Compartir

 

RAUL SUAREZ MARTÍNEZ   /

Chilpancingo, 22 de junio de 2020.

Estos días han empezado a perfilarse los posibles escenarios políticos hacia el 2021, por una parte, los integrantes de la BOA intentan conjuntar sus menguadas fuerzas políticas. Sus intenciones, legítimas, claro está, con un mecanismo clandestino que enturbia su actuar, son quitarle a Morena y aliados la mayoría en la Cámara de Diputados federal para, de esta manera, atarle las manos a López Obrador en la segunda parte de su gobierno. Si bien hace falta todavía un periodo de tiempo importante, todo apunta que las fuerzas acumuladas hasta el momento no alcanzan para dicho objetivo.

Varios, por cierto, se han bajado de ese barco, algunos por pura estrategia, porque si se trata de convicción, es claro que comparten los métodos y el objetivo.

Un sector de la clase empresarial se encuentra agazapada atrás de ese intento, tratando de recuperar sus privilegios, mismos que con la Presidencia de López Obrador han perdido y este solo elemento los tiene al borde del colapso nervioso.

Del lado del presidente se han alineado a nivel federal Morena, Verde y PT, brindándole una mayoría camaral que durante lo que resta de la Legislatura le permitirá aprobar algunos temas de intereses, más si recordamos que el renaciente PES cuenta con una treintena de diputados que tradicionalmente han votado con Obrador.

Llama la atención poderosamente el último comunicado de la dirección nacional del PRD de buscar ir en alianza con el PRI en el proceso del 21. Lo manejamos hace ya algún tiempo que los Chuchos, sobre todo, buscarían esta alianza para sobrevivir. Si esto se da, sin duda sería el exterminio total del PRD como expresión política, sirve que se forma como una corriente política dentro de PRI y ayuda como lo están haciendo con el PRD, a extinguir también a ese partido.

Pero veamos las definiciones para el proceso en Guerrero; nada le garantiza a Morena que los partidos que a nivel nacional se están aliando, mantengan esa postura en el estado. Recordemos el 2018: con el mismo Obrador como candidato, el PT rompió la coalición en Guerrero. Hay que sopesar también el peso específico del Verde en esa alianza y si los dirigentes de este partido realmente darían el paso de dejar su alianza histórica con el PRI, sin embargo, no sería nada despreciable la fuga de militantes que se prepara en el PRD si al final les imponen la alianza con el tricolor.

Otra definición en Morena, pasa por la designación del candidato o candidata a la gubernatura, si el partido obradorista se equivoca, puede generarse un fuerte cisma, similar al acontecido dentro del PRI, en el proceso donde Aguirre derrotó a Añorve, y generar una coalición o alianza electoral emergente entre alguno de sus aspirantes más fuertes y el candidato que elija centralistamente Morena. 

Nada sería extraño que Morena no ganara la gubernatura, pero sí que lo hiciera alguno de los que se menciona como posibles candidatos de ese partido y la coalición que pudiera formarse de lanzarse por otro partido o coalición emergente. 

El PRI y los demás partidos no tienen manera de levantarse, no tienen candidato ni estructura, están, diría López Obrador, moralmente derrotados.

Las alianzas tal como se perfilan a nivel federal en Guerrero se pueden descomponer, por las mismas razones que en el 2018, pero también por la definición de la principal candidatura.

Compartir:

Dejar una respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here