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CITLALI CALIXTO JIMÉNEZ  /

Acapulco, 21 de junio de 2021.

El próximo 1° de agosto tendremos un ejercicio democrático inédito en la historia contemporánea de nuestro país: la consulta popular. Dicho instrumento servirá para escuchar la voluntad del pueblo y determinar si la ciudadanía desea que se inicien procesos de investigación sobre los gobiernos de los ex presidentes Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.

La pregunta específica que se hará en esta consulta es: “¿estás de acuerdo en que se lleven a cabo acciones con apego al marco legal para esclarecer las decisiones políticas tomadas en el pasado por los actores políticos y garantizar la justicia y derechos de las posibles víctimas?”.

Desde luego, en caso de que la ciudadanía lo apruebe, y se encuentre alguna presunta comisión de delitos, se habrán de tomar las consecuencias que el marco legal contempla para la reparación del daño y el acceso a la justicia. Pero, ¿por qué será tan relevante este suceso?

En primer lugar, por el tema que aborda. En esta consulta popular decidiremos sobre un tema de justicia social, de combate a la corrupción y de rendición de cuentas. En ese sentido, se trata de un claro esfuerzo por redignificar la política y reparar el daño de años y años de gobiernos corruptos, ineficientes e insensibles ante las necesidades del pueblo.

En caso de que la ciudadanía decida que sí quiere que se inicien procesos de investigación, y que esto culmine en la sanción de uno o varios expresidentes, surgirá un punto de quiebre en la política mexicana. Después de todo, nuestro país se ha caracterizado a nivel mundial por sus elevados índices de corrupción e impunidad. Así, estas acciones vendrían a revertir la tendencia.

Por otro lado, la consulta popular resulta relevante por lo que significa a nivel democracia. Si bien nuestro país se autodefine como uno democrático a nivel constitucional, la realidad es que su ejercicio ha tomado décadas y décadas de lucha social. Pensemos que fue hasta finales del siglo XX cuando en México se vivieron las primeras alternancias de poder tras décadas de dominio priista. A poco más de 20 años, pareciera que hoy ya hemos consolidado las normas y el ejercicio de la democracia representativa. Pero aún falta más.

Tenemos pendiente el acceso a otras formas de democracia directa que politizan al pueblo y contribuyen a la formación de una ciudadanía más participativa. Aún falta que la población pueda decidir de forma clara, directa e informada sobre algunos asuntos de interés público a nivel nacional.

Afortunadamente, desde que Andrés Manuel López Obrador tomó protesta en diciembre de 2018, decidió entrarle al tema reconociendo sus virtudes y potenciales aportaciones a la salud democrática de nuestro país. Por ello, ya hemos sido partícipes de algunas consultas ciudadanas inéditas que buscan involucrar a las personas en la toma de decisiones. No obstante, esta será la primera que cuente con la organización del INE y que tenga un periodo formal de difusión y debate. Sin duda, será un ejercicio fructífero que nos ayudará como ciudadanía a conocer otras formas de participación democrática igualmente válidas y necesarias.

En ese sentido, el próximo 15 de julio iniciará el periodo de difusión en el que el INE comenzará a divulgar esta jornada. Mi exhorto para el presente lector es a informarse, a socializar el tema, a reflexionar el sentido del voto (libre y secreto), y a participar este 1 de agosto. Participemos por las y los que ya no pueden. Participemos para sentar este histórico precedente de justicia social. Participemos para sancionar a quien tenga que ser sancionado y así redignificar la política.

Recuerden que, al final, la democracia la hacemos todas y todos. ¡Alcemos la voz!

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