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* El miedo de los partidos políticos a la elección por usos y costumbres es enorme. En las distintas formas de apreciar la autonomía y resistencias indígenas está el ejercicio de autonomía política real

KAU SIRENIO  /

La colonización de los partidos políticos en las comunidades indígenas no es de ahora, viene de muchos años atrás: el agandalle y la usurpación de espacios que le corresponden a los indígenas continúa hasta ahora y no hay para cuando va a terminar. Es por eso que estos institutos partidistas se oponen a la propuesta de los pueblos indígenas: elección por usos y costumbres.

El miedo de los partidos políticos es enorme, porque saben que en la forma de elegir a las autoridades indígenas y comunitarias no hay precampaña ni pueden abusar de la confianza de los pueblos indígenas como hasta ahora ocurre.

Es por eso que el movimiento indígena ha planteado la representación de indígenas en el poder legislativo para que estén representados y no hablen por ellos personajes pocos conocidos en los pueblos. La demanda que surgió desde el 1 de enero de 1994 con la aparición del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) pronto la hizo propia el Congreso Nacional Indígena (CNI).

La demanda de los pueblos y comunidades indígenas es que los partidos políticos reconozcan los métodos normativos e históricos que pueblos indígenas vienen construyendo; de no ser así, va a ser muy difícil construir la unidad nacional.

No es que el movimiento indígena pida trato especial, sino el piso mínimo en la representación política para seguir con la construcción de gobierno comunitario en las comunidades indígenas que es un reclamo reiterado en cada rincón de este país donde los partidos políticos pretenden colonizar con candidatos no indígenas.

Para que la República legisle en materia electoral indígena primero debe de reconocer el sistema normativo basado en usos y costumbres como método para elegir a sus autoridades comunitarias. solo así habrá reconciliación con los pueblos indígenas.

Si bien es cierto que, en el municipio de Ayutla de los Libres, Guerrero, las comunidades indígenas y afroamericana eligieron por primera vez sus autoridades comunitaria el 15 de julio de 2018, esto aún no es suficiente, porque en este proceso electoral que se avecina, profesionistas y activistas indígenas no aparecerán en la boleta, porque el pragmatismo de los dirigentes de partidos políticos prefirieron negociar o vender las candidaturas que por derecho le correspondía a los pueblos indígenas.

Lo que los activistas indígenas quieren es respeto a sus formas de organización (sistema de cargos, asamblea, concejo de ancianos o de principales). Porque a su entender: ¿qué es autonomía? ¿Cómo construirla desde la base? ¿Qué implica ponerla en marcha?

En Guerrero, los pueblos indígenas construyeron su autonomía de seguridad comunitaria en la región de Costa Chica, los na savi (mixtecos), me´phaa (tlapanecos) y nahuas se organizaron a través de la asamblea para formar la Policía Comunitaria, de la que surgió la Coordinara Regional de Autoridades Comunitaria (CRAC-PC), una organización horizontal cuyo órgano de gobierno se integra por las comunidades asentadas en el territorio comunitario, la asamblea comunitaria, el concejo de principales, las autoridades civiles, agrarias (comisarios y comisariados de Bienes Comunales o Ejidales) y cinco coordinadores que fungen como jueces.

Es el mismo esquema que plantean tener como gobierno comunitario, pero que los partidos políticos no metan las manos, porque donde llegan los políticos descomponen todos, y destruyen todo lo que encuentran a sus pasos, por eso la protesta de los candidatos indígena de Guerrero y Chiapas, porque no fueron consultados cuando le retiraron la candidatura.

Recuerdo la posición de la Coordinadora de la CRAC-PC, Asunción Ponce Ramos el 15 de octubre de 2010 en San Luis Acatlán: “Sólo queremos que nos respeten y reconozcan nuestro derecho ancestral: soberanía inherente comunitaria en el que nosotros estábamos antes”.

En las distintas formas de apreciar la autonomía y resistencias indígenas, está el ejercicio de autonomía política real (elección de las autoridades tradicionales comunitarias: topiles, mayordomos, policías, comisarios, regidores y presidentes municipales) en la demarcación del territorio histórico y asentamiento humano.

Es un reclamo de pueblos y organizaciones indígenas ante el debilitamiento de la capacidad del Estado frente a poderes económicos y la decadencia de los partidos políticos por la corrupción y la violencia institucional en contra de los de abajo.

Es por eso que, en enero de 2001, durante la marcha color de la tierra, el CNI y el EZLN plantearon la autonomía como uno de cinco ejes en la reforma constitucional de derechos y cultura indígena. Pero la élite política -agrupada entonces en los partidos Revolucionario Institucional (PRI), Acción Nacional (PAN), de la Revolución Democrática (PRD) y Verde Ecologista de México- rechazó la propuesta con el argumento de que los pueblos indígenas pretendían separarse de los Estados Unidos Mexicanos.

Tomado de Pie de Página

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