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Desde 2008, tras el asesinato de Edgar Guzmán, en Sinaloa se contabilizan al menos cuatro manifestaciones públicas en apoyo al narcotraficante Joaquín Guzmán Loera. Las interacciones de la familia del capo, preso en Estados Unidos, son una primera explicación de la movilización que se vio el viernes para impedir la captura de Ovidio. De fondo, lo que permite que esto ocurra es el abandono del Estado

Texto: Vania Pigeonutt. Foto: Carlos Sicairos / Cuatoscuro

Faltaban unos días para que en Brooklyn, Nueva York, comenzara el juicio de Joaquín Guzmán Loera, El Chapo. En redes sociales se reportaron diversos apoyos en comunidades de Culiacán, Sinaloa, para damnificados por las lluvias torrenciales, y otras obras de beneficencia a su nombre. En esos días de 2018, el extraditado, tenía una imagen: la del benefactor.

El escenario de las lluvias torrenciales de septiembre de 2018 fue perfecto para que circularan en varios poblados, camiones llenos de colchones y parrillas, para que la gente que se quedó sin muebles y electrodomésticos, al menos pudiera cocinar y dormir. Estos apoyos tenían dedicatoria: JGL, las siglas del afamado líder del cartel de Sinaloa.

Habitantes de Sinaloa afectados por las lluvias publicaban en redes sociales que recibieron ayuda humanitaria de El Chapo Guzmán. Circularon videos en Facebook y Twitter, donde se apreció gente repartiendo enseres en la sindicatura de El Dorado, a pocos kilómetros de Culiacán. Gente de esa cabecera municipal, de Navolato, Villa Juárez y Angostura publicaron que recibieron ayuda del capo preso en Estados Unidos.

En octubre, también se hicieron virales videos y fotos de un camión cargado con parrillas eléctricas y colchones llevados a la comunidad de La Platanera, que sufrió daños por las lluvias torrenciales. El usuario de Twitter @gin021088 dijo:

“Los plebes de La platanera damnificados de las pasadas lluvias y que fueron apoyados con Colchones Viejos y llenos de Cucarachas por @SEDESOLSin no fueron olvidados por Don Joaquín. “Loera y lo sigue siendo…”

Las redes sociales

Otra vez que el Cártel de Sinaloa dio su apoyo visible fue en 2017, durante el sismo de septiembre 19, gente afín a este grupo repartió dinero, o al menos así presumieron en redes los hijos del extraditado líder de este grupo cuyo bastión está en Culiacán, Sinaloa.

En sus redes sociales, Iván Archivaldo López, el hijo mayor del capo más famoso y con más cargos por narcotráfico de México, presumía que repartió un millón de pesos para los damnificados del temblor del 19 de septiembre de 2017.

En esos días, Emma Coronel, la esposa del capo también popular por hacer grandes fiestas infantiles e invitar al mayor número de paisanos, puso en un mensaje que se viralizó viña whatsaap.

“Todos somos México, amigos y amigas, conocidos o los que se quieran unir en la ayuda a los afectados en la Ciudad de México, yo en especial estoy juntando dinero en una cuenta de unas personas en México que en la tarde con lo recaudado irán directo a comprar las cosas más importantes, medicinas, agua para los niño, son los que más me parten el alma”, se leyó.

Cada año el Cholo Iván, como se llamaba el jefe de sicarios de El Chapo, regalaba dulces y juguetes a los niños en Guamuchil  y Mocorito. Que era su zona de influencia antes de que lo agarraran, según narró un habitante de Culiacán, quien dijo que también Ismael Mayo Zambada, regalaba enseres, electrodomésticos y hacía fiestas por fechas decembrinas a la gente de El Salado.

Marchas a favor de “El Chapo”

Estas interacciones de la familia Guzmán son en esencia, una primera explicación del por qué la gente se ha movilizado en defensa no sólo del líder encarcelado del cártel, sino cómo es coexistir en Culiacán, una ciudad norteña, donde en voz de varios pobladores, nadie está fuera de las operaciones de ese grupo, y al mismo tiempo han normalizado las armas, las revueltas, los enfrentamientos.

Según un recuento hecho por Pie de Página van desde 2008, tras el asesinato de Edgar Guzmán, al menos cuatro manifestaciones públicas, en apoyo a la familia Guzmán. La manifestación más grande fue a finales de febrero de 2017, cuando las calles de Culiacán fueron inundadas por más de 2 mil personas exigiendo la liberación de El Chapo.

La gente vestida de blanco marchó por la avenida Obregón, la más grande de la capital del estado norteño, y aunque dijeron que marcharon en forma pacífica para pedir la liberación del líder, hasta ese entonces, más poderoso del Cártel de Sinaloa captura por el gobierno mexicano y quien había estado prófugo los últimos 13 años, desde que logró escapar de prisión.

Lo que no debió entrar a debate, la decisión de encarcelar a Guzmán, fue puesta en duda en esta manifestación.  La gente exigía que el líder fuese juzgado en México y no Estados Unidos por sus crímenes, aunque también allá esté perseguido por delitos contra la salud.

 El capo fugado en 2011 después de haber estado preso desde 1993 por el delito de asociación delictuosa y cohecho, no se escapó a la justicia, pese al respaldo social que se vio desplegado en las calles de Culiacán.

La policía trató de dispersar la manifestación, que estaba repleta de cartulinas y lonas a favor de Guzmán Loera, pero fue retada por algunos asistentes, que quemaron algunas llantas de coches. Ese día hubo al menos una decena de detenidos, y también la Policía echó gases lacrimógenos para disuadir la protesta.

Las “Chapomarchas” dieron la vuelta al mundo: había grupos de banda animando el trayecto de hombres con el rostro cubierto. Por más inverosímil que parezca: Guzmán demostraba fuerza, o al menos allí en las calles de Culiacán, del estado cuna del narcotráfico, que lo vio nacer.

Las personas recorrieron de cuatro a cinco kilómetros a pie portando cartulinas que decían: “Queremos libre al Chapo”, decía una manta. “El pueblo no está conforme con la extradición. No lo permitimos. Exigimos que no proceda”.

En la marcha había desde niños hasta ancianos, y aunque la invitación se hizo en redes sociales, y mucha gente tenía la suspicacia de que el mismo cártel repartió dinero para que se presentaran sus vecinos a marchar. La convocatoria se hizo también a través de mensajes que convocaban a asistir.

“Por favor asistir de blanco, el motivo de la marcha es exigir la liberación del Chapo y héroe de Sinaloa”. La ciudad de Culiacán, de casi un millón de personas recibió esta multitudinaria marcha por sus calles, había hombres en camionetas de lujo escoltando el trayecto hasta el Palacio Municipal. Los equipos de sonido, dirigiendo el trayecto contrastaban con el ruido de la música de viento que entonaba desde corridos, hasta música marcial.

Narcocultura en Culiacán

“La ciudadanía le tiene más fe al crimen organizado que a la autoridad. La autoridad está muy demeritada, no hay confianza. Habitantes iban a solicitarles favores al cártel para que calmaran a las personas que estaban robando carros, que robaban casas, que asaltaban, que los traían en jaquemate; esa persona, el jefe de plaza, se encargaba de poner orden, y la gente agradecida de que así fuera”, narra vía telefónica un habitante de Sinaloa que prefiere que no se publique su nombre.

Se cuestiona: “cómo es posible que se le tenga más miedo a la autoridad que a las mismas personas que están en el crimen organizado, grupo organizado, como le quieras denominar, no se entiende pues, cómo pueden suceder estas cosas, si va una persona a presentar una denuncia, antes de presentarla ya lo están esperando el que va a denunciar, entonces cómo, ese es el sentir de muchos de los ciudadanos, ese es el temor, no digo que todas las autoridades estén corrompidas, pero no hay confianza”.

Recuerda que en mayo de 2008, por el estacionamiento del fraccionamiento Tres Ríos, donde había una tienda muy grande, fue asesinado Edgar Guzmán. En ese entonces nuestro testimonio estaba cerca de la balacera, porque vivía donde a la fecha, por el centro de Culiacán.

“Me tocó escuchar la balacera, la escuchamos demasiado cerca, fuimos de curiosos, y nos dimos cuenta de que ahí estaban haciendo, y estaban en ese lugar. Hicieron un cenotafio muy grande, un altar para Edgar y fue muy grande. En donde hicieron este cenotafio, en el estacionamiento de la tienda donde sucedieron los hechos. La gente respeta a El Chapo. Aunque este altar esté a escasos 500 metros de ese lugar de la Fiscalía General de Justicia de Sinaloa”, comparte.

Que Guzmán Loera, o gente de su grupo haya pedido la composición de 50 mil rosas, un corrido del cantante Lupillo Rivera, tiene referencia directa, dice, a lo ocurrido ese ocho de mayo cuando Edgar fue asesinado a más de 500 balazos, supuestamente por otro grupo delictivo. No hubo rosas para el Día de las madres en Culiacán, en su opinión, era una forma de castigo por ese hecho.

Este testigo vivió momentos horribles con su familia el jueves pasado. Dice que son muchos más de los 10 muertos que reporta como saldo, el gobierno de Quirino Ordaz. Ese día, cuando las autoridades federales decidieron dejar libre a Ovidio Guzmán López, uno de los dos hijos mayores de Guzán Loera, todo era caos. Una familiar suya pudo salir de la terminal de autobuses 12 horas después de que su camión tenía que ir a Los Mochis.

Recuerda que dejaron de haber camiones urbanos , varios autos se detenían en paradas de camiones a dar raite gratis.Varias personas ofrecían sus casas o departamentos céntricos a personas totalmente desconocidas a pasar la noche ahí. Negocios que le decían a la gente: “entre, entre rápido” para poder resguardarlos de una posible bala. Se encerraban por horas , o incluso durmieron ahí.

Para el testigo hasta empresas departamentales como Coppel , Ley , Aurrera, Waltmart, se solidarizaron con la tragedia, ofrecieron café y bocadillos gratis en su interior. Algunas personas durmieron en colchones de los que venden. Y es lo que rescata de ese día “digamos que algo positivo fue la solidaridad, saber que si bien había humo por todos lados, balaceras y mucho caos, había solidaridad”.

En su opinión ese apoyo social es de un porcentaje mayoritario de la población de Sinaloa. “qué hacen es convertir en héroes a las personas que se dedican a esto. Por ahí están convocando a una marcha para agradecer que lo hayan soltado, todo eso. Algo muy importante que es que la autoridad está diciendo mentiras, han dado una cantidad de personas que fallecieron que no rebasan las ocho, las 10, las 12 personas, no van a dar la cifra exacta de las personas que fallecieron en el evento del jueves. La autoridad no da la cifra exacta, la autoridad no le interesa meterse en esas cuestiones, lo que sucede en los enfrentamientos”.

En su opinión ninguna vida vale más que una detención, y Sinaloa, desde hace mucho tiempo está en favor de quienes les hacen caso.

Cortesía: https://piedepagina.mx

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