alcaldía de Acapulco.

Es mucho, es complejo. Los grupos políticos sienten que estallan, tanto los de Morena como los del PRI.

¿Qué va a pasar ahora? Hay que estar atentos. El primer movimiento ya fue dado, y cogió a varios fuera de base.

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