Jorge Valdez Reycen /
• ¿Se acuerdan del frente Antifélix?
• “La Tía Abe” se queda sola… sola
• Ebrard, silencio y lejos de Abelina
En el mes de mayo del 2022 un inopinado y sorpresivo Frente político se formó al interior de Morena, cuyos fines eran más oscuros como aviesos. Lo integraban tres munícipes y el presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso del Estado. En pocas palabras: le declaraban la guerra a la gobernadora Evelyn Salgado Pineda y al Senador Félix Salgado Macedonio.
Los motivos no eran del todo claro. Abelina López Rodríguez, Norma Otilia Hernández Martínez, Mario Figueroa Mundo y Alfredo Sánchez Esquivel eran la cabeza de playa visible. Su misión: dinamitar y dañar la imagen mediática de quienes ya se decantaban por Claudia Sheinbaum para la Presidencia de la República en 2024.
Morena se sacudió desde su interior. Y no pasaba nada. Casi al mismo tiempo, sendos reportajes en el periódico “Reforma” pegaban al corazón del gobierno morenista de la primera mujer gobernadora de Guerrero, dirigido a su pareja sentimental y a sus familiares. El golpeteo era una realidad, con tarjeta de presentación de los desenmascarados enemigos.
La guerra sucia de baja intensidad estalló en 2023. Los bandos se definieron y declararon una frontal y encarnizada batalla. La intensidad del “fuego amigo” subió de tono.
Uno a uno los integrantes de ese frente político antifelixista y antievelynista fueron evidenciados como oportunistas, ambiciosos, perversos y corruptos. El primer edil de Taxco huyó como delincuente y permanece prófugo de la ley. El líder de la JUCOPO cayó estrepitosamente en algo que llaman corrupción. La alcaldesa de Chilpancingo vive en la zozobra de ser indiciada en una investigación ministerial por parte de la FGR. Mientras la de Acapulco hace piruetas y malabares con su escaso prestigio de probidad y decencia institucional.
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El silencio de Marcelo Ebrard Casaubón es el deslinde prístino de todo lo que sea Abelina. Ebrard, ahora como Secretario de Economía, sacudió todo vestigio del pasado electoral y abrazó institucionalmente su papel en el gabinete de Claudia. Ello significaba para “La Tía” que se quedaba sola y su operatividad política correspondería a ella y sólo a ella. ¿Quién se va a arriesgarse ante un cerro de evidencias de que Abelina jugó las contras contra Claudia desde antes y ahora?
La tragicomedia de la oriunda de Oaxaca radica en su temperamento, oscilante entre lo mesiánico, populista e ingenuo. El presupuesto anual de Acapulco en promedio es superior a los cinco mil millones de pesos. La nómina y gasto corriente devora un 80 por ciento, lo que revela el agotamiento de un pesado elefante reumático y, por ende, el colapso de los servicios públicos que debería garantizar la comuna.
El oprobioso nepostismo de la familia Lozano, bajo la tutela de Leticia, alcaldesa suplente-secretaria general-verdadero poder de decisión asfixia como nunca antes a un Ayuntamiento de Acapulco paralizado, sin obras de impacto y dependiente de lo que haga tanto la gobernadora Evelyn Salgado Pineda como la Presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo.
Es decir, Abelina ya abdicó su responsabilidad y se percibe su mal talante en su discurso desprovisto de frases motivacionales, propositivas a la reconstrucción y carentes de empatía con el trabajo compartido de las instancias estatal y federal.
Sola, aislada, rumiando su mala suerte a la que llama adversidad, Abelina se arrincona y desconfía hasta de su sombra. Todos son traidores, pendejos y desleales.
Y en su escritorio se acumulan cerros de papeles… entre ellos los requerimientos de la Auditoría Superior del Estado de Guerrero (ASEG) y citatorios de la Fiscalía para que declare sobre la no rendición de la cuenta pública del 2023 por casi 900 millones de pesos.
Debe estar de un humor negro, insufrible, irascible, inconsolable y hasta con trastorno de stress depresivo-traumático. Ni el amparo como analgésico le quitará ese malestar causado por no rendir cuentas a su pueblo.
Nos leemos… SIN MEDIAS TINTAS.