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Raúl Suárez Martínez  /

Acapulco, 1° de febrero de 2022

Nada pinta bien para el, en otros tiempos todopoderoso PRI, la aplanadora política, el carro completo, la maquinaria electoral que, producía funcionarios a granel, se está descarrilando, no se acopló a los nuevos tiempos, sus engranajes se volvieron viejos, no solo perdió las perspectiva hacia afuera, sino que, se terminó de pervertir hacia adentro.

Recuerdo los tiempos en que los propios seudoanalistas se vanagloriaban que en el PRI, podían pelearse o simular hacerlo, pero siempre se ponían de acuerdo; los tiempos actuales nos demuestran que, eso ya no es cierto.

En Guerrero las grandes fracturas del PRI empiezan cuando menos desde la traición de Manuel Añorve Baños a René Juárez Cisneros, quien sólo con fraude electoral pudo impedir que Félix Salgado Macedonio fuera gobernador del estado vía PRD.

La otra gran fractura se dio significativamente con la “salida” de Ángel Aguirre Rivero cuando se monta en el PRD, se hace candidato gobernador, divide la fracción parlamentaria del PRI, recibe el apoyo de Mario Moreno Arcos para sus aspiraciones, esto provoca que, el boxeador tipo Alfredo Adame, llamado Añorve Baños no logre recuperar la gubernatura, posteriormente, regresarían al redil del PRI la mayoría de aguirristas para hacer ganar a Astudillo.

Sin embargo jamás hubo unidad en el PRI, Aguirre con su plan de dirigir los dos partidos, se encargó de hacer más grande la división.

Cuando Aguirre Rivero le gana la partida a los demás grupos del PRI, logra dirigir al PRI y al PRD al unísono, poniendo en marcha la unidad de ambos partidos para la elección del 2021, que producto de su propia división y ante todo de una buena candidatura en Morena, los tricolores, amarillentos por su enfermedad pierden.

Ahí de nueva cuenta se dio la traición interna en el PRI, grupos de poder interno, abandonan a Mario Moreno, candidato del PRI, Añorve se dedica al turismo político a todo, menos a participar en la campaña, Astudillo a intentar salvar el pellejo después de una desaseada gestión financiera de su gobierno. Tratando de quedar bien con AMLO y hasta conseguir trabajo, vía un exilio dorado en alguna embajada.

En la actual renovación priista de la dirigencia estatal en Guerrero, morenistas, de los de Mario Moreno, abogaban por que fuera el ex candidato perdedor quien encabezara los esfuerzos de reconstrucción del tricolor, sin embargo, el reacomodo dentro de ese partido se ha producido para cerrarle el paso, Mario, está en este momento valorando si, se mantiene vapuleado, arrinconado, sin futuro político dentro del tricolor o, da un salto al vacío con la esperanza de encontrar una red salvadora que lo arrope en esa aventura.

Mario por cierto recibe una nueva traición de Aguirre Rivero al no tener su apoyo, porque el exgobernador decide apoyar a su adversario dentro del PRI.

La perspectiva que se abre la hemos manejado desde hace un buen tiempo, podemos estar viviendo los últimos tiempos del PRI tal y como lo hemos conocido desde épocas posrevolucionarias y preparase una fusión con lo que queda del PRD, total los dos institutos políticos están dirigidos por priistas, presentarse como una opción para las próximas elecciones, tratar de recuperar su fuerza perdida. Mario y algunos de sus seguidores se quedan sin espacios dentro del PRI y emigran hacia otros lares o, son estos como agrupación política los que le proponen al PRD refundarse.

Vienen cambios interesantes en la política de Guerrero.

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