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* Entre anécdotas sobre el poder de la literatura, el autor regiomontano reveló que la libertad de lenguaje y pensamiento de Don Quijote, es su bandera literaria

REDACCIÓN  /

 

Ciudad de México, 18 de abril de 2018. Al recibir el Premio Xavier Villaurrutia de Escritores para Escritores 2017 por la novela Olegaroy, David Toscana (Monterrey, 1961) clamó por recuperar el espíritu renacentista y alimentarnos de los libros, ya que en ellos se encuentra la libertad no sólo física, sino también de conciencia.

“Creo que tenemos que recuperar este espíritu renacentista de la Ilustración, cuando de verdad queríamos alimentarnos de los libros, porque ahí había verdades, modos de vida, ahí había una libertad de conciencia pero también una libertad física, de movimiento, de pensamiento, de expresarse”.

En la ceremonia de entrega del galardón fundado en 1955, realizada en el Palacio de Bellas Artes, el autor regiomontano recordó que el Premio Villaurrutia es ante todo una fiesta no en torno a un libro, sino a una serie de libros y a la lectura, ya que entre los primeros ganadores se encuentran títulos como Pedro Páramo de Juan Rulfo y El arco y la lira de Octavio Paz.

Si recuperamos con la excusa de cualquier premio, festival, feria del libro o incluso borrachera, “todo lo que sea festejar un libro, yo me apunto. Si me tocó está vez estar de este lado”, el autor agradeció la lectura cariñosa de su libro por parte del jurado, entre anécdotas que recuerdan el poder de la literatura y quien reveló, nació en una casa donde no había libros.

Su primer contacto con las letras, dijo, fue a través de la Enciclopedia Británica donde leía las biografías de los autores. Gracias a la publicación de los clásicos por parte de una cadena de supermercados llegó a la lectura y a la escritura lo hizo de la mano de Don Quijote por sus ideas de libertad.

“La que más me maravillaba era la libertad del lenguaje, del pensamiento”, aunque se cree que Don Quijote era un loco por decir lo que quería decir e imaginarse el mundo que él se quería imaginar. Él era un hombre libre y no un simple loco que se equivocaba en sus aventuras y fue a partir de este descubrimiento que David Toscana tomó a este personaje como su bandera literaria.

Lidia Camacho, directora del Instituto Nacional de Bellas Artes (Inba) hizo entrega del galardón al que convocan la Secretaría de Cultura y la Sociedad Alfonsina Internacional para reconocer anualmente lo mejor de la obra literaria publicada en nuestro país, que se ha conformado como un canon de la literatura mexicana contemporánea, siendo uno de los premios más significativos en las letras nacionales.

Entre las 80 publicaciones inscritas al concurso de 2017, el premio fue otorgado a David Toscana por Olegaroy, que “se suma a la lista de obras innovadoras a través de las reflexiones de su desmesurado pero lúdico protagonista. En esta novela el lenguaje se piensa a sí mismo como una vía para reinventar un mundo insatisfactorio”.

Lidia Camacho apuntó que el autor regiomontano cuenta con una trayectoria sólida que inició en 1992 con la novela Las Bicicletas, a la que siguieron Estación Tula, Santa María del Circo, Duelo por Miguel Pruneda, El último lector y El ejército iluminado, entre otras que han sido traducidas a 14 idiomas y que le han valido otros reconocimientos como el Premio Bellas Artes de Narrativa Colima para Obra Publicada.

Felipe Garrido, presidente de la Sociedad Alfonsina Internacional y miembro del jurado junto con Vicente Quirarte y Silvia Molina, señaló que fue el 19 de marzo de 2018 cuando por unanimidad se decidió otorgar el Premio Xavier Villaurrutia a Olegaroy de David Toscana.

El acta del premio indica que “se trata de una novela inteligente, sabia, con una enorme voluntad de estilo, donde las peripecias de los personajes van trazándose con sorprendente naturalidad y un gran sentido del humor que no se pierde en los muchos momentos en que la escritura de Toscana alcanza una notable profundidad filosófica”.

Finalmente, Vicente Quirarte, también integrante del jurado, destacó que este año, entre un océano de palabras, sueños y mares, el Premio Villaurrutia es para David Toscana, poseedor de una escritura que ha apostado por la sabiduría y la mordacidad, por la alta y refinada cultura.

Olegaroy, dijo, es una historia de amor y crimen, pero también de sabia y exigente carcajada, por lo que este premio “es también para todos nosotros, sus lectores, esos que agradecemos su fe y constancia, su concreción en novelas que al habitar el mundo, lo hacen un mejor lugar para vivir”.

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