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RAÚL SUÁREZ MARTÍNEZ  /

Acapulco, 11 de septiembre de 2021

El pasado 7 de septiembre los mexicanos, y en particular los guerrerenses, adelantamos el grito; este miedo, susto, terror, cada quien lo manifestó de manera diferente. Un terremoto de 7.1 grado de intensidad con epicentro en Acapulco nos movió el piso cerca de las nueve de la noche; los primero reportes eran de que, a pesar de lo intenso, lo aparatoso, lo terrorífico, no había pasado nada grave que lamentar.

Para los que vivimos la experiencia de 1985 cruzaron por nuestra mente las noticias que iban llegando según se iban restableciendo las comunicaciones, la energía eléctrica; el horror crecía según nos enterábamos de lo ocurrido, sobre todo en el entonces Distrito Federal.

Pocos minutos después de este inesperado evento, Andrés Manuel Lopez Obrador, vía sus redes sociales, emitió un mensaje que pretendía imponer calma entre los ciudadanos, lo cual hasta cierto punto es comprensible, irresponsable hubiera sido hablar de una realidad inexistente y crear pánico, más.

El mensaje del presidente de la República fue claro: “los reportes recibidos de los gobernadores de los estados, en este caso Héctor Astudillo Flores, de Guerrero, es que no hay nada grave que lamentar, hasta el momento”; dos elementos en este comunicado son claves para entender o tratar de entender la andanada de infundios que se vinieron en las horas subsecuentes contra el Presidente: “reportes de los gobernadores y, por el momento”.

En redes sociales y en varios espacios de noticias, aquellos que se han visto “damnificados” por los recortes de “los apoyos” a periodistas, se están dedicando a vociferar que el presidente es insensible al decir que no hay daños graves ni vidas qué lamentar, a excepción de una persona en moto que falleció en Guerrero, y exigiendo la inmediata liberación de apoyo económico a los damnificados.

Exigir que el gobierno federal apoye a las personas que resultaron con daños el pasado 7 de septiembre es correcto, esa es la actitud responsable que todo gobierno debería de tener y la actitud que la sociedad de manera permanente debe de tomar con toda autoridad.

Sin embargo, es claro que la posición de muchos medios de comunicación es cuando menos hipócrita, oportunista, desmemoriada; sí, sé que les molesta la muletilla de “porqué en el pasado no dijeron nada” pero sí, porqué no se pusieron rabiosos como lo están haciendo ahorita, a sólo 4 o 5 días después de la tragedia porque, cuando todavía hay damnificados desde el huracán Paulina que exigen su apoyo, o del huracán Ingrid y la tormenta Manuel, ¿se han preguntado cuánta gente fue engañada por los gobernantes en turno, cuyos nombres sospechosamente se les olvidan en este momento y que, todavía están esperando que llegue la ayuda?

El papel que están jugando los medios en este momento es correcta, ese debe de ser el fundamento real, de un espacio que debe servir para darle voz a los que no tienen la oportunidad de ser escuchados.

Muchos con micrófono y pluma, bueno ahora computadora, se están dedicando a denostar al Presidente por haber desaparecido el Fonden que, en el fondo de su esencia, era un programa generoso y necesario para estos eventos; sin embargo, la ambición de los gobernantes anteriores lo pervirtieron y sus recursos sirvieron para hacer nuevos millonarios, pero no sirvió para que el recurso llegue exactamente a los damnificados en turno.

Si estas personas que hoy se desgañitan y desgarran las vestiduras por esta razón, señalaran cómo en el pasado se robaron el apoyo a la gente en desgracia, en verdad serian una verdadera caja de resonancia para los ciudadanos.

Si no mintieran para recuperar sus prebendas anteriores, si exhibieran lo pasado comparado con lo presente y trataran a todos con el mismo rasero, recuperarían algo de la credibilidad perdida.

El papel de los medios debe cambiar, no pueden estar sus líneas editoriales regidas por la conveniencia del chayote, la sociedad necesita una mejor y real comunicación; si esta actitud no cambia, aunque tengan derecho no tienen calidad para exigir un cambio de actuar al gobierno, del signo que sea.

El papel del gobierno debe mejorar, respuestas más inmediatas si, reales, claro está, con o sin presiones.

Al Presidente se le debe exigir más claridad y prontitud en sus respuestas a los damnificados, pero se deben entender sus dichos inmediatos al terremoto del 7 de septiembre, lo dijo claro: es información de los gobernadores y no veo que los medios digan algo sobre porqué Héctor Astudillo envió estos datos al mandatario federal, nadie dice nada.

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