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RAUL SUAREZ MARTINEZ   /

 

 

Chilpancingo, 31 de julio de 2021.

Conocí a Martha Sánchez Néstor en 1994, estaba ella como equipo de apoyo en el Consejo Guerrerense 500 años de Resistencia Indígena.

Era el año de la entrada en Vigo del Tratado de Libre Comercio de Salinas de Gortari, también el año de la irrupción pública del EZLN, en las oficinas del Consejo hacíamos reuniones, organizaciones sociales, civiles, partidos políticos, básicamente el PRT, universitarios y ciudadanos en general, acompañando la lucha del CG500ARI y a partir de ese año del EZLN, Martha era un incansable caballito de batalla. Terminábamos a las 3 o 4 de la madrugada y ella estaba ahí, sin doblarse, nos citábamos al otro día muy temprano y la oficina ya estaba abierta y lista para recibir a quienes desarrollábamos actividades en ese lugar, me consta porque me precio de ser muy puntual y ella competía muy bien en ese rubro.

Martha, como todos la conocíamos y nos daba la confianza de tratarla así, con toda naturalidad, era muy amigable, siempre con una sonrisa en los labios para atendernos. Si había tareas que realizar siempre estaba puesta para participar, independientemente del rango de importancia que tuviera la misma, ella siempre estaba dispuesta y puesta.

Conocer la noticia de su partida fue un impacto doloroso, sus inacabables méritos sociales, políticos, profesionales, la hacen ser una mujer imprescindible, de esas que se necesitan día a día para entender nuestra realidad, pero sobre todo para transformarla. El auténtico movimiento feminista ha perdido sin dudarlo uno de sus baluartes en Guerrero, podías coincidir o no con su manera de pensar, pero la inteligencia de sus palabras hacía que uno se esforzara por tener argumentos y poder intercambiar ideas.

No recuerdo cuándo fue la última vez que nos saludamos personalmente, ya pasó sin dudarlo mucho tiempo de eso. Hoy, ante los acontecimientos, es cuando uno se recrimina a sí mismo por dejar pasar mucho tiempo sin interactuar con quienes uno estima, pues no sabemos cuándo la vida o la muerte, nos van a cortar la posibilidad de vernos, saludarnos por última vez. Donde te encuentres, Martha, estoy convencido de que seguirás alentando la lucha social, la lucha feminista.

Viene a mi memoria un viaje que fortuitamente hicimos juntos hasta Chiapas, cuando el EZLN llamó a realizar la Convención Nacional Democrática en la selva lacandona. Por cuestiones de logística, ella ya no pudo irse con el resto de los compañeros delegados del Consejo Guerrerense; junto con mi compadre Alfonso Aguario le propusimos que viajara con nosotros en la camioneta que llevaba el PRT, junto con tres compañeros más, así que desde que nos subimos al vehículo, frente a sus oficinas, ella en medio, Aguario del lado de la ventana y su servidor manejando, inició un viaje donde ella no paró de reír, bueno en realidad todos. Después de un preámbulo de seriedad y de análisis coyuntural tratando de componer el mundo, mi compadre Aguario empezó a contar chistes, algo que no tuvo descanso hasta llegar a San Cristóbal de las Casas, donde por cuestión de Logística y de acreditación de los contingentes y delegados, nos separamos, ella con los compas del consejo, Aguario con el PRT estatal de Guerrero y su servidor como delegado del PRT nacional.

Durante todo el camino escuchando a mi compadre, Martha no paró de reír, eran carcajadas naturales, iba muy a gusto, contenta, feliz, era su naturaleza, gozar la felicidad. Recuerdo que cuanto terminó la convención, después de ser azotados por una tormenta en plena selva, una vez ya instalados de nueva cuenta en San Cristóbal, Martha nos buscó para regresarse con nosotros, pero los compañeros del Consejo se opusieron, argumentando que ya sabían que el viaje de ida le habíamos robado casi todas sus sonrisas, y que corría el riesgo que nos robáramos a Martha del consejo al PRT o que cuando menos termináramos pervirtiéndola. Lo primero hubiera estado casi imposible, Martha era una enamorada de su actividad indígena y de su incipiente trabajo feminista. Lo segundo era más probable con los chistes e historias de mi compadre Aguario, ese si era un riesgo.

Es muy fácil hablar bien de las personas cuando estas se han adelantado en el viaje eterno, en ocasiones es tan fácil que raya en la hipocresía, con Martha no hay que recurrir a ninguna mentira o falsedad, no hay que hacer uso de la hipocresía o el quedabién, pero con ella el sentimiento que aflora es real, sincero.

No sé, seguramente si los tenía, pero sus enemigos deben de contarse con los dedos de una mano y seguramente sobran dedos; era una persona que se daba a querer, aunque no quisieras, esas son las muertes que pesan, las que duelen, sobre todo cuando el tiempo ha pasado y no tuviste la oportunidad de despedirte con un convencional hasta luego.

Como el pirata cojo de Sabina, “no soy un fulano con la lágrima fácil…”  pero en lugar de derramar lágrimas prefiero recordarla y volver a sonreír recordándola cuando nos recibía en las oficinas del Consejo o en ese viaje memorable donde, les repito, no dejó de reír y hasta se enojó con sus compañeros por no dejarla regresarse con nosotros.

Hasta siempre camarada, hasta siempre Martha Sánchez Néstor, no sé si te hagan homenajes o reconocimientos, creo que los mereces, pero no los necesitas, que la gente te recuerde con tu alegría, y con alegría es lo mejor que podemos hacer.

Allá en las praderas nos encontraremos, espero que, dentro de mucho tiempo; mientras, organiza alguna revolución, o cuando menos reuniones feministas.

 

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