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GABY CARMONA ASTUDILLO    /

 

Acapulco, 01 de marzo de 2020. 

El puerto de Acapulco le dio fama internacional a México como destino turístico, convirtiéndose en el balneario favorito de millones de personas y celebridades del Jet-Set, que hicieron del pueblo de pescadores su centro de reunión y diversión así fue por muchos años.

Cada gobernante que llegó a la presidencia municipal sabía de lo importante que era este destino de playa para quienes lo visitaban, los alcaldes eran en ese tiempo excelentes administradores de los recursos que enviaba la Federación.

Cambiaron los tiempos y el turismo extranjero se fue alejando, la Federación regresó a mirar a otros destinos de playa impulsados por quienes estaban en el poder y poco a poco a Acapulco se le fue rezagando y el gobierno federal poco hizo para que el puerto fuera lo que un día fue.

Pocos han sido los alcaldes que le han dado la importancia que reviste, hoy Acapulco vive momentos difíciles, pero no imposible de solucionar.

Al frente del gobierno municipal está una mujer de carácter firme y decidido, a la que le dan con todo, todos los días, con razón o sin ella. Lo cierto es que la alcaldesa está decidida a seguir trabajando bajo esa presión mediática, orquestada o no, que todos los días tiene, quizá porque sabe que Acapulco requiere del apoyo y la concurrencia no solo de la Federación sino de los ciudadanos, de ahí que no se quiebra al primer aire, aguanta la andanada y las críticas desde que sale el sol hasta que se oculta.

Adela Román Ocampo llegó al gobierno municipal contra todos los pronósticos, su triunfo electoral fue sorpresivo pero contundente, los números no mienten, ahí están y son fríos.

Ella sabe que tiene en contra a sus adversarios políticos que le apuestan a que su gobierno fracase, hace el doble de esfuerzo para que el gobierno que preside camine firme. Puede gustar o no la forma en cómo se gobierna, pero todos coincidimos que ni la violencia ni la inseguridad pública habrán de terminarse en tres años ni en seis, porque el mal está enraizado y estas son expansivas y profundas.

Acapulco es la joya de la corona que todos quieren gobernar, de ahí que la lucha por hacer ver mal a quien gobierna se siente y se ve todos los días, especialmente en las redes sociales en donde sus adversarios se mueven rápido para atacarla y sacarla de la jugada electoral del 2021.

¿A caso le temen? En el proceso electoral a la presidencia municipal, nadie la veía como ganadora, todas las luces estaban en la otra banqueta, se le menospreció y hasta se le buscó opacar. Los medios de comunicación ni la seguían en su campaña, no había confianza en ella, esta mujer ganó y ganó limpio, no hay por qué apostarle a que le vaya mal, porque si a ella le va mal, Acapulco sale perdiendo.

Al menos eso siempre nos han dicho los políticos en sus discursos. ¿Que a Acapulco con ella no le puede ir bien? ¿Es necesario que un hombre encabece el gobierno para que se lancen vítores y se diga que Acapulco está mejor?

Ya quedó demostrado todo el desorden financiero, violencia, sangre y muerte que se registró cuando los hombres gobernaron Acapulco.

A esta mujer le dejaron una olla exprés que explotó y los graves problemas que enfrentaba Acapulco se recrudecieron y la violencia salió disparada por todos lados.

Un gobierno sin dinero y con graves problemas de inseguridad pública fue la herencia que le dejaron quienes hoy buscan gobernar la entidad. ¿La dejarán? ¿O le seguirán golpeando hasta el último día en qué esté al frente del municipio que le dio fama mundial a México, Acapulco? El tiempo dirá la última palabra.

Qué cosas tiene la vida Mariana, que cosas tiene la vida, dice la canción de Alberto Cortez. Veremos qué pasa.

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