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* El edificio del almacén se sostiene prácticamente en el aire; esa zona fue destruida por el huracán Pauline en 1997

REDACCIÓN    /

 

La gente salió de Soriana por temor a un percance durante el sismo. Foto La Plaza.

Acapulco, 25 de diciembre de 2017. “Fue espantoso, el piso parecía una gelatina, y el ruido, no sé de dónde venía, pero sentías que esto se iba a ir para abajo”, dice, trémula, Ma Luisa Domínguez.

Habitante de la parte alta de la colonia Nueva Era, tuvo que salir junto con clientes y trabajadores del Mercado Express Soriana, que se ubica en la carretera a Pie de la Cuesta, cuando el sismo de 5.0 grados Ritcher la sorprendió haciendo sus compras.

Lo cuenta: “no me gusta comprar ahí, me da miedo. Cuando caminas, puedes ver que el piso está cuarteado, por eso solo vengo cuando no queda de otra. Cuando empezó a temblar se sintió horrible, le dije a mis hijas sálganse pronto, que esto se va a caer”.

La tienda fue construida prácticamente sobre el voladero, sostenida apenas por largos pilotes que suben desde la falda del cerro, y el piso del almacén está literalmente en el aire.

El lugar donde se asientan los pilotes ya ocurrió un desastre de grandes dimensiones. El 9 de octubre de 1997, esa zona fue devastada. Al otro lado de la carretera se asienta la colonia Generación 2000. Era en ese tiempo un asentamiento hecho de casitas de madera en su mayor parte, y una pequeña cantina era visible desde la carretera. Unas viviendas estaban asentadas exactamente sobre el cauce pluvial, que no registrada ninguna crecida de agua desde hacía muchos años, y otras estaban en las laderas, laderas similares a la que sirve de asiento al Mercado Express Soriana.

La noche del huracán Pauline cambió la geografía del lugar. La cantina desapareció, y con ella varias casas que estaban en el cauce del arroyo seco. La tierra deslavada desde las laderas convirtió a la colonia en una especie de playa, donde solo había arena, y ninguna huella de que hubieran existido casas.

En la parte de abajo de ese arroyo, justo donde ahora se asienta la tienda, solo quedaron grandes piedras boludas, que con el tiempo algunas volvieron a cubrirse de vegetación, lo las hace imperceptibles desde lo lejos.

Abajo de donde se asientan los pilotes pasa el cauce del río, seco por ahora. Foto La Plaza.

“Es increíble –expresa José, habitante de la zona- que se permita que esta tienda siga funcionando en estas condiciones”.

Asegura que en cualquier momento, tiemble o no, es posible sentir vibraciones en el piso. Pero no es, explica, solo un problema de los dueños del negocio, sino también de las autoridades que le permitieron construir en esa forma, y las que le permiten continuar operando.

“Cuando ocurra una desgracia, van a decir que se va a investigar, ¿ya para qué? ¿Por qué no cierran de una vez?”, exclama.

Ninguno de los vecinos pudo decir con precisión en qué momento fue construida esa tienda, pero coinciden en que fue alrededor de 2006, período en que era presidente municipal Félix Salgado Macedonio, aunque algunos lo atribuyen al siguiente período, de Manuel Añorve Baños.

A la fecha, a pesar del riesgo inminente, la tienda ha seguido operando. Hay varios pilares construidos en la zona, pero solamente algunos sostienen la estructura. El resto solamente mira hacia el infinito.

No se conoce que ninguna autoridad de Protección Civil, ya sea estatal, municipal o federal –pues se encuentra en una carretera federal- se haya pronunciado respecto a esta construcción.

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