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ABEL LÓPEZ  ROSAS  /

 

Los años de exilio y de intensa lucha política alejaron a Ranferi Hernández Acevedo del trabajo en el campo. Ranferi retomó la vida campesina a partir del acercamiento que tuvo con el Instituto Nacional de Agricultura Urbana y Suburbana del Ministerio de Agricultura de Cuba. Ranferi siempre fue admirador de la Revolución Cubana, de Fidel Castro y del “Che” Guevara. Así que gestionó, a través de la Asociación por un Guerrero Digno, el arribo de un grupo de agrónomos y médicos veterinarios cubanos que asesorarían a las comunidades campesinas e indígenas nahuas de la región de la Montaña baja del estado. Son las comunidades más pobres porque sus tierras son las menos productivas.

Con la asesoría de los expertos cubanos, Ranferi impulsó dos proyectos muy importantes que impactaron en varias comunidades de la región. El primero consistió en la construcción de una fábrica de biofertilizante, elaborado a base de micorrizas, que se aplica en las semillas de los cultivos. Este proyecto, construido en la comunidad El Terrero, fue posible gracias a la participación del agrónomo cubano David Lara. En esta comunidad Ranferi había iniciado el trabajo político a partir de una familia, encabezada por Don Alejandro y su hijo Evelio, que lo buscaron para pedirle apoyo porque un particular quería, arbitrariamente, abrir un camino en la parcela familiar. Ranferi los apoyó y lograron impedir este abuso. La familia de Don Alejandro y Evelio se mostró agradecida por el apoyo recibido y decidieron integrarse a la organización. Cuando Ranferi empezó a echar a andar el proyecto coincidió que el terreno de Don Alejandro contaba con las condiciones para establecer la fábrica: agua y tierra arenosa o barrial. El financiamiento de este proyecto fue arrancado por medio de la movilización al gobernador Zeferino Torreblanca en el año 2011.

Este proyecto fue tomado, como tema de tesis de maestría, por la estudiante y activista, Sayab García, miembro del Colectivo PLOMO y participante en el Encuentro Campesino en la ciudad de México en el 2001. La tesis titulada Alternativas campesinas de desarrollo sustentable: una experiencia en la montaña baja de Guerrero fue sustentada en diciembre de 2014 ante académicos del Posgrado en Desarrollo Rural de la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco. En la tesis, Sayab García sostiene que el: “[…] proyecto de la asociación, de impulsar la producción milpera incorporando técnicas y tecnologías cubanas de agricultura sostenible, abrió la puerta a nuevas experiencias. Al principio, el uso de estas técnicas respondió al interés de aumentar la producción maicera, pero poco a poco se ha ido comprendiendo lo importante del cuidado de la tierra”.

El segundo proyecto fue la construcción de granjas de producción integral que establecen un ciclo de producción, en una hectárea de terreno, para sostener a varias familias. Se subdivide en áreas; una para sembrar maíz, alfalfa, yuca y camote. Otra área es para criar chivos, conejos, gallinas y puercos, y, en otra área, se construyen canteros para la cría de lombrices californianas. El ciclo productivo consiste en lo siguiente: los cultivos sirven de alimento para los animales; el excremento de los animales es alimento de las lombrices; y las lombrices producen abono -lombricomposta- que se aplica a los cultivos para mejorar la producción. El excremento de los puercos no sirve para alimentar a las lombrices y, a partir de esto, los agrónomos cubanos compartieron una experiencia vivida en Cuba durante la crisis de la década de 1990 que se dio a raíz de la desintegración de la URSS. El excremento de los puercos se recogía de los chiqueros y se ponía a orear en el sol durante dos o tres días. Posteriormente se volteaba y el excremento estaba lleno de larvas de las moscas que depositaban allí sus huevecillos. Con estas larvas se alimentaba a las gallinas, que son una fuente de proteínas muy importante. Gracias a este método los cubanos pudieron sostener la cría de aves ante la falta de alimentos industrializados que antes les llegaba desde la URSS. El asesoramiento de este proyecto estuvo a cargo de los especialistas cubanos Joaquín Ulloa y Jesús Espinoza, con quienes Ranferi estableció una muy cercana amistad, incluso después de concluido el proyecto.

Ranferi impulsó el proyecto en la comunidad de Ajacayan, en el lugar donde creció Doña Luci, su esposa. Este proyecto resultó muy llamativo en el estado. Incluso el DIF estatal lo impulsó en varias comunidades. Obviamente se impuso el desinterés general de los gobiernos para dar seguimiento a estos proyectos.

Debido al interés de Ranferi por tener asesoría de especialistas cubanos en agricultura y ganadería, el Ministerio de Agricultura del gobierno de Cuba lo invitó a viajar a la isla para conocer el funcionamiento de los proyectos. La estancia de Ranferi en la isla fue de una semana. Durante este tiempo Ranferi conoció, a grandes rasgos, el tipo de organización que implican estos proyectos y los resultados que arrojan si se implementan adecuadamente. Regresó muy entusiasmado con todo lo que vio y aprendió. Uno de los aspectos que más llamó su atención fue saber que el proyecto agrícola del gobierno cubano tiene como principio garantizar la alimentación sana de toda la población y erradicar la desnutrición. Bajo este principio los campesinos cubanos han vuelto productivos terrenos que antes eran baldíos en las calles de las ciudades. En estos terrenos se ha montado un sistema agrícola llamado organopónico que consiste en producir verduras y legumbres en pequeños canteros. A Ranferi le impresionaba el contraste que hay con el gobierno mexicano, al que no le importa ni la alimentación de las comunidades indígenas donde hay desnutrición, ni la buena alimentación en las grandes ciudades donde el alimento chatarra se consume masivamente y ha provocado enfermedades mortales y afecciones desde temprana edad.

Cuando Ranferi regresó de Cuba se entrevistó con el Embajador de Cuba y le externó su interés de mantener la relación con la isla. Así que, de inmediato y por medio de la asociación que representaba Ranferi, se gestionó ante el gobierno guerrerense de Ángel Aguirre Rivero, en octubre del año 2011, la llegada de una delegación de ingenieros agrónomos de la Secretaría de Desarrollo Rural (Seder) del gobierno del estado para que tomaran un curso sobre la agricultura urbana y suburbana en Cuba. El curso fue coordinado por el Dr. Nelso Companioni Concepción, con quien Ranferi estableció una amistad fraterna. Al curso también asistieron funcionarios de la Secretaria de Agricultura. Una de las intenciones de Ranferi era que el gobierno del estado, a través de conocer la experiencia agrícola cubana, reprodujera alguno de los proyectos cubanos en Guerrero como los organopónicos y los abonos orgánicos. Sin embargo, los funcionarios de la Seder no quisieron retomar estos proyectos.

Pero la antipatía de los funcionarios del gobierno de Guerrero quedó aparte. Ranferi aprovechó todo lo aprendido con sus compañeros de la organización. Promovió la elaboración de biofertilizante, la construcción de granjas de producción integral y la producción de moringa como alternativa para combatir la desnutrición y como remedio para la artritis y la presión arterial. Llevó las semillas a diferentes comunidades para que los campesinos la sembraran. Ranferi se convirtió en un consumidor de moringa (en té) y de su semilla. Sus propiedades energéticas le servían para aguantar la carga de trabajo. En su casa de Chilapa sembró varios arbolitos de las que sacó varias cosechas. También promovió el cultivo de la jamaica, el frijol y el cacahuate en las diferentes comunidades de la región para construir una red de comercio justo con la Ciudad de México.

Ranferi consideraba que estos proyectos productivos y de comercialización eran instrumentos eficaces para enfrentar la crisis económica de las comunidades y la migración masiva. Significaban, además, un vínculo entre la lucha campesina guerrerense y la Revolución Cubana, lo que le hacía sentir muy contento. De hecho, la finca de producción integral fue bautizada como Finca los 5, en honor a los cinco cubanos antiterroristas presos en Estados Unidos acusados de espionaje: René González, Ramón Labañino, Gerardo Hernández, Antonio Guerrero y Fernando González. Sobre la orilla de la finca Ranferi sembró cinco palmas reales, una por cada uno de los héroes. La palma real es reconocida en Cuba como árbol nacional.

Lamentablemente la proliferación de grupos del “crimen organizado” en la región afectó la continuidad de los proyectos aunque no del vínculo de Ranferi con los pueblos. Debía continuar la lucha.

*Abel López Rosas, Cuando la lucha es el deber. Esbozo biográfico político de Ranferi Hernández Acevedo, 1953-2017, Tesis de maestría en Defensa y Promoción de los Derechos Humanos, UACM, 2020.

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