Compartir

ROBERTO RAMÍREZ BRAVO    /

 

Acapulco, 08 de junio de 2021.

Contra todo pronóstico, Evelyn Salgado Pineda alzó su figura en un mes exacto de campaña. Nadie esperaba su postulación, ni ella misma, porque el candidato a gobernador por consenso mayoritario era su padre Félix Salgado Macedonio. Su nombre apareció de repente cuando el INE y el TEPJF hicieron la maniobra insólita de bajar de la contienda a quien era el puntero en esta campaña.

En los partidos contendientes se relamían los bigotes cuando la candidatura le fue retirada al morenista, porque pensaron que pondrían en su lugar a alguno de los 18 que buscaron ser candidatos, de los cuales la mayoría ya había sido descalificada por el propio órgano electoral, y en consecuencia, ganar contra cualquiera sería un asunto de niños.

La postulación de Evelyn Salgado les cayó como un balde de agua fría, no solo a los demás contendientes, sino a toda la derecha, que había venido operando por una u otra causa, la caída de Salgado Macedonio; y también al INE y al TEPJF, que de esta forma se vieron burlados.

“La esperanza continúa”, definió Evelyn en su primera frase de campaña. “Arrancaron nuestras ramas, nuestros troncos, pero no nuestras raíces”, dijo él, palabras más, palabras menos. Y lo dijeron los dos, padre e hija: esto no es un proyecto ni de Félix ni de Evelyn, esto es un proyecto de todos, un proyecto de nación.

A eso, fue imposible ganarle. Al golpe por la caída del candidato, vino el levantón doble por la postulación de la candidata. Evelyn no solo conquistó al público por ser la hija, sino por su propio carisma, por su sonrisa, por su trato amable con todos, por su juventud, y también porque a pesar de todo esto, se adivina que tendrá el carácter y la serenidad para conducir al estado y enfrentar los problemas que vienen.

De inmediato le apodaron La Torita, expresión que no solo implicaba una identidad con el padre, sino el cariño que la gente estaba sintiendo por ella. Enfrente se le acusó de joven e inexperta, de ser marioneta. Pero lo cierto es que Evelyn tiene 39 años, es decir, una edad en la que se ha aprendido suficiente de la vida para no considerarla una niña bajo la influencia paterna; tiene una licenciatura y una maestría, títulos que no ostenta ninguno de los candidatos que compitieron contra ella, salvo Ruth Zavaleta; y conoce de cerca la lucha social y el gobierno.

El día de su registro en el IEPC, se le vio nerviosa, asustada, y leyó con dificultades su discurso. “Me decepcionó -dijo alguien entre el público-, yo esperaba más”. Pero era su primer día. Después se soltó, dejó de leer o solo leyó lo que era necesario, cantó, echó porras, saludó de manos, abrazó a la gente. La postal de Evelyn levantando la mano y el rostro sonriente se repitió en los mítines, en las fotografías, en las transmisiones en vivo; Evelyn con flores en ramo o en collares, Evelyn con la gente arremolinada en torno suyo; Evelyn convertida en sonrisa y, a veces, también Evelyn cansada, con algunas ojeras que intentaban asomarse alrededor de sus ojos. ¿Cómo no iba a ganar?

Hubo priistas que, abiertamente, sin renunciar a su partido, se volcaron a la figura de la candidata de Morena. Triste suerte de los que se fueron de Morena a apoyar a la alianza PRI-PRD porque perdieron en ambos lados.

Tras el triunfo, Evelyn Salgado está mostrando la otra parte de su personalidad: la de una política con miras más amplias de lo inmediato. Lo primero que hizo fue un llamado a la reconciliación. A la oposición le tendió un puente, a sabiendas de que para gobernar Guerrero se necesitará de todos y de todas.

Lo que viene en los próximos días -y no se necesita ser pitoniso para adivinarlo- será prepararse para gobernar. Prepararse de verdad, porque a nadie escapa que una gubernatura inesperada, con solo un mes para la campaña, no es el escenario idóneo para prepararse.

Lo primero que habría de hacer, desde luego, es esperar el cómputo final del miércoles no para tener la certeza, sino la formalidad, del triunfo; y luego, recoger el domingo la constancia de mayoría.

A partir de ahí viene una etapa que consiste en integrar la Comisión de Entrega-Recepción, que entrará en contacto con el actual gobierno para revisar el estado en que se encuentran todas las áreas y poder tener un diagnóstico real de lo que va a encontrar al asumir el cargo. Es de esperarse que desde aquí empiece a dar luces sobre su próximo gabinete, y llame a colaborar a las mejores mujeres y los mejores hombres, ya que no gobernará sola ni lo hará solamente con su propia popularidad.

Y, luego, lo más importante, será la realización de foros con la participación de toda la sociedad para integrar un plan de gobierno -que es distinto de las propuestas de la campaña- con el cual Guerrero habrá de ponerse en línea con el proyecto de la Cuarta Transformación que encabeza el presidente Andrés Manuel López Obrador. Este plan será la guía de lo que habrá de ser el próximo gobierno y de acuerdo con sus reiterados compromisos en público, la próxima gobernadora escuchará para integrarlo, a su mejor consejero: el pueblo de Guerrero.

Evelyn Salgado se convirtió en un mes en una figura política sin precedente. Tendrá los seis años siguientes para consolidarse y para pensar en lo que viene, porque esta carrera, aunque sea desde la cumbre, apenas empieza.

 

Compartir:

Dejar una respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here