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* El último análisis de la OIT sobre el impacto de la COVID-19 en el mercado laboral revea el efecto devastador y desproporcionado que ha tenido la pandemia en los trabajadores jóvenes y analiza las medidas que se están adoptando para crear un entorno seguro de vuelta al trabajo.

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Ginebra, 27 de mayo de 2020. Más de uno de cada seis jóvenes ha dejado de trabajar desde el comienzo de la pandemia de la COVID-19 , mientras que quienes siguen empleados han visto reducir sus horas de trabajo en un 23 por ciento, asegura la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Según el Observatorio de la OIT: La COVID-19 y el mundo del trabajo. 4a edición , los jóvenes están siendo afectados de manera desproporcionada por la pandemia, y el incremento rápido y substancial del desempleo juvenil registrado a partir de febrero afecta más a las mujeres jóvenes que a los hombres jóvenes.

La pandemia inflige un triple impacto sobre los jóvenes. No sólo destruye sus empleos, sino también su educación y formación, y coloca grandes obstáculos en el camino de quienes buscan entrar en el mundo del trabajo o de cambiar empleo.

En 2019, la tasa de desempleo juvenil de 13,6 por ciento era ya más alta que la de cualquier otro grupo poblacional. Había alrededor de 267 millones de jóvenes – o uno de cada cinco a nivel mundial – que no trabajaban, ni seguían una educación o formación profesional (nini). Los jóvenes de entre 15 y 24 años que estaban empleados tenían además mayores probabilidades de estar en formas de trabajo que los hacía más vulnerables, como ocupaciones mal remuneradas, en la economía informal, o como trabajadores migrantes.

“La crisis de la COVID-19 está afectando a los jóvenes – en particular a las mujeres – con mayor gravedad y rapidez que a cualquier otro grupo. Si no tomamos medidas inmediatas y significativas para mejorar su situación, el legado del virus podría acompañarnos durante décadas. Si su talento y energía son marginados por falta de oportunidades o de competencias, esto ocasionará un daño al futuro de todos nosotros y hará que sea mucho más difícil reconstruir una mejor economía post-COVID”, declaró Guy Ryder, Director General de la OIT.

El Observatorio pide respuestas políticas urgentes, concretas y a gran escala dirigidas a apoyar a los jóvenes, incluidos programas amplios de garantía de empleo/formación en los países desarrollados, programas intensivos en empleo y garantías en las economías de ingresos medios y bajos.

Las pruebas y la trazabilidad dan resultados

La 4.a edición del Observatorio analiza además las medidas dirigidas a crear un ambiente seguro para regresar al trabajo. Sostiene que las pruebas y la trazabilidad (PT) de los contagios de la COVID-19 “están estrechamente relacionadas con perturbaciones del mercado de trabajo… [y] perturbaciones sociales substancialmente menores que las medidas de confinamiento y cierre de los lugares de trabajo”.

En los países con un sistema sólido de PT, la disminución media de las horas de trabajo es inferior en un 50 por ciento en comparación con los países con baja intensidad de PT. Son tres las razones de esto: las PT reducen la dependencia en las medidas de confinamiento estrictas; promueven la confianza de los ciudadanos y, en consecuencia, estimulan el consumo y apoyan el empleo; y contribuyen a minimizar la interrupción de las actividades en el lugar de trabajo.

Además, las PT pueden por sí mismas crear nuevos empleos, si bien temporales, que pueden estar dirigidos a los jóvenes y a otros grupos prioritarios.

El Observatorio pone de manifiesto la importancia de atender las preocupaciones en torno a la privacidad de los datos. El coste es otro factor, pero la relación coste-beneficio de las PT es “altamente favorable”.

“Crear una recuperación generadora de empleo que también promueva la equidad y sostenibilidad significa poner a las personas y a las empresas a trabajar de nuevo tan pronto como sea posible, en condiciones seguras”, señaló Guy Ryder. “Las pruebas y la trazabilidad pueden formar una parte importante del conjunto de políticas si queremos vencer el miedo, reducir el riesgo y que nuestras economías y sociedades vuelvan a moverse rápidamente”.

Pérdida de horas de trabajo

El Observatorio actualiza además la estimación de la disminución de las horas de trabajo en el primer y segundo trimestre de 2020, en comparación con el cuarto trimestre de 2019. Se estima que se perdieron 4,8 por ciento de horas de trabajo durante el primer trimestre (equivalente a 135 millones de empleos a tiempo completo suponiendo un trabajo de 48 horas semanales). Esto representa una ligera revisión al alza de cerca de 7 millones de empleos desde la tercera edición del Observatorio. El número estimado de empleos perdidos en el segundo trimestre permanece inalterado, en 305 millones.

Desde una perspectiva regional, las Américas (13,1 por ciento), y Europa y Asia Central (12,9 por ciento) presentan las mayores pérdidas de horas trabajadas en el segundo trimestre.

El Observatorio reitera su llamado a favor de medidas inmediatas y urgentes dirigidas a apoyar a los trabajadores y a las empresas, articuladas alrededor de la estrategia de cuatro pilares de la OIT: estimular la economía y el empleo; apoyar a las empresas, los empleos y los ingresos; proteger a los trabajadores en el lugar de trabajo; y buscar soluciones mediante el diálogo social.

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