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* Consejero de Urbanismo, Aurelio Mayo afirma que la crisis no es solo por la violencia sino también por la economía

 

VERÓNICA CASTREJÓN ROMÁN   /

 

Foto Verónica Castrejón.

Acapulco,  19 de diciembre de 2016. La industria de la construcción en este puerto presenta una caída del 80 por ciento en cuanto a obra privada y del  50 por ciento en la obra pública, informó el consejero de Urbanismo del Ayuntamiento de Acapulco, Aurelio Néstor Mayo Casanova, quien advirtió que esta crisis tiene ya cuatro años derivada del clima de inseguridad que priva en el municipio, y de  las consecuencias económicas del gasolinazo.

El futuro que vislumbra para esta industria en el puerto, dice, es de total incertidumbre.

Comentó que no se puede decir que hay obras paralizadas en el puerto debido a la inseguridad porque hay otros factores que se entrecruzan con ese problema, como el aumento en el costo de la gasolina que ha incrementado los costos de las construcciones hasta en 15 por ciento, “el que tiene una obra en proceso debe revisar sus corridas financieras y reestructurar su proyecto; de tal forma que si pensaba construir 100 viviendas, tal vez se vaya por 50 o menos, y el que pensaba iniciar, se espera a ver cómo se comporta lo económico”.

Agregó que los costos suben inmediatamente y que el gasolinazo incrementó los costos de los materiales de construcción.

“El cemento –dijo- se disparó hasta en un 10 por ciento, lo mismo el acero; pero no sólo son estos dos materiales, todo está encadenado, aluminios, tuberías, conductores; todo se disparó”,

Comentó que la industria de la construcción en Acapulco vivirá un  escenario de incertidumbre por lo menos en los próximos tres años, ya que si no hay estabilidad en los costos de los materiales se desalienta la inversión porque quienes la promueven, se protegen.

Foto Verónica Castrejón.

El máster en Urbanismo por la Universidad Nacional Autónoma de México manifestó su preocupación por el déficit en una industria que es el principal indicador del estado de la economía: “Es el que brinda empleos numerosos de una forma directa e indirecta; además de que cualquiera, con estudios o sin ellos puede obtener un medio de vida en la construcción, basta con que se ofrezca como ayudante, para que sea aceptado en una construcción; es decir, basta con que sepan ejercer el oficio”.

Durante un recorrido por varias de las colonias del puerto, a lo largo de dos semanas, se pudo constatar que son mínimas las obras de edificación de casas-habitación  que se realizan –le comento al arquitecto–  con quien recordamos que  cada vez hay menos participación de cruces en el Día de la Santa Cruz, como se verificó los últimos años en las iglesias del puerto, celebración que hace unos 10 años era un verdadero jolgorio de gran colorido en los atrios de los templos.

Esta carencia de obras ha hecho que muchos albañiles diversifiquen sus habilidades para encontrar empleo, o regresen a sus comunidades rurales de donde salen con la esperanza de encontrar, en la construcción, un medio para su subsistencia y la de sus familias, señaló Mayo Casanova:

Foto Verónica Castrejón.

“La incertidumbre en el sector augura más pobreza para la gente de Guerrero que abandona sus comunidades en busca de sustento, y cuando arriban, su búsqueda encuentra que en la mayoría de las construcciones que se ejecutan, los albañiles, peones, fierreros, colocadores, pasteros, yeseros, alumineros, cabos y carpinteros  vienen de fuera”.

“En general –dijo-, la mano de obra local es desplazada hasta en 60 por ciento en las obras que llevan a cabo las inmobiliarias fuertes que, recalcó, también vienen de otras partes del país”.

Pero ese desplazamiento también arrasa con los profesionistas de la construcción, pues, de acuerdo con los comentarios del también  expresidente del Colegio de Ingenieros Arquitectos del Estado de Guerrero, en los desarrollos grandes que se construyen en Acapulco, ellos son desplazados hasta en 90 por ciento,  debido a que las compañías constructoras llegan a Acapulco con todo su equipo bien estructurado desde fuera, y “si acaso, algunos, son contratados como residentes o auxiliares de obra”.

Foto Verónica Castrejón.

La situación se agrava, agregó, porque las autoridades municipales parecen no haber comprendido la situación por la que atraviesa la industria de la construcción en Acapulco, en donde los cobros de cuotas que les exige el crimen organizado en las pocas obras que llevan a cabo, les merman hasta 30 por ciento del monto de la construcción que edifican:  “Esto ha sido muy frecuente y lo sufren quienes llevan a cabo el trabajo en campo; pero el costo económico es lo de menos, aquí hay que tomar en cuenta un valor que no se puede medir, que no tiene precio, y es el de las personas, su seguridad, su integridad física; todo esto se sabe a voz callada”.

No obstante la gravedad del problema, no hay ningún censo que refleje la inseguridad con la que trabajan quienes construyen en el puerto, pues “es difícil tener un censo porque no todos están dispuestos a denunciar; se manejan de forma sigilosa, no trasciende a una denuncia”.

Pero sí desanima la inversión, sostuvo, y agregó  que aunque las autoridades están en disposición de brindar apoyos, lo hacen de forma general, no particular, lo que los ha obligado a  diseñar sus propias medidas de seguridad, que van desde el pago a los trabajadores mediante una tarjeta bancaria,  hasta la variación en las fechas de supervisión de los avances de las obras.

Foto Verónica Castrejón.

Enseguida, Aurelio Néstor Mayo Casanova  aclaró su reclamo a las autoridades municipales:

“Acapulco, como es un centro turístico, atrae inversionistas; de hecho, Acapulco es el principal empleador en el estado de Guerrero en cuanto al sector de la construcción en donde podría hablarse de unos 15 mil a 20 mil empleos, y si 80 por ciento está afectado, el impacto es considerable; pero, no obstante lo comentado, el Ayuntamiento no tiene un plan de incentivos a este sector, las licencias deben tener un pago cero y debiera haber consideraciones también en el pago de prediales”, sostuvo.

Pero no, no hay nada de eso, agregó, y aun en lo que se  refiere a la gestoría para la construcción de obras, el trato que dan en las oficinas municipales es el mismo para quienes tramitan una licencia de 60 metros, que para quienes lo hacen para una de 6 mil metros cuadrados.

Foto Verónica Castrejón.

“No hay incentivos pues para los particulares; es el mismo trato, el mismo proceso, no hay ninguna deferencia; es aquí en donde se deben poner a trabajar quienes nos administran, son ellos quienes con creatividad deben buscar la forma de estimular la inversión o de impedir que las obras se detengan”, lamentó el especialista.

 

 

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