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* El activismo político social acumulado debe ser el promotor de este proceso de organización, advierte
* Si no se logra cambiar, vendrá una frustración que acentuará la falta de participación social, señala
* Hay una parte de la sociedad que está enferma, es la que ha producido a los asesinos desalmados, advierte
* Hay que apostarle a la innovación, a la protección ecológica, a las nuevas tecnologías
* Fundador de la Redir, ex presidente del Consejo Nacional del PRD, personaje icónico de la lucha de izquierda del país, es ahora asesor de Adela Román en Acapulco

 

ROBERTO RAMÍREZ BRAVO /

 

Acapulco, 22 de octubre de 2018. Plantado en las escalinatas de acceso del Ayuntamiento de Acapulco, Camilo Valenzuela lanza de entrada un dardo con dirección: “es ineludible -dice- dejar de gobernar como han gobernado todos los cabildos de Acapulco, como pequeños gobiernos de élite, que miran desde arriba, desde arriba deciden y desde arriba hacen”.
La entrevista había sido pactada previamente y se realiza en un momento de sosiego, en el momento en que se retira del Ayuntamiento, donde ahora funge como asesor de la presidenta municipal Adela Román Ocampo, al lado de otro luchador social legendario en Guerrero, Eloy Cisneros Guillén. “Él -dice, en tono jocoso- es el coordinador, el jefe, yo soy el peón”.
Camilo Valenzuela es un personaje icónico de la izquierda en el país. Sinaloense, fue fundador de la Red de Izquierda Revolucionaria (Redir), y fue presidente del Consejo Nacional del PRD en el tiempo en que todavía no lo controlaban los Chuchos. En Guerrero ha participado en diferentes momentos, siempre organizando la participación ciudadana y fue impulsor del Frente Progresista Guerrerense.
En entrevista analiza los diferentes aspectos que tendría que incluir un gobierno de izquierda, ubicado en lo que el presidente electo Andrés Manuel López Obrador llamó la cuarta transformación, y advierte la necesidad de que la gente participe con un sentido de responsabilidad sobre este gobierno. Pero además, el gobierno tiene que ser innovador en muchos sentidos, sin embargo el denominador común es que todos tienen que aprender juntos y crear, como algo nuevo, esa sociedad participativa que se reclama desde la población, y ahora también desde el gobierno.
“Si se está pensando que haya cambio, cambio verdadero, dicen, se tiene que gobernar ya no como pequeña élite, cúpula, gobiernos cupulares, porque al final excluyen a la gente del gobierno en lugar de incorporarla al gobierno. Si ha de haber cambios se necesita no quedarse en el gobierno para el pueblo, se necesita hacer un gobierno del pueblo, si no, no va a ser para el pueblo”, sentencia.
Recuerda que desde que inició su campaña por la alcaldía, Adela Román Ocampo planteó la idea de crear un gobierno participativo, una asamblea, y luego, con las organizaciones sociales que la acompañaron “hemos estado buscando cómo desencadenar ese proceso de construcción de espacios participativos a nivel básico, digamos barrio, colonia, comunidad, centro de trabajo, de estudio, colegios de profesionistas, organizaciones empresariales, en fin, y ahí nos hemos encontrado por un lado con una cultura, una mentalidad muy arraigada, porque son décadas de una práctica de gobiernos elitistas y verticales y la gente se ha creado la mentalidad de, o levantar la mano y pedir, o cuando mucho exigir que les resuelvan los problemas, que les den esto o aquello, pero no asumir que tienen que organizarse y participar en la solución de los problemas y en las decisiones de gobierno”.
“Este salto de la gente, de la ciudadanía, es indispensable, sin eso no hay gobierno que pueda levar a cabo ningún cambio, aunque quiera. Sin la gente, como dicen por ahí que para hacer historia, la gente tiene que participar, si no, no hay historia. Va a ser una historia muy limitada si solo se vuelve a caer en un gobierno de arriba para abajo en pequeñas cúpulas”.
-¿Pero cómo romper con eso que es una cuestión ya arraigada, la falta de participación?
-Por un lado, está la realidad, que está espoleando a la gente a que participe. Como tú sabes, Acapulco es la ciudad que tiene el porcentaje más alto de marginación, de las más violentas, no solo de México, sino del mundo. Ya los de Sinaloa somos pacifistas comparados con ustedes. Por otro lado, como parte de esto, la violencia. Para no ir más lejos, estos dolorosos feminicidios que se acaban de dar, te habla de que hay segmentos de esa sociedad muy enfermos, casi bestializados, para llevar a cabo todo tipo de asesinato que se da. Pero eso implica que tenemos una sociedad que los produce, porque no cayeron del cielo. Los produce esta sociedad que está enferma de desigualdades extremas, de marginación masiva, de envilecimiento del trabajo en estos 36 años de guerra contra el salario, jornadas agotadoras, desempleo subempleo”.
“Yo fui niño y sé que cuando la tripa chilla de niño, uno va acumulando resentimiento social, sadismo, un sentimiento muy profundo; también con la descomposición que hay a nivel de gobierno y a nivel de empresarios, que les vale madre todo más que acumular, y los demás que se chinguen; y entonces por un lado está la realidad que acicatea y por otro lado, los llamados partidos políticos con registro, tienen una inercia electorera. Se activan cuando hay elecciones, y cuando no hay elecciones, sobre todo se dedican al escarceo político, a empezar a conspirar para la que sigue y empezar a pensar en la elección que sigue”.
“Entonces aquí lo que se ha buscado es tratar de que el activismo político social acumulado, con o sin partido, asuma la tarea de ser el eslabón que asuma la tarea de ser el eslabón que promueva ese proceso de organización participativa en todos esos espacios. En esa idea se tuvo el encuentro del 15 de agosto en el sindicato de Telefonistas, llegaron varios cientos de compañeras y compañeros, pero luego ha venido todo el proceso de recibir una administración municipal en descomposición y en bancarrota y tratar de ir armando una nueva administración que no va a nacer nuevecita, nace de esa circunstancia.
Pero sucede que todo ese activismo social que fue conformado el 14 y 15 de agosto, que fue convocado y que asistió, no ha tenido la continuidad necesaria. Ese activismo político social que ha acumulado la sociedad acapulqueña, porque en Guerrero y en particular Acapulco, se despliega mucha energía de la gente, hay una conflictividad que no cesa de expresarse, no le ha logrado tener continuidad. En lo personal yo espero que ahora que se asiente más o menos la administración, especialmente en el rubro administrativo financiero, que es donde la corrupción se incubó más, y también se pueda integrar equipos en el área político social del ayuntamiento, para ir a promover con iniciativas, incluso con debate de presupuesto participativo, ir a activar, a catalizar esa dinámica participativa, que al principio será de los segmentos más sensibles, más dispuestos, quizá los que votaron, después se irá más allá. Se cree que el río irá jalando a los demás.
-Yo veo dos cuestiones: por un lado, el movimiento social, que tendría que tener un empuje para dinamizar esa participación ciudadana, y por otro lado, el gobierno que tendría que buscar, promover también esa participación. ¿Cómo lo hacen, cuando algunos del movimiento social se están incorporando, y al mismo tiempo son movimiento social y gobierno?
-Los movimientos sociales nunca son puramente sociales, tienen su carga política. Ahora más bien necesitamos que los gobiernos no sean puramente político-administrativos, tengan también un fuerte compromiso y dinámica político-social.
“Yo creo que estos compañeros que han sido luchadoras y luchadores desde jóvenes, incluyendo a la presidenta, puedan ser pivoteadores de esta dinámica participativa. De alguna manera se ha empezado a hacer presente de parte de Adela Román, una liga. Estuvo el 26 en el zócalo (en el mitin por la desaparición de los 43 normalistas), el 2 de octubre (con universitarios que conmemoraban la matanza de Tlatelolco), ha estado en estas asambleas que hemos tenido del movimiento social”.
“Entonces aquí empieza a haber una dinámica de encuentro diferente. En lo personal porque conozco a Adela, a Marco Adame, al equipo político social, yo creo que desde el municipio se va a ser factor dinamizador de lo participativo”.
-¿Es suficiente, la participación de la alcaldesa en estos eventos, para convencer a la sociedad de participar?
-Desde luego no basta, digo que las estructuras de gobierno municipal lo promuevan, ni que legisladores locales o federales se incorporen, que son de Acapulco. Se necesita que ese activismo político social que ha militado o no militado, sea el eslabón principal, porque son muchos cientos de compañeras y compañeros que tienen experiencia de lucha, de organización, tienen su influencia, así sea pequeña o más grande. Ese es el eslabón principal, que la gente de gobierno debe buscar que se mantenga activa, cohesionada, activada y que se vaya unificando en cómo hacer un gobierno participativo, porque el otro problema que tenemos es que hay que aprender a hacerlo. No vamos simplemente a saber de otras experiencias, tiene que ser una creación de la sociedad acapulqueña, de los movimientos, de los colegios, de la juventud, y desde luego, el gobierno debe ser dinamizador de ese proceso. Es complejo el reto, pero no hay de otra: si no se hace un gobierno participativo, será un gobierno esencialmente igual que los anteriores, un gobierno elitista, metido en pujas de grupos de interés, en Cabildo, de la administración, en acciones de venir a exigir mi parcela de demandas que yo quiero, me vale madres la suerte general. Eso no puede pasar, porque la situación de Acapulco ya es de extrema gravedad.
-¿Cuál sería la consecuencia de si eso pasara?
-Yo creo que por un lado el ánimo de cambio, las expectativas de cambio de la gente se caerían, vendría una nueva frustración, y eso acentuaría el vacío de participación, de exigencia, para que el ayuntamiento, cabildo y administración, se fuera adentrando en una dinámica igual que las anteriores: a ver qué sacamos, a ver qué nos llevamos, y a darnos con todo por los espacios, los negocios que se pueden hacer en torno al Ayuntamiento de Acapulco, que no es cualquier ayuntamiento.
-Es un ayuntamiento quebrado financieramente.
-Acapulco está en bancarrota financiera, las deudas son muy grandes, hay que reorganizar los ingresos que fueron, se pudrieron casi todas las áreas administrativas financieras, y aquí se requiere mucho el apoyo del gobierno federal. Pareciera que el gobierno federal se ha hecho sensible a este problema de Acapulco. De entrada, ya hay ahí la presencia de Acapulco en un programa de 15 ciudades, se habla de 600 millones; también esta idea de los diputados del área presupuestal, de venir, habla de que allá arriba, en el gobierno federal, hay la percepción de que hay que sacar a Acapulco del hoyo. Desde luego, no se puede construir un sistema de agua como lo necesita Acapulco, sin un programa de apoyo financiero federal, por ponerte un ejemplo.
En ese sentido, el luchador social y activista de izquierda señaló que el gobierno que va a impulsar la transformación debe ser un gobierno innovador. “No basta -dice- trabajar para resolver situaciones críticas que se han heredado. Se necesitan proyectos nuevos. Por ejemplo, el manejo de la basura ya no puede ser igual, hay que buscar convertirla en fuente de recursos, abono, material reciclable; el campo ya no puede seguir igual, con fertilizante agroquímico, sino otras alternativas como abono que salga de la basura; el turismo ya no puede ser el mismo, se tiene que diversificar; hay que hacer un programa de vivienda digna para la gente que está madreadísima”.
-¿Nuevas tecnologías?
-Entre los temas para hacer un gobierno diferente, se encuentre el que los procesos administrativos sean cibernéticos, porque en la actualidad cada paso en un procedimiento es una mordida, y el que la gente pueda hacer sus trámites vía cibernética, va a reducir la posibilidad de la corrupción.
Es, según lo vislumbra Camilo Valenzuela, lo que tiene que pasar en Acapulco.

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