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* El descubrimiento es inédito y fortuito, del cual se desprenderán otros estudios

AGENCIA ID  /

 

Ciudad de México, 8 de febrero de 2018. La investigadora Clelia De la Peña Seaman, del Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY), obtuvo el Premio Marcos Moshinsky 2017 en la categoría Ciencias Químico-Biológicas por el estudio genético de agave que la llevó a obtener en laboratorio una variedad albina de la planta, algo sin precedentes en el orbe.

La doctora De la Peña Seaman, adscrita a la Unidad de Biotecnología del CICY, relata que si bien gran parte de su trayectoria profesional se ha dedicado al estudio del agave, el descubrimiento de la variedad albina fue algo fortuito e inesperado.

“Cuando uno pone una planta en el medio de cultivo in vitro y la multiplica espera que las hijas serán genéticamente iguales a la madre, así lo marca la teoría, heredando las mismas características fenotípicas. Al haber una variación entre clonas genéticamente iguales se denomina somaclonal y es mi campo de estudio, es decir, encontrar porqué una de esas plantas hijas es más grande o tiene hojas con espinas, padece enanismo u otras variantes, que son peculiaridades que no deben presentar y que suceden debido a factores como el nivel hormonal de la planta, el ambiente, el estrés al que es sujeta o la iluminación, entre otros”.

Tras realizar su doctorado y un posdoctorado en biología molecular en la Universidad Estatal de Colorado (EU), y uno más en epigenética en Cinvestav-Irapuato, Clelia De la Peña regresó al CICY donde había hecho su maestría. En 2010 asumió un proyecto que buscaba variación somaclonal en tres especies de Agave.

En el laboratorio, el equipo científico que encabeza la doctora De la Peña Seaman indujo la variación somaclonal con hormonas vegetales (citocininas y auxinas), mismas que experimentaron con diversas concentraciones y encontraron apenas algunas variaciones fenotípicas pero no muy significativas.

En cierta ocasión surgió de la especie Agave angustifolia una planta variegada, en otras palabras, con la mitad de las hojas blancas y la otra verdes. Lo siguiente fue aislarla y clonarla, de donde se desprendieron algunas variegadas y otras verdes. Después de casi dos años de seguir repitiendo el experimento salió una albina totalmente, misma que se aisló y se multiplicó sin revertirse, es decir, se mantuvo blanca absolutamente. De ahí el Premio Marcos Moshinsky 2017 en Ciencias Químico-Biológicas, el cual se entregará el 15 de febrero de 2018.

“Las pruebas se realizan en sustancias gelatinosas alojadas en contenedores especiales, suministra a las plantas vitaminas, minerales, azúcares y hormonas. Hasta ahora hemos visto que el Agave albino no se puede sembrar en tierra porque muere, no tiene clorofila y no puede vivir solamente de CO2, agua y luz (autotrófico) y debe mantenerse en un medio especial” aclara la especialista en epigenética.

Agrega que ese es uno de los siguientes objetivos del proyecto, el traslado a terreno de siembra y su posible explotación, por ejemplo, en la producción de mezcal, pero eso llevaría unos 15 años más pues es el tiempo de maduración de las piñas.

El proyecto tiene muchas implicaciones, la principal porqué las plantas albinas no tienen cloroplastos, que es donde se aloja la clorofila. Buscamos los genes en las plantas blancas para encontrar cuál es su singularidad y de ello vendrán más objetivos.

El premio es otorgado por la Fundación Marcos Moshinsky de la UNAM y se entrega anualmente a investigadores de entre 35 a 45 años de edad que tengan una trayectoria muy sobresaliente y que presenten un proyecto de investigación destacado y original. Las otras dos categorías que reconoce son Ciencias Físicas y Matemáticas.

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