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JUAN GARCÍA COSTILLA    /

Chilpancingo, 03 de febrero de 2024.

Me dirijo a ustedes, para agradecer infinitamente, la organización de este reconocimiento y homenaje a un servidor. Agradezco a todos los involucrados, pero particularmente a los compañeros         Nicomedes Fuentes García, Bernardina Zozoteco, Rogelio Ortega, y particularmente a los hermanos Guzmán Hernández: Esperanza, Digna, Esther, Pablo, Ángel, Rufino, Ernesto, hijos de los compañeros revolucionarios Ospicio Guzmán Cortés y Candelaria Hernández Gómez; a Rosa María Gómez Saavedra, Alejandra Cárdenas; a todos y cada uno que participan en este acto.

Este homenaje que recibo y agradezco infinitamente, lo comparto con todos los aquí presentes y muchos ausentes, con la Generación del 60, con los compañeros que lucharon conmigo por la democratización de la Universidad Autónoma de Guerrero, desde 1960, 1965, 1972; es de particular emoción que se haga en un recinto universitario con la presencia de autoridades universitarias, de militantes de la izquierda, histórica. Somos parte de una generación negada.

Creo necesario rescatar la memoria histórica de la Universidad Autónoma de Guerrero y del Estado, comparto este reconocimiento con mis compañeros del entonces Partido Comunista, de las Juventudes Comunistas, de la Auténtica Casa del Estudiante Guerrerense, de la Unión de Estudiantes Guerrerenses, con mis compañeros del Partido de los Pobres, de las Fuerzas Armadas para la Liberación, de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, de la Liga Comunista 23 de Septiembre, de los Movimientos de Acción Revolucionaria, a todos los compañeros que me acompañaron en el Movimiento Campesino, Urbano Popular, Estudiantil, en el Movimiento Armado Socialista, a mis compañeros que vivimos en el proceso Universidad-Pueblo, a los que participamos en la crisis de 1984, a los compañeros del Consejo General de Colonias Populares de Acapulco, a los Fundadores del Partido de la Revolución Democrática, a la Comunidad Universitaria, a los compañeros de la Asociación Cívica Guerrerense, de la Asociación Cívica Nacional Revolucionaria, a todos los presentes, a los compañeros de mil batallas, a los héroes anónimos, comparto este galardón con aquellos compañeros que cayeron combatiendo en las sierras o en las ciudades, con los desaparecidos políticos, con los 43 estudiantes de Ayotzinapa, comparto también con todos los compañeros que abrazaron las mejores causas del pueblo, con los cayeron en la tortura, con los desaparecidos, con los combatientes anónimos, con los que no tienen voz. Somos partes de una generación negada, reprimida por el estado y que solo era abordada en la nota roja.

Este homenaje es para los sobrevivientes, para las viudas y los huérfanos de la lucha social de más de medio siglo. Fuimos testigos y actores privilegiados de los movimientos sociales, de los movimientos armados, que respondieron a las masacres de estudiantes, de ciudadanos, de campesinos, de guerrilleros.

Somos parte de una generación que intentó tomar el cielo por asalto, que quería imponer el reino de Dios en la Tierra, que quiso seguir los cauces democráticos que a la vez fueron cerrados por la represión, los crímenes masivos y selectivos.

Me es grato estar en mi alma mater, en este centro de la universalidad de libre pensamiento, en su momento pisé la cárcel por defender mis ideas, cuando se cerró el espacio democrático y el único camino que nos quedó fueron las armas.

En las décadas de los 60 y 70, vivimos una guerra de baja intensidad, con tierra arrasada en la sierra, con cercos de hambre, con bombardeos, con vuelos de la muerte, donde por igual se asesinaba y se desaparecía a los dirigentes comunitarios, a los campesinos, a los socialistas, a los comunistas, a los demócratas; enfrentamos momentos de represión generalizada, defendimos la gratuidad de la educación, participamos en el movimiento estudiantil en la Universidad Autónoma de Guerrero en los años 60, 70.

Nos tocó vivir un contexto histórico en la lucha revolucionaria, un mundo bipolar, nos tocó ver las luchas colonialistas en África, los movimientos de liberación y contra las dictaduras en Centro y Sudamérica, fuimos solidarios con los movimientos de liberación que se gestaban en todos los continentes.

Hoy recibo este homenaje no para un servidor, sino como un ejercicio de memoria: en la Universidad luchamos desde 1960, nos tocó presenciar la represión y la barbarie, buscamos siempre la libertad de cátedra y la democratización en la enseñanza, en un contexto de represión masiva, fui expulsado de las aulas universitarias cuando me opuse junto con miles de compañeros a la reelección de Virgilio Gómez Moharro, me expulsaron junto a Carmelo Cortés en 1966, cuando militábamos en las juventudes comunistas, en las décadas de los 70, llevamos a la rectoría al Dr. Rosalío Wences Reza, participamos en la democratización de la universidad y de la Federación Estudiantil Universitaria Guerrerense, logramos grandes cambios y la implementación del proyecto Universidad-Pueblo.

En esa lucha coincidimos con muchos compañeros que aquí se encuentran presentes, otros se nos adelantaron en el camino, otros fueron asesinados o desaparecidos, fuimos agredidos por la policía, por el ejército, por matones a sueldo y por organizaciones de porros, nos levantamos en armas después de que fue cerrada la vía democrática, cuando el Estado le puso precio a nuestras vidas. Cuando necesitábamos ponernos del lado del pueblo masacrado, enfrentamos una política de exterminio por parte del Estado, que fue detenido en parte por el movimiento universitario, por el movimiento estudiantil, vivimos épocas convulsas, logramos seguir manteniendo la gratuidad de la educación, enfrentamos estructuras antidemocráticas, acudimos al llamado del Comandante Lucio Cabañas, vivimos el infierno en la tortura, hemos vivido períodos descarnados y de tortura, el secuestro, la represión por parte de los aparatos de seguridad.

Hay una deuda pendiente y siguen las heridas abiertas de la Guerra Sucia, hoy debemos de revelarnos en contra de los relatos oficiales de esos años, aprendimos de la solidaridad del pueblo que se solidarizó con los rebeldes que eran víctimas de abusos, violaciones y crímenes.

Considero importante que la Universidad sea un sitio de memoria, donde se rescaten y se resguarden los testimonios de las mujeres y hombres víctimas de la Guerra sucia.

Propongo que en este recinto se escriban con letras de oro los nombres de los mártires del 60 y 70, los nombres de los universitarios desaparecidos, que se escriban las memorias de la lucha social universitaria, que se rescate el pensamiento y la acción del Dr. Rosalío Wences Reza, que se deje testimonio del origen y la esencia de nuestra universidad.

Han pasado más de 60 años del inicio de la lucha, a lo largo de todos estos tiempos he conocido y he tratado a miles de universitarios, en sus aulas se ha formado la nueva clase dirigente, somos parte de una generación memorable, gracias a la Universidad nos hemos formado cientos y miles de universitarios, mis hijos estudiaron y mi nieta Ana Karen estudia en esta universidad.

Somos producto genuino de la Universidad, nos sentimos orgullosos de pertenecer a ella.

Agradezco la posibilidad de dirigirme a ustedes por este medio, agradezco a la Universidad Autónoma de Guerrero, el movimiento urbano popular, a la solidaridad internacional y a líderes como el Dr. Rosalio Wences Reza, Armando Chavarría, Efraín Bermúdez, Pablo Sandoval Cruz, Pablo Sandoval Ramírez, Florentino Cruz Ramírez, Mauro García Medina, Rosa María Gómez Saavedra y miles de universitarios que lograron que fuera presentado ante las autoridades cuando me encontraba desaparecido en 1980, producto de mi participación, el Movimiento Armado, el Partido de los Pobres (PDLLP), y las Fuerzas Armadas para la Liberación (FAL).

Gracias a la lucha universitaria pudo ser rescatado mi hijo quien se encontraba desaparecido en 1980 a la edad de 6 años, cuando en la ciudad de Yuriria, Guanajuato, fue atacado por la Brigada Blanca y la Dirección Federal de Seguridad, un domicilio en el que se encontraban cinco niños y Domingo Estrada Ramírez, combatiente de las Fuerzas Armadas para la Liberación y del Partido de los Pobres, Domingo Estrada Ramírez y Abad Mayo.

Entre 1980 y 1982, estuve recluido en la cárcel pública de Acapulco, junto con los compañeros Juan Islas Martínez, Aquilino Lorenzo Ávila y Octaviano Santiago Dionisio. En los años de reclusión, recibía la visita constante de gran cantidad de universitarios, colonos, combatientes y ex combatientes, ahí discutíamos la problemática social de ese tiempo, las estrategias para la defensa de la Universidad y de los colonos que se encontraban habitando en las partes altas de Acapulco y que eran desalojados por el gobierno de Rubén Figueroa.

Todas estas luchas las hemos ganado, los colonos siguen en el anfiteatro y la universidad persiste hasta nuestros días y está comprometida con la formación de cientos de miles de guerrerenses que tienen acceso a la educación.

Cuando nos encontrábamos en la cárcel de Acapulco, la prisión estaba resguardada por gran cantidad de compañeros colonos y universitarios, que cercaron la cárcel para evitar que nos sacaran para ser asesinados.

En 1983, participamos en la defensa frente al desalojo de la colonia Campamento 13 de Junio, lugar donde fueron detenidos por la policía Darvy Batallar Gómez, Eleana García Laguna, Rosa María Gómez Saavedra, Marco Antonio López García, Bulfrano Pineda Abonza, Cristino Salas Salinas, Gregorio García López, Uriel Leal Ramírez, Obdulio Jorge, Jorge de la Luz. A raíz de estos hechos fui perseguido por dos años, recibí la solidaridad de gran cantidad de compañeros, al igual que en las luchas por el subsidio de la universidad de 1984, participé en la Asociación Cívica Guerrerense y en la formación de la Asociación Cívica Nacional Revolucionaria, con varios de los aquí presentes nos integramos al Frente Democrático Nacional para apoyar la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas a la Presidencia de México.

Participé en la fundación del Partido de la Revolución Democrática, por el cual fui regidor en Acapulco, diputado local, diputado federal.

Considero que ha habido avances democráticos, que debemos aspirar a una democracia verdadera, que debemos estar del lado del pueblo, que con el pueblo todo y sin el pueblo nada, que siguen vigentes las banderas de lucha de Lucio Cabañas y Genaro Vázquez, que nunca debemos olvidar “lograr la liberación de México y una Patria nueva o morir por ella”, de la Asociación Cívica Nacional Revolucionaria y de “ser pueblo a hacer pueblo y estar con el pueblo”.

Agradezco la presencia de todos, la generosidad de este evento y el cariño y el afecto que tienen conmigo y con mi familia.

* Palabras de Juan García Costilla al recibir el homenaje en vida que le rindieron la Universidad Autónoma de Guerrero, sobrevivientes de la guerra sucia y luchadores por los derechos humanos

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