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ROBERTO RAMÍREZ BRAVO    /

 

Acapulco, 29 de octubre de 2021.

En poco menos de seis minutos y medio, la presidenta municipal de Acapulco, Abelina López Rodríguez, logró una acumulación inédita de perlas periodísticas, expresiones que tienen varias lecturas y que, en conjunto, dan un significado abrumador.

En una entrevista callejera con varios reporteros, fue cuestionada acerca del incendio que ocurrió en los primeros minutos de este viernes en la Central de Abastos. La violencia es un tema que se ha venido recrudeciendo en los últimos días en el puerto, así como varios asuntos que ella ofreció resolver de inmediato y que, a un mes de haber asumido el cargo, no ha podido, como la basura. Justamente en el momento de la entrevista, los vecinos del Infonavit Cuauhtémoc y áreas aledañas protestaban por falta de agua.

Hay audios y videos por todas partes sobre este incidente. Cuando una reportera le pregunta sobre el incremento de la violencia, la alcaldesa responde con otra pregunta: “¿Usted ama a Acapulco?” Y la misma alcaldesa respondió: “No se ve en su actitud. No ama”. El tema es que la reportera preguntaba porque es su deber; incluso, interrogar a la autoridad puede ser una forma de amar a Acapulco. Pero decir que no ama al puerto porque pregunta, es tan aberrante como cuando el candidato priista Ricardo Taja dijo que Abelina López (candidata) y Adela  Román (alcaldesa entonces) no aman a Acapulco porque no tienen hijos.

Luego, la presidenta municipal justificó el asesinato de choferes en dos ataques a camiones urbanos en los últimos días y el incendio de la Central de Abasto (presumiblemente intencional), con el argumento de que en ambos casos “son zonas álgidas, son zonas de un desorden”. Es decir, son zonas donde campea la delincuencia. “Ustedes lo saben”, dijo a los reporteros. Luego, sin que pasaran más que unos segundos, sostuvo que no hay ninguna alarma por la violencia, sino “la alarma la ponen los medios”. Son dos temas que por sí mismo cada uno da para rato. Si el transporte y la Central de Abasto están hasta las manitas en asuntos de delincuencia, y los reporteros lo saben, ella también, que lo está diciendo, lo sabe, con la diferencia que ella es autoridad, y como tal tiene una responsabilidad. Lo otro es que Abelina López está responsabilizando a los medios de provocar la alarma, como si el asesinato de un chofer en plena Costera, o la quema de 40 locales pudieran verse con una normalidad que no alarme a nadie. Eso se llama matar al mensajero.

 

Luego dice que en Cancún callan estos temas porque allá saben que “hay que comer algo”. Esto va ligado con la afirmación de que la reportera al preguntar, no ama a Acapulco, y no le interesa que la gente coma. Es peligrosa esta postura y hay que decirlo, porque supone una actitud censora que no tiene nada que ver con la Cuarta Transformación. Cuando Zeferino Torreblanca gobernó Guerrero tomó una actitud semejante contra los medios, y su período fue el más sangriento en la historia de Guerrero, con el asesinato de 10 periodistas. No es que él los haya mandado a matar, es que él promovió un clima de linchamiento en su contra.

Abelina López resumió esta postura con una pregunta que dirigió a un grupo de colonos que se manifestaban: “¿Qué opinión tienen de los medios?” La pregunta es una invitación a denostarlos, que con la presencia ahí de los reporteros, podría generar cualquier tipo de confrontación, pues, por ejemplo, una señora dijo que están en la nómina (?) y otro señor, que está mal cuando un medio “se enfoca en lastimar tanto a la ciudadanía”, lo cual no venía a cuento porque no tenía nada que ver ni con los reporteros que estaban presentes, ni con lo que estaban preguntando.

Pero ante ese posicionamiento del ciudadano, la alcaldesa se aferró y pidió a los reporteros tomar su nota de esas palabras. Lo dijo una y otra vez, hasta que gritó: “¡Tomen la nota ahí!”, mientras gesticulaba con el brazo. Esta expresión, que denota autoritarismo, falta de control, desesperación, se convirtió en un video meme que circula por las redes. Pero, ¿por qué gritó Abelina López? ¿Creyó que estaba con sus subordinados ordenándoles que tomaran la nota de ahí, y no del incendio ni de los transportistas asesinados? ¿Así acostumbra tratar a quienes dependen de ella? El grito denota incapacidad de comunicarse, es la pérdida de la capacidad de hacer contacto con la otra persona. El grito es un símbolo de impotencia y de debilidad, que pretende hacerse pasar por fortaleza.

En ese mínimo espacio de poco más de seis minutos, la alcaldesa dio otra perla: dijo que lo que le pasa a los camioneros y a los de la Central de Abastos -que matan a unos y queman a otros-  “no le está pasando a los ciudadanos”. ¿Entonces a quién? Esta expresión es una cruenta estigmatización, proveniente de una autoridad municipal, y que además se proclama justamente de la Cuarta Transformación. Significa que los transportistas fueron asesinados por formar parte de la delincuencia, que no tenían ningún derecho como ciudadanos, ni de ser clasificados en este rubro; igual con los comerciantes, que perdieron la ciudadanía a pesar de que muchos de ellos son víctimas de una delincuencia que los tiene acorralados, obligándolos a pagar derecho de piso.

Y la autoridad, en lugar de ayudarlos, los revictimiza.

Así no, pues, Abelina.

 

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