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* Relatan comuneros de La Concepción que vieron a dos de sus compañeros que murieron en el operativo policial del domingo, que los policías estatales se los llevaron vivos y caminando

* Hay videos y fotografías donde aparecen en el momento de la detención, narran ante abogados de derechos humanos

REDACCIÓN    /

 

Acapulco, 09 de enero de 2018. Dos de los policías comunitarios que aparecieron muertos tras el operativo policiaco en La Concepción, el domingo pasado, habrían sido detenidos vivos por policías estatales, denunciaron pobladores que presenciaron los hechos.

En una serie de testimonios que los habitantes de los poblados La Concepción y Aguacaliente dieron a abogados del Centro de Derechos Humanos de La Montaña Tlachinollan, encabezados por su director Abel Barrera Hernández, los comuneros señalaron que vieron a Crescenciano Everardo Lorenzo y Feliciano Ascencio Sierra cuando eran detenidos y sometidos por los policías estatales y después se enteraron con sorpresa que según el parte oficial, habían muerto en el enfrentamiento.

En cambio, el otro comunitario muerto, Alexis Santos Castillo, sí fue visto morir cuando forcejeó con un hombre que los campesinos identificaron como un colaborador del empresario arenero Humberto Marín, aunque iba vestido como policía estatal. En ese forcejeo, ambos se dispararon y los dos murieron simultáneamente. Refirieron que hubo un segundo policía estatal que murió en la refriega, pero ninguno de los dos apareció en el reporte oficial de ese día.

En el interior de la comandancia de la Policía Comunitaria.

Los campesinos pidieron particularmente investigar cómo fue que murieron los dos policías comunitarios, ya que existe la versión de que fueron ejecutados extrajudicialmente en un lugar entre San Isidro Gallinero y El Salto.

Además, relataron que los policías estatales catearon alrededor de 20 viviendas, domicilios de policías comunitarios, con el argumento de que andaban buscando armas, pero sin presentar ninguna orden, y en la mayoría de ellos rompieron ventanas y puertas para ingresar.

Los testigos fueron entrevistados por los abogados en domicilios particulares en los dos poblados. Demandaron también que cese el hostigamiento del comisario de La Concepción, Florentino Melchor León, quien por las noches recorre el poblado con civiles armados, y es respaldado por la policía estatal. Dijeron que el comisario ha advertido que habrá más cateos en las viviendas así como detenciones.

En el operativo, señalaron que los estatales –quienes llevaron la mayor parte de las acciones- golpearon a alrededor de 20 mujeres, entre ellas una mujer ciega de más de 60 años.

Corren a reporteros

Foto La Plaza.

Por la mañana, en La Concepción se llevó a cabo el sepelio de los hombres que murieron en la comisaría, que son afines al comisario Melchor León. La llegada de un grupo de reporteros de El Sur, La Plaza, La Jornada y Quadratín, alertó a los campesinos, que empezaron a gritar que se fueran, que los lincharían. Los reporteros optaron por retirarse. El comisario encabezaba la ceremonia de la sepultura.

Un policía se acercó al reportero de La Plaza: “entiendan, retírense, es por su bien: así como ustedes dicen que los policías los agredieron (en el operativo del domingo, donde el fotógrafo Bernandino Hernández fue golpeado, al grado de que hasta el martes permanecía hospitalizado), ahora la gente los va a agredir a ustedes”.

El panteón estaba resguardado por policías estatales que hacían guardia en varias patrullas, a la entrada del panteón.

La Concepción, a esa hora, alrededor de las 10 de la mañana, parecía un pueblo fantasma, sin nadie en la calle. Solo perros deambulaban. Un poco más adelante del centro, provenientes del panteón, algunas personas empezaron a circular. La comandancia de la Policía Comunitaria estaba abandonada, con todas las cosas tiradas y revueltas. Ropas, una fotografía de Marco Antonio Suástegui con el subcomandante Marcos, del EZLN, periódicos, ventiladores, sombreros, todo estaba revuelto. Un cuarto que tenía despedazada la chapa a balazos, mostraba restos de sangre en su interior.

El inmueble no era resguardado por nadie, estaba completamente abandonado.

 

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