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* Zeferino a Adela Román: “por mi gobierno fuiste diputada”

* Jacko a Zeferino: “mi empresa es familiar, pero yo no despojo a mi propio padre”

* Zeferino a Figueroa: “¿Sabes lo que es una controversia constitucional?”

* Figueroa a Adela: “Yo haré un gabinete por capacidades, no por paridad de género”

* Jacko a Adela: “Todos sabemos lo que hace un ministerio público para vivir”

* Adela a Zeferino: “me da tristeza ver cómo devolvía dinero a la Federación habiendo tantas necesidades aquí”

 

* Todos a Taja: “Taja sí se raja”

REDACCIÓN   /

 

Acapulco, 20 de junio de 2018. El debate en el Grupo Aca, donde participaron cuatro candidatos de cinco que fueron invitados, se convirtió en un escenario de ataques y descalificaciones, más que de propuestas concretas.

Participaron en el ejercicio la candidata de la coalición Juntos Haremos Historia, Adela Román Ocampo; el de la coalición Por Guerrero al Frente, Joaquín Badillo Escamilla; el del Partido del Trabajo, Zeferino Torreblanca Galindo; y el de Nueva Alianza, Rubén Figueroa Smutny.

El orden de las participaciones fue previamente sorteado, según informó la presidenta del Grupo Aca, Digna Marroquín.

En los hechos, los candidatos presentaron sus propuestas en los temas de servicios públicos municipales, Finanzas, y problemas específicos de Acapulco. En términos generales todos expusieron lo mismo que han venido planteando a través de sus respectivas campañas, durante 18 minutos para cada uno divididos en cada segmento.

Rubén Figueroa fue el que se mantuvo con más propuestas y con menos críticas a sus oponentes; mientras Joaquín Badillo y Zeferino Torreblanca redujeron el nivel del debate incluyendo en ofensa -a Torreblanca la moderadora le tuvo que pedir respeto- y acusaciones y descalificaciones personales. Román Ocampo, a quien los demás candidatos acusan de carecer de luz propia y pretender brillar con el apoyo de López Obrador, mostró temple y capacidad de respuesta.

El panorama en el que todos coincidieron, es en que Acapulco se encuentras en una situación muy difícil, no solo por la inseguridad, que es el principal problema, sino por las dificultades para prestar servicios públicos de manera adecuada, por una nómina excesiva que todos coincidieron en la necesidad de recortar, y una deuda muy difícil de manejar.

La primera ronda comenzó sin contratiempos, hasta que Adela Román replicó que Zeferino Torreblanca hablaba de mucha experiencia y eficacia pero “a me daba tristeza cuando regresaba dinero a la Federación (por no ejercerlo) habiendo tantas necesidades”. A la siguiente oportunidad, Torreblanca respondió “por alusiones”, dijo: “Le recuerdo a la licenciada Román que gracias a ese gobierno en el que ella estuvo, pudo ser diputada local, si no nunca hubiera podido ganar un puesto de elección popular”.

La candidata le respondió después que ella ganó la diputación por capacidad propia, que compitió contra un hombre fuerte del sistema (José Rubén Robles Catalán, por cierto, aliado de Torreblanca cuando este gobernó el municipio) y le dobló la votación.

Badillo Escamilla intentó mediar y pidió concentrarse en las propuestas, pero repartió para todos: criticó a los “supermanes o superhéroes” y hay a quienes incluso (Zeferino) no lo dejan entrar en La Concepción; o a quien se quiere colgar de un personaje (en alusión a Adela). Figueroa

Rubén Figueroa seguía en lo suyo, haciendo sus propuestas sobre los temas, sin embarcarse en el pleito entre los candidatos. Adela Román respondió a Badillo que ella no se cuelga de López Obrador porque tiene su propia historia y sus propias capacidades, y citó que es hija de Nicolás Román Benítez, a su vez amigo personal de Lázaro Cárdenas y María de la O. Jacko no la dejó pasar y a la siguiente ronda se le fue a la yugular: la acusó de ser inelegible y de estar impugnada “por su propio partido” pero luego se fue más bajo en el nivel, al pretender calificar de corrupción a Román Ocampo con una generalización: “todos sabemos lo que hace un ministerio público para vivir”, afirmó que no ganará en las urnas y “si en algún caso la gente se confunde, queda claro que no es con luz propia” y aludió a un anuncio espectacular donde aparecen la candidata a alcalde y el candidato presidencial de Morena y, dijo, “parece que son las bodas de plata”, en una clara alusión a la edad de ambos personajes. A Torreblanca Galindo, el perredista le recordó que siendo gobernador contrató a su empresa y le dijo que él no es hijo de papi, sino que creó su propia empresa, la cual, precisó, fue contratada por Torreblanca cuando fue gobernador, y se jactó de haber logrado el permiso colectivo de armas.

Más tarde Torreblanca le replicó que no es hijo de papi pero es hijo de mami, porque todos sus bienes están a nombre de su mamá; y Figueroa Smutny se metió al quite y le recordó a Jacko que el permiso colectivo se lo dio precisamente Torreblanca. Badillo acusó el golpe zeferinista, pero lo devolvió con creces. Jobamex, dijo, es una empresa efectivamente familiar, pero de una familia con principios “donde Jacko Badillo no despoja a su padre”.

Figueroa y Torreblanca se enredaron en un intercambio cuando el primero dijo que Acapulco recibe apenas 7.5 por ciento del presupuesto estatal y tiene 33 por ciento de la población del estado, por lo que consideró que con los diputados federales y locales debería darse una batalla para cambiar esta situación, a lo que Torreblanca dijo que no es necesario, porque Acapulco también puede generar sus propios recursos. Figueroa respondió recordando que cuando fue alcalde, Torreblanca demandó al entonces gobernador para que le dieran más recursos. El ahora petista ironizó preguntándole si sabe lo que es una controversia constitucional, y le sugirió que le preguntara a sus abogados. En su oportunidad, Figueroa respondió que la controversia constitucional sí llevaba la intención de allegarse de más recursos, y de paso le dio a Badillo, al recordarle que en un estado con alto nivel de inseguridad, él hizo un buen negocio de esta situación, por lo que es incongruente “que ahora nos venga a decir que la va a combatir, va contra su ADN y es un conflicto claro de intereses”, y a Adela Román y a Torreblanca les dijo que él no va a usar palabras “rimbombantes” como el tejido social, sino solo aplicará la ley y mano dura.

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