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ROBERTO RAMÍREZ BRAVO /

Acapulco, 29 de abril de 2024. La elección que está en curso en estos momentos va a dejar sin duda algunos episodios memorables. Uno de ellos es el pleito entre dos facciones del PRI, que han trasladado fuera de los muros partidistas, lo que comenzó como un pleito interno.
La arena de esa batalla está en la candidatura al Senado de la República. Por una parte, el PRI, el PRI oficial, digamos, y sus aliados, llevan como candidato en primera fórmula al actual senador Manuel Añorve Baños, quien busca la reelección; mientras el otro PRI, el que se fue a Movimiento Ciudadano, lleva a Mario Moreno Arcos como primera fórmula.
La primera acotación que habrá que hacer es que no se habla de dos PRI solo por molestar, sino porque las identidades partidistas siguen claras en los que se fueron a MC. Es un grupo compacto que en lugar de integrarse a su nuevo partido, se distingue, marca su territorio y en algún momento ha intentado hacerse del control de la nueva casa. Encabezados por Mario Moreno, Héctor Astudillo Flores, Érika Lührs Cortés, la diputada Gabriela Bernal Reséndiz y el diputado Ricardo Astudillo Calvo, estos personajes bien pueden ser vistos todavía como integrantes de un mismo equipo que se fracturó, pero cuyas partes mutuamente no se olvidan. Hay que recordar que en 2015, Manuel Añorve y Héctor Astudillo eran grandes aliados y juntos lucharon hasta conseguir la candidatura a gobernador para el segundo de ellos.
Ya ubicados los primeros en el PRI y los segundos en MC, las escaramuzas están a la orden del día. Primero, se dio entre la secretaria general del tricolor, añorvista, Pilar Vadillo, contra Érika Lührs, astudillista, en un episodio en el que la primera acusa a su ex compañera de violencia política. Sin entrar en mayores detalles, destaca aquí que la acusación contra la ex directora de Comunicación Social del gobierno de Astudillo es formulada de tal manera, que la propia acusadora podría ser acusada de la misma violencia que denuncia.
Pero el caso más destacado es el embate tricolor contra Mario Moreno, porque es una estrategia pensada para sacarlo de la contienda por el Senado.
Moreno Arcos se registró como una acción afirmativa para afromexicanos, y dijo serlo él de nacimiento y sus padres. Ese detalle el PRI lo aprovechó para impugnar la candidatura alegando que el ahora emecista no es afromexicano, pues no es nacido en un municipio con esta denominación, ni tiene otro antecedente más que tener una casa en un municipio de la Costa Chica.
El PRI intenta exhibir la deshonestidad del candidato, y obligar a MC a que le retire la candidatura y la sustituya por alguien que sí pertenezca a esta comunidad. Pero, al hacerlo, el mismo PRI se exhibe solo, pues dos de sus candidatos, Óscar Rangel Miravete, y César Landín Pineda, se presentan como acción afirmativa de discapacitados. Siguiendo con la misma lógica, los priistas estarían usurpando espacios de personas que sí tienen una discapacidad. Según la explicación de la dirigencia tricolor, sus candidatos son discapacitados porque usan lentes. Esta condición (de discapacitados, no de usar lentes) es algo que nunca habían reclamado antes, ni cuando el primero fue secretario del Trabajo, ni cuando el segundo dirigía su sindicato.
Dicen que cuentan con un certificado médico que da fe de que necesitan los lentes, como casi cualquier persona de edad adulta y como muchos jóvenes. Tal vez cuenten con el documento, pero aquí se trata de un acto de honestidad.
La hipocresía con que miran los priistas a los dos casos, el de Mario Moreno y el de sus candidatos, deja clara una cosa: que en realidad, la impugnación a Moreno Arcos es para sacarlo de la jugada.
Todas las encuestas dicen que en el Senado, en Guerrero, la fórmula compuesta por Beatriz Mojica y Félix Salgado, se llevará la votación. El segundo lugar se está peleando entre Añorve y Mario Moreno, como hace seis años se peleó entre Añorve y Beatriz Mojica, entonces candidata de la alianza PRD-PAN-MC.
Hace poco, en el pleno del Congreso de Guerrero, Mojica Morga, quien es diputada local por Morena, narró cómo fue objeto de violencia política de género por los priistas durante la campaña de 2018, para descarrilar su candidatura. Hoy parece que la receta la vive Mario Moreno.
Si esa es la estrategia, no parece una buena estrategia. Entre PRI y MC, parece de manera natural que el tricolor pueda quedarse con el escaño, porque a pesar de todos sus descalabros, de sus divisiones internas, y de que de sus aliados (PRD y PAN) no se haga uno, el tricolor sigue siendo un partido con estructura, que no estaría compitiendo contra Morena, sino contra un emergente MC, que pese a la llegada de los priistas, no logra cuajar su proyecto.
Entonces la imagen que se manda desde el tricolor, es que ni el candidato Manuel Añorve tiene la confianza plena de ganar aún el tercer escaño, el de la consolación. Por eso urge sacar a Mario Moreno de la jugada, no sea que vaya a dar la sorpresa.
Pero así son las cosas entre los ex compañeros de viaje. Mientras, Maluisa Vargas y Lalo Cueva, candidatos del Verde al Senado, ahí van, picando piedra, sin mayor ruido.

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