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GUADALUPE RODRÍGUEZ   /

Acapulco, 19 de febrero de 2023.

Sin duda, la elección presidencial del 2024 será todo un suceso político en México. Ni las encuestas ni el vox pópuli (voz popar) dudan que será una elección de continuidad para el partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena). La interrogante y verdadera disputa es; ¿quien será el próximo candidato-presidente morenista?

La elección adelantada

Existen dos posturas frente al “destape” anticipado de los candidatos presidenciales en Morena. Unos consideran que eso ha generado una presión prematura en la gran olla de vapor que siempre ha sido el partido en el poder, obligando a los operadores políticos de las “corcholatas” a hacer circo, maroma y teatro; proselitismo para evitar las consecuencias legales que limitan los actos políticos-electorales en tiempo ordinario.

Hay otros que vieron en la “pre-campaña no oficial” un área de oportunidad para incrustarse como nunca antes habían podido y legitimarse como “morenistas” ante los ojos del próximo o próxima presidente.

Morena Guerrero

En 2018,  una vez ganada la presidencia de la República por Andrés Manuel López Obrador, comenzaron a llegar personajes locales a los espacios de poder de manera rápida y expedita. La famosa ola de AMLO en Guerrero legitimó en primer lugar a los pablistas (afines a Pablo Amílcar Sandoval) y su hermana Irma Eréndira Sandoval Ballesteros (hoy claramente reducidos), los nuñistas (del extinto César Núñez) y otras minorías en Morena encabezados por presidentes municipales y organizaciones aliadas.

La elección intermedia del 2021 recolocó a las fuerzas morenistas en Guerrero fortaleciéndose los Felixistas o Salgadistas (por Félix y Evelyn Salgado) como primera fuerza y en segundo nuevamente los nuñistas, pero ahora bajo la figura del delegado de los programas federales, Iván Hernández Díaz.

En 2022, el proceso interno en Morena puso en el mapa a los grupos y personajes políticos que tienen interés por participar en 2024 por espacios de representación. Diputados, ex diputados, presidentes y ex presidentes municipales, así como sus operadores, participaron para tomar las riendas de Morena Guerrero; el elegido fue el nuñista Jacinto González, en alianza con la gobernadora Evelyn Salgado.

Se confirma entonces la alianza Salgado-nuñista.

Tuya, mía te la presto

Hacia el 2024, los grupos locales tendrán un reacomodo natural y la larguísima precampaña presidencial será la coyuntura política que dé pie a la llegada de nuevos grupos que trabajan desde ya sus estructuras; propias, prestadas o robadas.

Hasta ahora la visibilidad que ha logrado el grupo que conforma Luis Walton, Abelina López, Alfredo Sánchez, entre otros personajes políticos que enarbolan la causa Ebrardista, no han perdido tiempo poniéndose de acuerdo, avanzan a pesar de sus diferencias hacia la encuesta prevista en septiembre del presente año.

De manera contrastada y hasta confusa, el expriista Yoshio Ávila y el morenista fundador Silvestre Arizmendi Torres hacen lo propio en favor de Adán Augusto. El primero; de manera corporativista con sindicatos, cámaras empresariales, sociedad civil organizada y el segundo con gente afín al movimiento que no ha sido cobijada por las primeras fuerzas morenistas en Guerrero. 

La corcholata mayor

Claudia tiene en su ventaja su mayor debilidad también. Su cercanía con Andrés Manuel la ha convertido en la corcholata más golpeada mediática y políticamente. A pesar de eso, la línea oficialista que se deja entrever por ser la candidata del presidente, nos llevaría a creer que en Guerrero (por ende y por sentido común) tendría el apoyo de las principales fuerzas morenistas. Y que la campaña será “mero trámite” y que sólo bastará con decirle al electorado #EsClaudia para contar con el voto duro y lograr el triunfo ¿será eso cierto?

Todos con Morena

El 2024 sin duda será una batalla de estructuras que abrirá espacios para los líderes locales que hoy apoyan a tal o cual candidato y dependen del arreglo nacional. De arriba hacia abajo el pastel se ve grande. La ola de Andrés Manuel se mantendrá y el gatopardismo de los políticos guerrerenses ya se deja entrever. Priistas, perredistas, progresistas, democráticos, por mencionar algunos; levantando manos, tomando protesta, reuniéndose con coordinadores, ofreciendo su voto duro y vendiéndose como expertos en movilización, organización y pillaje.  

Aún falta camino por recorrer y en las regiones de Guerrero los liderazgos naturales buscarán mantener o ganar terreno en lo local, es la era más morenista de la derecha, y del morenismo menos radical porque no hay camino seguro fuera del Movimiento de Regeneración Nacional, donde todos quieren estar y al parecer son todos bienvenidos a Morena, porque la política es así, ¿o no?

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