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*La mayoría de los migrantes haitianos tiene estudios de bachillerato o profesionales, pero no pueden ejercer por su situación migratoria

KAU SIRENIO /

Ciudad de México. Jonathan Aduar se reúne con sus compañeros todos los días en Puntos de Innovación, Libertad, Arte, Educación y Saberes (Pilares) para tomar clases de español. Él, como otros migrantes haitianos, han buscado formas de integrarse a los millones de capitalinos.

Aduar es músico, y para él, aprender otra lengua le permite conocer mejor el mundo.

Sentado frente una computadora, el haitiano explica paso a paso su vida como trotamundos en las calles de la Ciudad de México: “Para vivir en México hay que aprender el español” suelta a bocajarro.

En el mismo espacio de pilares, Alexis, Mackencie y Tamara reciben clases de cosmetología. Ellas están sentadas en semicírculo, y con pequeñas brochas delinean las cejas de sus compañeras hasta cambiarles completamente la imagen.

Cuando se les pide hacer una fotografía grupal acceden, pero antes, se acomodan y recogen sus cabellos para ofrecer una fotografía mas fresca. Sonríen.

Como Aduar, Alexis, Mackencie y Tamara, en el PILARES de Tláhuac por lo menos 12 personas de nacionalidad haitiana asisten a clases de español, inglés, computación, plomería, cosmetología, corte y confección.

Quieren integrarse a la Ciudad en la que pararon durante su tránsito a los Estados Unidos, y en la que algunos han decidido quedarse a vivir.

Aprender español, una herramienta para defender los derechos

Jonathan es políglota (habla 6 idiomas), y ahora aprende español y computación. Mientras conversamos, enlista las razones por el cual decidió salir de su país para buscar un lugar más digno para vivir.

“Salí de Haití hace dos meses, con muchos problemas para llegar a otro lugar porque no hablamos el español. A pesar de que yo hablo siete idiomas pero no me ayuda de mucho porque estoy en un país donde todos hablan el español”.

Su lengua materna es el creole, le sigue el francés, inglés, jamaicano, africano y wirish. El español sería el séptimo idioma que domina. Pero aún así no le ha sido fácil conseguir trabajo, por su situación irregular en México.

Dice que su plan es llegar a Estados Unidos, aunque esto no es determinante, pues su estancia en la Ciudad de México le ha cambiado su percepción sobre los capitalinos, aunque cuestiona que no haya información que le permita realizar sus trámites migratorios.

Profesionistas no pueden ejercer por su estatus migratorio

Gerardo Gárate es el líder coordinador del Pilares “García Lorca”, y relata que en la mayoría de los migrantes haitianos el nivel de estudio promedio es de bachillerato. Después, son profesionistas: ingenieros, contadores, diseñadores, fotógrafos y videógrafos.

“Son profesionistas. Casi la mayoría de los que se integran a PILARES cuenta con una licenciatura, eso hace que haya mucho intercambio cultural con Pilares ‘García Lorca’: por ejemplo acá se les enseña el inglés y español y ellos nos apoyan con la clase de francés” explicó Gárate.

La interacción de los haitianos inició cuando se acercaron al patio de PILARES para conectarse a internet. Pronto, este espacio se convirtió en punto de encuentro entre los caribeños; así que los promotores culturales aprovecharon el momento para invitar a los migrantes a tomar los cursos que ofrece su centro de trabajo.

Gárate lo cuenta así:

“Ellos empezaron a llegar al patio de PILARES para conectarse a internet. Primero eran un pequeño grupo, pero con el paso de los días la playita empezó a llenarse, así que nos acercamos a ellos para ofrecerles los cursos que tenemos, como no hablamos francés, nos las ingeniamos para comunicarnos”.

¿Cómo lo hicieron? Gerardo, entre risas, recuerda:

«El uso de la tecnología nos permitió enlazarnos. Un día les preguntamos qué problema tienen en la ciudad; ellos nos dijeron que le cuesta mucho trabajo desplazarse en la ciudad porque no hay información en su idioma, así que diseñamos cursos de español básico. Después vimos que algunos de ellos tampoco hablan el ingles, así que platicamos y pronto se concretó».

Lo que empezó con una pequeña platica, se convirtió en distintos talleres que han permitido la integración de los caribeños a las actividades culturales en la Delegación Tláhuac, donde ahora la pequeña comunidad migrante participa en la pinta de murales y musicales.

El idioma como puente

“Soy músico, pero mi profesión es protección infantil”, explica Aduar.

Su mirada está puesta hacia la computadora donde toma su clase de computación de lunes a viernes. Jonathan no se conforma con solo aprender computación, dice que su objetivo es el aprendizaje del español, ya que en su español básico se les enseña a partir de la geografía que parte de Haití hasta México.

Además aprendió a contar; verbos; y pronombres personales.

En su incipiente español, el caribeño explica que la economía de su país ha provocado el éxodo de miles de sus connacionales, quienes recorren miles de kilómetros en America. Mientras unos se van a Sudamerica, otros apuntan sus miradas hacia Estados Unidos, país intervencionista que ha provocado desplazamientos por su política injerencista.

«Entre más idiomas que hablemos nos permite comunicarnos con los demás, pero lo más importante de todo esto es que podemos explicar por qué emigramos. Es muy importante para mi poder hablar y entender a las personas, porque eso me permite conocer otro mundo».

Esta columna se publicó en Pie de Página, un portal periodístico independiente, conformado por una red de periodistas nacionales e internacionales expertos en temas sociales y de derechos humanos. Se reproduce para los lectores de La Plaza con autorización del autor.

Texto original: https://piedepagina.mx/es-importante-que-podamos-explicar-por-que-emigramos/

Texto y fotos: Kau Sirenio

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