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ROBERTO RAMÍREZ BRAVO  /

 

Acapulco, 20 de diciembre de 2020. 

Intelectuales de varios estados de la República se han pronunciado sobre la elección de gobernador de Guerrero, a partir de la definición del candidato de Morena a ese cargo.

Lo han hecho en un momento en que Morena no ha definido ni siquiera precandidatos, y se han pronunciado por uno en particular: Pablo Amílcar Sandoval Ballesteros, hermano de la secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval.

Al hacerlo, han actuado de una manera facciosa, es decir, afiliados a una facción o grupo. Lo han hecho, además, en un intento de vulnerar el derecho de los guerrerenses a elegir quien los represente, y en franca insensibilidad contra los otros 17 aspirantes, a los que de un plumazo han borrado del mapa, negándoles el derecho de que sean los guerrerenses quienes se pronuncien sobre ellos.

En el periódico La Jornada (en la ciudad de México) se publicó el desplegado que firman, entre otros, Elena Poniatowska (Ciudad de México), Epigmenio Ibarra (Ciudad de México), Marina Taibo y Paloma Sáinz (Ciudad de México), John Ackerman (EU, radicado en Ciudad de México, cuñado de Sandoval Ballesteros), Alejandro Solalinde (Oaxaca), Laura Itzel Castillo (Ciudad de México), Armando Bartra (Ciudad de México), Víctor Manuel Toledo (Ciudad de México), Pedro Salmerón (Veracruz), Fabrizio Mejía (Ciudad de México), Jesús Robles Maloof (Ciudad de México), Ernesto Villanueva (Ciudad de México), Martí Batres (Ciudad de México), y los senadores Susana Harp Helú (Oaxaca), Napoléon Gómez Urrutia (Monterrey), y José Narro (Zacatecas), la ex senadora Yeidckol Polevnsky (Estado de México), entre otros, y con ellos, los regidores, diputados y algunos militantes de Morena que forman parte del equipo de Sandoval Ballesteros.

Dicen en su escrito que Pablo Amílcar “es el candidato ideal para encabezar la Cuarta Transformación en Guerrero”. No es que lo sea o no. Dilucidar eso corresponderá exclusivamente al pueblo noble y sabio de Guerrero. Lo que se cuestiona aquí es el intento de torcer la voluntad de los guerrerenses cuando todavía ni siquiera se ha expresado. Este intento de madruguete por los intelectuales no solo falsea la realidad cuando dice que las encuestas colocan a su candidato como el puntero, pues ni una sola encuesta ha hecho tal cosa en año y medio en que se han publicado por casi todas las casas encuestadoras, sino que también agrede a quienes se han inscrito para participar válidamente en el proceso interno de Morena.

La pretensión de los intelectuales -que además son militantes de Morena- es provocar una presión a la dirigencia nacional para que se defina por Sandoval Ballesteros. Eso se llama imposición y es algo contra lo cual los guerrerenses han luchado todo el tiempo, en luchas que han costado vidas humanas, desapariciones y encarcelamientos, tortura.

Hay que decirlo con todas sus letras. Sandoval Ballesteros no puntea en ninguna encuesta -eso tampoco es propiamente malo-, y compite en igualdad de circunstancias con figuras como Adela Román Ocampo, Beatriz Mojica Morga, Nestora Salgado, Luis Walton Aburto, Alberto López Rosas, Rubén Cayetano García, por citar aquí solo los más conocidos, y Félix Salgado Macedonio, que es el verdadero puntero en todas las encuestas. Pero todos ellos, y los demás, fueron hechos a un lado en el burdo intento de los intelectuales.

En lugar de hacer un llamado de respeto a la voluntad popular, de unidad al interior de Morena, de que, gane quien gane en una competencia justa, todos se sumen, los intelectuales han preferido colocarse en una facción. Lo curioso es que esto no es nuevo. El grupo de Pablo Amílcar a través de sus regidores -con algunas honrosas excepciones- y diputados locales, ha mantenido un golpeteo constante contra el gobierno de Morena en Acapulco y contra Félix Salgado, pero un colaboracionismo acrítico con el gobierno estatal del priista Héctor Astudillo Flores.

Lo malo de todo esto es que quizá, de manera innecesaria, parece haber un esfuerzo en demostrar que efectivamente una eventual candidatura de Pablo Amílcar solo podría salir de la imposición. El despliegue ostentoso de espectaculares con su rostro en todos los rincones del estado, la exhibición en camionetas de lujo blindadas -que según él mismo dijo son prestadas por un notario de apellido Guillén-, el golpeteo permanente contra Adela Román y Félix Salgado por este mismo equipo, y ahora lo que parece ser maniobras para imponerlo en la encuesta, solo están polarizando los ánimos. Eso es innecesario: si Pablo Amílcar ha ganado las encuestas como dicen, va a ganar la de Morena, no necesitaría apoyos externos, ni necesitaría de una campaña de agresión contra sus adversarios.

El problema es que, si gana así, no tendrá con quiénes interactuar y a quienes pedirles su apoyo, porque varios se sentirán agraviados, y los ciudadanos tendrán despierto el sentimiento anti imposición. Morena en Guerrero tiene poca militancia a pesar de que este es el estado en que mayor apoyo ha habido para el proyecto de la 4T. Eso significa que no son los militantes, sino los ciudadanos sin partido, los que van a valorar lo que está pasando.

Por eso es sano que desde la facción que representan el grupo de intelectuales, y algunos dirigentes de Morena, dejen al pueblo de Guerrero expresarse libremente. Si los guerrerenses eligieron de manera apabullante a López Obrador, no harán una mala elección del candidato, sea este Amílcar o no, porque los demás también son buenos candidatos. En verdad, los guerrerenses no necesitan de voces externas que le vengan a decir por dónde votar.

 

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