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* Si el padecimiento ocasiona daños importantes cuando inicia a los 45 años, el pronóstico para quienes lo desarrollan antes de los 18 años es poco alentador

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Ciudad de México, 5 de septiembre de 2017. Se estima que cerca de la mitad de la población pediátrica con diabetes presenta el tipo 2 de la enfermedad, la cual anteriormente se consideraba exclusiva del adulto. El problema se ha vinculado al incremento de la obesidad, el sedentarismo y la mala alimentación.

“Si bien la información sobre la frecuencia de la diabetes tipo 2 en niños y adolescentes es escasa y hasta el momento no existen cifras de su incidencia real en el mundo, en la práctica clínica los médicos diagnostican cada vez más casos en menores de edad”, refiere el doctor Joel Rodríguez Saldaña, director del Centro Multidisciplinario de Diabetes, en la Ciudad de México.

De acuerdo con un estudio realizado por investigadores de la Escuela de Salud Pública de Colorado, en Estados Unidos, y publicado en el Journal of the American Medical Association (JAMA, por sus siglas en inglés), el aumento en la prevalencia de la diabetes tipo 2 en niños y adolescentes ha sido relativamente reciente en la mayoría de las poblaciones, desde comienzos de la década 1990.

El especialista mexicano refiere que tal situación es alarmante, pues si el padecimiento ocasiona daños importantes cuando inicia a los 45 años (como alteraciones cardiovasculares y en riñones, hipertensión, retinopatía diabética y amputaciones), el pronóstico para quienes lo presentan en edad pediátrica es poco alentador.

Según los resultados de la investigación realizada en la Escuela de Salud Pública de Colorado, los pacientes con diabetes tipo 2 frente a los de tipo 1 tienen una mayor prevalencia de enfermedad renal diabética (19.9% frente a 5.8); retinopatía (9.1 ante 5.6), neuropatía periférica (17.7 y 8.5%) e hipertensión (21.6 y 10.1%). “Estos hallazgos revelan la urgencia de una vigilancia estrecha de los jóvenes con diabetes ante el posible desarrollo de complicaciones”, aseguran la doctora Dana Dabelea y sus colegas.

En este sentido, el doctor Rodríguez Saldaña explica que las complicaciones de la enfermedad aparecen después de muchos años de padecerla, en especial si no se tiene un control adecuado, por lo que al tenerla desde la juventud se viven más años con niveles elevados de glucosa en sangre, ya que no se presentan síntomas evidentes de inicio. Por lo tanto, el trastorno avanza causando daño a diversas estructuras del organismo.

Una vez que se ha diagnosticado el padecimiento en el menor es urgente que siga un tratamiento inmediato. “Las medidas autorizadas por las organizaciones internacionales de salud incluyen un plan de alimentación personalizado para cada paciente, la actividad física diaria y el monitoreo de glucosa en sangre después de cada comida. Desde luego, existen medicamentos indicados para este trastorno, pero su administración en población pediátrica es limitada”.

Si bien la metformina podría representar una alternativa terapéutica para mejorar el control de la glucosa en menores con diabetes tipo 2, la evidencia científica y clínica al respecto aún es muy limitada y no concluyente.

 

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