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* El saqueo de este río empezó desde que los españoles llegaron a este lugar y recogían pepitas de oro que el agua arrastraba. Luego vino la minería artesanal y la ganadería. Pero en la última década, empresarios de materiales de construcción se dan su agosto; con el saqueo, el río agoniza.

KAU SIRENIO  /

San Luis Acatlán, 14 de febrero de 2021. La corriente del Río San Luis va perdiendo el tono plateado que tenía al mediodía cuando un grupo de hombres cruzó el caudal rumbo a su milpa, con los rayos dorados del sol golpeando de lleno en sus rostros morenos curtidos por ese baño diario de calor. Mientras que las mujeres se guarecían debajo de unas ramas de la arboleda sobre la ribera del río que rodea el pueblo.

Este río lo alimenta los arroyuelos que nacen entre las montañas que surcan a las comunidades del lado Oeste: Tilapa y Santa Cruz del Rincón, municipio de Malinaltepec. Pero la mayor cantidad de agua viene de Pascala del oro y Tlaxcalixtlahuaca, municipio de San Luis Acatlán, y se desemboca en la playa de la Bocana, municipio de Marquelia.

El saqueo de este río empezó desde que los españoles llegaron a este lugar. En un principio recogían pepitas de oro que el agua arrastraba, pero con el uso de nueva tecnología dejaron la mina artesanal y empezaron con la ganadería. Ahora en los últimos años, empresarios del material se dan su agosto con la extracción de material pétreo de forma irregular, sin que los hayan sancionado.

El cronista de San Luis Acatlán, Ángel Tielve Suastegui escribió sobre el río cuando llegaron los españoles a este lugar: “En 1522, gente de Pedro de Alvarado descubrieron el pueblo de Acatlán; como vieron que en el río hay oro que tiene vista panorámica y otras ventajas; Entonces, con el debido permiso de Alvarado, fundan la primera villa, a la que llaman San Luis, en honor a San Luis Rey de Francia, por ser el día en que llegaron al lugar”.

El golpeteo de las olas sobre las piedras suelta las brisas que refrescan a los cuidadores del río, mientras caminan entre gravillas y arenas por la zona conocida como La angostura. Años atrás, este era el mejor balneario de los lugareños. Ahora se ha convertido en un desagüe de agua negra de la ciudad.

Cuando en el municipio solo había una secundaria, los muchachos de las comunidades indígenas llegaban a estudiar en San Luis Acatlán. Como no le alcanzaba el dinero para comer se iban a pescar al río, además, aprovechaban para bañarse, porque la mayoría de las casas donde rentaban no tenían regadera.

El profesor de historia en la secundaria federal Justo Sierra, Luis Enrique García Vázquez, recuerda el pasado que tuvo el río. “El río caudaloso que conocimos hace 40 años, ahora solo el recuerdo queda de sus pozos profundos donde los compañeros se tiraban unos clavados. Ahora vemos piedras y troncos abandonados, además de saqueo de arena y grava, esto hizo que el río perdiera la cantidad de agua que llevaba”.

En esa época les iba muy bien a los estudiantes que atrevían a desafiar las corrientes del río, porque encontraban todas las variedades de pescado de agua dulce.

El río servía como alimento a todos. Yo mismo iba a pescar y sacaba mis langostinos, truchas, camarones, pichotas, cigarrillos y hasta chupapiedras. Ahora, no hay nada, diario vienen a buscar algo, pero no encuentran nada, hemos acabado con nuestra comida”.

Luis Enrique García Vázquez.
Sobre la arena que la corriente del río dejó a su paso en verano se marcaron las huellas de los activistas que caminan para vigilar que no entren ni salgan camiones de volteo a cargar materiales pétreos que los empresarios materialistas venden a las constructoras.

“La primera queja contra los saqueadores la hizo mi papá en 2007. Le envió un oficio al entonces gobernador de Guerrero, Zeferino Torreblanca Galindo y al delegado de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), Manuel de Jesús Solís Méndez, pero no tuvimos respuesta” dice la activista María Elena Vázquez Juárez.

En este lugar no hay una rama que pueda cubrir con su manto a los que ahí caminan, a pesar de que el sol estaba a punto de besar el cerro de Tepostepec, el calor castigaba a las mujeres y hombres que se despojaban de su ropa para nadar un rato. Mientras que ahí cerca brota la pestilencia de las aguas negras que desembocan en el río y van hacia el Océano Pacífico.

El recorrido inició en la Angostura, de ahí al puente de El Carmen, luego a la junta del río San Luis con el río Chiquito. Al llegar a la junta, María Elena Vázquez Juárez enrolló su pantalón y se quitó sus tenis para cruzar el río. A unos metros de ahí, unos hombres la encañonaron hace diez años. “Aquí unos hombres me encañonaron cuando andábamos con los rondines para detectar a los saqueadores, me dijeron que me iban a matar para que ya no los molestara”.

Ante la omisión oficial: organización
Después de caminar por la Angostura María Elena se detuvo para explicar el trabajo que realiza en el comité ambiental de San Luis Acatlán: “Hace diez años nos organizamos para cuidar el río, porque el daño estaba muy avanzado y el cabildo no hacía nada por detener el saqueo. Durante estos años, nos amenazaron por oponernos al saqueo, mientras que las autoridades estatal y municipal nos ningunearon la información; es más, ellos mismo aprobaron la concesión de explotación de arena y grava”.

Vázquez Juárez Agrega: “A pesar de que había oposición a la explotación de materiales pétreos, la Comisión Nacional del Agua (Conagua) entregó la concesión al señor Nacxitl Berrúm Domínguez por una vergonzosa cantidad de 6 mil 600 pesos, durante cinco años. La fecha ya se venció pero hasta la fecha sigue la explotación de materiales pétreos”.

La concesión del que habla la activista describe lo siguiente: “1.- Que mediante solicitud de servicios recibida el 08 de marzo del 2010, en las oficinas de la Dirección Local Guerrero de la Comisión Nacional de Agua, según consta en el sello impreso de dicho documento, el C. Nacxitl Berrúm Domínguez, tramita la concesión para la extracción de materiales pétreos (material en greña) del cauce del río Marquelia, en el banco denominado ‘Extracción y Criba de material pétreo San Luis’, que se ubica a 0.96 km., al Noroeste del jardín central de la localidad de San Luis Acatlán, municipio de San Luis Acatlán, en el estado de Guerrero, para la explotación de un volumen de 8,316.00 metros cúbicos, por un periodo de cinco años, para uso de servicios”.

La activista María Elena Vázquez Juárez viene de una familia de lucha. Su papá es primo del profesor Genaro Vázquez Rojas y ella adoptó los ideales del luchador social para oponerse al saqueo del río San Luis o río Marquelia. En 2011, acompañada de campesinos y ejidatarios le cerró el paso a los camiones y maquinaria del empresario Nacxitl Berrúm.

“Lo que me preocupa es que Conagua haya entregado la concesión a Nacxitl cuando sabían que había oposición a la explotación del río. Cuando le cerramos el paso al empresario, le dijimos que el problema está en que están extrayendo arena y grava en el cauce del río. Los llevamos para que vieran los pozos profundos que dejaron después de sacar camiones de materiales, y le pedimos que revocaran la concesión, pero no nos hicieron caso” acusa la ambientalista.

El siguiente paso fue entrar por el puente de El Carmen. Ahí, María Elena se detuvo para señalar la construcción que levantó Berrúm Domínguez y almacenar la arena y grava.

“Mira, esta barda no estaba antes, había una tela ciclónica, pero ahora ya construyeron, y el acceso al río por aquel lado es imposible porque la barda está pegada al puente. El problema de ahora está, en que, si siguen extrayendo el material debajo del puente, este se puede caer porque debilitan el cimiento”.

Durante la entrevista Vázquez Juárez saca un legajo de papeles que enviaron al entonces presidente municipal Vicario Portillo Martínez; al gobernador Zeferino Torreblanca Galindo; a Conagua-Guerrero; una copia de la concesión que Conagua entregó a Nacxitl Berrúm Domínguez, ni aun así tuvo logró que se detuviera la explotación del río.

La activista dice que la lucha sigue en defensa del río: “Seguimos en pie de lucha, hasta que se revoque la concesión que tiene el empresario Nacxitl Berrúm. Además, empezamos a trabajar con las comunidades que habitan en la parte alta donde nace el río para que no talen los árboles y que nos ayuden a cuidar el río, porque si dejamos que los empresarios sigan con la explotación, en poco tiempo nos quedaremos sin agua”.

San Luis Acatlán fue declarado el sexto ayuntamiento en 1522 por Hernán Cortes. Además, en 1995 la Coordinadora Regional de Autoridades Indígenas (CRAIN), ahora, Coordinadora Regional de Autoridades Comunitaria (CRAC), inauguraron su casa de justicia. Aun con el pasado histórico que representa el río, los ambientalistas no han logrado revocar la concesión para explotación de materiales pétreos.

“Hace años, este río era lo más maravilloso en la historia de San Luis Acatlán. De hecho, Pedro de Alvarado fundó la primera Villa del Pacífico, porque los españoles venían a buscar el Oro que trae el río de la Montaña de Guerrero. Ahora lo han saqueado hasta dejarlo sin arena”, dice la activista María Elena.

Publicada originalmente en Pie de página

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